[...] venir lo dit en Miquel Ferrer a la dita botigua del dit son pare e veya axí mateix aquell haver e venir a la casa del tall del drap per sagellar alguns troços de drap, venint en companyia dels moços del dit son pare, com aquell dit en Miquel Ferrer fos petit, que no havia lavors de hedat de set o huyt anys [...] que lavors mudava les dents encara, que ell dit testimoni lo burlava dient-li: ‘Micalet, les rates te han menjat les dents’ [...].
Como norma general, los niños aprendían de los empleados de la propia empresa, siempre de sus padres, los secretos de la profesión, desde las calidades de los artículos, los precios y los ritmos de los mercados, las posibles oportunidades y futuras estrategias, hasta algo tan evidente como llevar la contabilidad; y, cuando una familia disponía del suficiente peculio e interés, su hijo se formaba en el extranjero, como aprendiz en la sede de una empresa mercantil mejor situada en la red de intercambios europea.
Entre los hijos de Martí Roís, el primogénito fue el que trabajó más tiempo junto a su padre, quizá incluso fue el único que lo hizo. El primer contrato notarial en el que Gonçal Roís aparece junto a su padre es de 1444. Se trata de un ápoca por una venta de lana y el hijo comparecía como procurador del padre. 144Dado que en aquella época se consideraba los 20 años como la edad de transición de la juventud a la etapa adulta de la vida, momento en que se adquiría capacidad jurídica, 145puede considerarse que la aparición de Gonçal por las mesas notariales, representando a su padre, coincide a grandes rasgos con esa edad, lo que implica que debió nacer a principios de la década de 1420, unos años después del matrimonio de Blanquina y Martí (1418). A partir de entonces, Gonçal trabajaría en la empresa del padre, supliéndolo en diferentes actividades, aunque con el paso del tiempo comenzó a prevalecer su participación en el mercado de seguros marítimos, hasta que este se convirtió en un negocio llevado casi en exclusiva por el primogénito. Su condición no es clara en esta primera época: tan pronto un notario lo trata de doncel («domicellus filius et procurator») como otro lo llama mercader («mercator filius et procurator honorabilis Martini Roiz, domicelli habitatoris Valentie»), problema de confusión de condiciones sociales que aún afectaba al padre en esa misma época, con calificaciones casi imposibles y contradictorias («domicello civi civitatis predicte»). 146Pero, en general, Gonçal se benefició de la mejora de la condición social al mismo tiempo que su padre, cuando aún era joven y ocupaba su puesto en la red de parentesco familiar: en 1447, Gonçal Roís, «domicellus minor dierum Valentie civis», nombraba procurador a Gonzalo Ruiz, «domicellum maioris dierum civem civitatis Turoli». 147
Los años de formación profesional en Valencia junto al padre acabaron y Gonçal asumió mayores responsabilidades en la empresa. En 1447, Martí lo nombró procurador para recuperar dinero y mercancías de comanditarios suyos en Pisa, Génova y Venecia. 148En los años siguientes, Gonçal desaparece de los registros notariales. Probablemente abandonó Valencia, cumpliendo las órdenes paternas. Años más tarde, en 1450, cuando Martí contrató un cambio marítimo con unos patrones vizcaínos, acordó la devolución del cambio en Génova al joven Gonçal («promittimus vobis quod [...] in civitate Genove [...] tradebimus etc. vobis sive pro vobis honorabili Gondiçalbo Roiç, domicello, filio vestro, et vel qui pro eo domum tenuerit [...] in dicta civitatis Genove [...]»). 149Ya había comenzado la internacionalización de la empresa y en ese cambio el hijo mayor cumplía un papel esencial, gestionando una sucursal en la ciudad ligur. Gonçal no regresó a Valencia hasta años después, cuando el empeoramiento de la salud del padre obligó a renovar la dirección de la empresa y de la familia. 150
Los otros dos hermanos menores que llegaron a la etapa adulta de la vida, Martí y Gil, no debieron mantener demasiada relación laboral con el padre. Al menos, y a diferencia de su hermano mayor, no aparecen en ningún contrato notarial junto a él. Es posible que los años finales de la vida del padre coincidieran con el final de la etapa juvenil de ambos y que, cuando entraran a participar en la empresa, lo hicieran ya de la mano del primogénito. 151Así parece en el caso de Gil Roís, el hermano más pequeño. En 1459, cinco años después del fallecimiento paterno, la cancillería real redactaba un salvoconducto a favor de «Gil Roiz, doncell mercader de la ciutat de València», una de esas descripciones socioprofesionales siempre curiosas. En él, el rey Juan II recordaba el asentamiento de Gil en Génova desde hacía unos años, por lo menos en vida del anterior monarca y hermano, Alfonso V:
[...] per gran temps haiau aturat en la ciudat e ribera de Génova, feent e tractant vostres mercaderies e actes mercantívols, exercint axí vivint lo senyor rey frare nostre de gloriosa recordació com aprés sa mort. 152
Los Roís habían recurrido a la monarquía temiendo que los crecientes conflictos entre catalanes y genoveses pudieran perjudicar sus intereses comerciales, los cuales Gil había llevado «per vós, per vostre pare quondam e frares en la dita ciutat e ribera de Génova». En la procuración de 1447 antes citada, en la que Martí Roís concedía poderes de representación a su hijo Gonçal, no se mencionaba a Gil, luego este permanecía aún en Valencia a la espera de su momento o aún no tenía capacidad de representación jurídica porque todavía era demasiado joven. Es más probable que, según aquel contrato de cambio marítimo de 1450, cuando Gonçal cobraba el cambio a los patrones vizcaínos, Gil estuviera en Génova a las órdenes de su hermano, pero trabajando en última instancia para su padre, el jefe de la empresa, como da a entender el acta pública. En sus últimas voluntades, otorgadas en febrero de 1454, Martí Roís confirmaba también la existencia de estos vínculos laborales, sin hacer distinción entre ambos hermanos:
Item, com los dits Goçalbo e Gil Roiz, fills meus, e cascú de aquells haien regit, procurat e administrat béns, diners e mercaderies mies, ab los presents codicils, absolch e deffeneixch aquells e cascú de aquells e confesse so content de aquells, e on de alguna cosa o quantitat, poqua o molta, me sien deutors e tornadors a aquells e a cascú dells de ço que·m deu e és tornador faç legat. 153
El fallecimiento del padre precipitó el retorno a Valencia de Gonçal, obligado a tomar las riendas de la empresa y la jefatura de la familia, mientras que Gil continuó residiendo en Génova.
De la etapa juvenil del último de los herederos varones, Martí Roís, aun no siendo el menor, nada sabemos. Su presencia en las mesas de los notarios valencianos es muy tardía: hacia 1465, cuando ya había transcurrido una década desde el fallecimiento del padre, Gonçal dirigía los negocios familiares. En 1462 compró un violario a varios nobles, representando a sus hermanos ausentes, quizá aún instalados en Génova, y contratándolo por las vidas de Gil y Martí, quienes debían ser unos adultos jóvenes. 154Gonçal había formalizado la representación de sus hermanos en la mesa del notario Joan Erau, en 1455, al año siguiente del fallecimiento de su padre. 155La empresa ya estaba en manos de la segunda generación.
11452, diciembre 2. Archivo de Protocolos del Colegio del Corpus Christi de Valencia (en adelante APCCV), protocolo n.º 11.361, Manuel Esparça.
2A. Rubio Vela: «El segle XIV», en E. Belenguer (coord.): Història del País Valencià , vol. II: De la conquesta a la federació hispànica , Barcelona, Edicions 62, 1989, pp. 213 y 237. La actualización historiográfica sobre esos años de tránsito secular en E. Guinot: «La societat valenciana en temps de Francesc Eiximenis (1383-1408)», en A. Riera i Melis (coord.): Francesc Eiximenis (c. 1330-1409): el context i l’obra d’un gran pensador català medieval , Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 2015, pp. 167-185. Sobre el crecimiento económico y mercantil valenciano del XV: P. Iradiel Murugarren: «L’evolució econòmica», en E. Belenguer (coord.): Història , cit., pp. 267-324; ídem: «El siglo de oro del comercio valenciano», en I. Aguilar Civera (coord.): El comercio y el Mediterráneo: Valencia y la cultura del mar , Valencia, Generalitat Valenciana, 2006, pp. 111-129.
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