A diferencia de los humedales, que están distribuidos entre un número pequeño de municipios diferentes, dos o tres. Por el contrario, Les Dunes de la Safor abarca a territorio de ocho municipios y en la figura 22 se representa el porcentaje de cada uno de ellos sobre el área total protegida.
Figura 20. Anchuras máxima, mínima y media de la costa valenciana
Fuente: Elaboración propia a partir de MAGRAMA (2007)
Figura 21. Superficie protegida (ha) en la franja litoral de 200 m
Fuente: Elaboración propia a partir de MAGRAMA
Figura 22: Porcentaje territorial de Les Dunes de la Safor
Fuente: Elaboración propia a partir de MAGRAMA
El recurso de la franja costera
El turismo en la costa valenciana es uno de los sectores económicos más importantes en los meses estivales. Esta temporalidad es un inconveniente para los municipios costeros por dos motivos: i) En temporada alta la masiva afluencia de visitantes, turistas o viajeros desborda la capacidad de los municipios pequeños, y estos deben hacer un esfuerzo importante para dar un servicio adecuado de alojamiento, atención sanitaria, servicio de limpieza, recogida de basura, mantenimiento de las playas, etc., y ii) en temporada baja, los comercios, restaurantes, hoteles, etc., ven reducidos sus ingresos y como consecuencia hay también una temporalidad laboral.
El mayor gasto que los municipios deben hacer en temporada alta para los servicios de limpieza o transporte, o para transportar y tratar los residuos adecuadamente, y la disminución de la actividad económica en temporada baja; insta a los equipos de gobierno municipal a obtener ingresos por otras vías. Por otro lado, la percepción generalizada que se tiene de los recursos naturales, “ no producen beneficio ”, hace que continúe en el pensamiento de personas sin conocimiento que la solución es la urbanización del suelo. Ejemplo no muy lejano fue la descabellada propuesta de personajes sin escrúpulos de urbanizar parte de L’Albufera y construir un puerto deportivo y que, afortunadamente, no obtuvo el visto bueno de la administración competente. Otro proyecto polémico ha aparecido recientemente en los medios de comunicación: la posible urbanización de la última playa virgen de Gandia, la playa de L’Ahuir, en la que todavía se pueden observar las estrellas (figura 23).
Figura 23. Playa de L’Ahuir
Fotografía: Ángel Morales
Como se ha mostrado a lo largo del capítulo, pocos kilómetros de playa sin urbanizar quedan en la provincia de Valencia y no todos los humedales existentes están protegidos. Los humedales son necesarios para el equilibrio del ecosistema, no solo por dar albergue a un número importante de especies de aves en sus procesos migratorios, sino que además impiden, o disminuyen, la salinización de los acuíferos costeros. Se debe reivindicar la necesidad de la existencia de los humedales y sistemas dunares para el correcto equilibrio de los frágiles ecosistemas costeros. Asimismo, su existencia puede ser un reclamo turístico durante todo el año.
El turismo de sol y playa no es el único. Se debe diversificar a otro tipo de turismo que no dependa únicamente del sol y del buen tiempo. En los humedales hay una diversidad elevada de diferentes especies de aves, que van cambiando en función de la época del año. Por tanto, la conservación de estos recursos naturales, a medio y largo plazo, será muy beneficioso para los municipios de la costa.
Conforme nos adentramos en el territorio, desde la línea de costa, el uso urbano va ganando importancia en detrimento del uso natural del suelo. Además, la urbanización del suelo conlleva otro problema asociado a la misma; y más grave cuanto más cercana al mar. El muro de hormigón levantado a lo largo de la costa, en la noche, se convierte en un muro de luz que proyecta su contaminación a cientos de kilómetros, y que se puede observar desde la estación espacial internacional que orbita a más de 400 kilómetros sobre nuestras cabezas. Torres de apartamentos, paseos marítimos (Figura 24) e infraestructuras portuarias emiten una luz que afecta a todos los niveles del ecosistema, plantas, insectos o vertebrados (Longcore y Rich, 2004). La mayor parte de las migraciones se producen por la noche y las aves migratorias y la fauna marina son los más perjudicados.
Figura 24. Playa de Gandia
Fotografía: Ángel Morales
Como es bien conocido, el turismo es uno de los pilares fundamentales del desarrollo y se debe llamar la atención de dos graves amenazas para nuestro litoral, y que pueden hundir la economía local de los municipios costeros. Por un lado, a corto plazo, las prospecciones petrolíferas en el Golfo de Valencia, a pocos kilómetros de la costa, podría ocasionar la huida de los turistas en busca de playas más limpias y menos antropizadas; y por otro lado, a medio plazo, el asumido aumento del nivel de las aguas consecuencia del cambio climático y deshielo de los polos. Este aumento previsible del nivel del mar varía en función de la fuente consultada. Las previsiones más optimistas (Church et al. 2001) lo estiman entre 11 y 75 cm hasta finales del siglo XXI, si bien tendría consecuencias importantes en los humedales costeros al inundarlos o destruirlos e incrementando la intrusión salina. En el informe “ Evaluación preliminar de los impactos en España por efecto del cambio climático ”(Moreno, 2005) estiman como escenario probable un aumento del nivel del mar de 1 m, e indican que buena parte de las zonas bajas costeras se inundarán. Por último, según las previsiones más pesimistas, un aumento del nivel del mar hasta de 7 metros antes del final del siglo XXI (Informe Greenpeace). Esto implicaría que la línea de costa se adentraría en tierra una media de 500 metros. En esos momentos deberíamos hablar de la “isla de Cullera”.
Otro problema de la línea de costa es la pérdida de la arena de las playas por efecto de la erosión, siendo las dos principales causas producidas por el hombre: i) la construcción de embalses en los ríos que reducen el aporte de material sólido a las playas, y ii) la construcción de estructuras a lo largo del litoral que alteran las corrientes marinas en la costa. En la costa mediterránea la erosión se ha disparado como consecuencia de la elevada reducción de los aportes sólidos fluviales debido a la regulación y reforestación de las cuencas fluviales y la construcción de embalses (Sánchez-Arcilla et al. 2001). Además, la construcción de puertos, junto con la edificación de urbanizaciones e infraestructuras y las estructuras de defensa de costa interrumpe o modifica la deriva litoral. Ello ha supuesto la erosión de la franja arenosa que separaba humedales costeros del mar, como entre Puçol y Massalfasar debido al puerto de Sagunto o la restinga de la Albufera entre Valencia y Cullera por el puerto de Valencia.
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