Parece una buena cifra el que el 42% del territorio de la provincia de Valencia se encuentre “protegido”. Sin embargo, la realidad es que, básicamente, es una protección “de papel”, ya que en su mayor parte no se realiza ningún tipo de gestión. Incluso las figuras más emblemáticas, como son los Parques Naturales, se encuentran hoy en día bajo mínimos de personal, y sin unos objetivos claros. Con todo ello, el panorama es desalentador. Al menos, sirve algo de consuelo que la legislación es cada vez más favorable a la conservación de la naturaleza, por lo que, si un espacio está protegido, es más difícil que se puedan realizar intervenciones que dañen sus ecosistemas o especies.
Desde el prisma del presente capítulo, centrado en los recursos, es previsible que, si continúa la situación actual, estos recursos se vayan deteriorando. Una vez un espacio está designado con alguna figura de protección, por ejemplo, una ZEPA, tiene una inercia y puede llevar tiempo para que oficialmente deje de considerarse así, pese a que los valores que llevaron a su designación se vayan deteriorando.
RÍOS, RAMBLAS Y EMBALSES
Ríos y ramblas
Todos los ríos de la provincia de Valencia pertenecen a la demarcación de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que abarca un espacio mucho más grande y que incluye, además, territorio de las provincias de Albacete, Alicante, Castellón, Cuenca, Teruel, y una pequeña parte de Tarragona. En la figura 13 se muestran los ríos, ramblas y embalses de la cuenca hidrográfica completa.
Para dar una visión general del espacio que recorren los ríos, arroyos, ramblas o barrancos sería mucho más coherente hacerlo desde el punto de vista de la cuenca hidrográfica; sin embargo, en el presente capítulo, la descripción de los mismos se hará únicamente de la parte que recorre el territorio de la provincia de Valencia.
Con diferencia, los ríos más largos en la provincia de Valencia son el Magro (155 km), el Túria (131 km), el Júcar (105 km) y el Cabriel (101 km). Les siguen de lejos los ríos Cañoles (56 km), Reconque (51 km) y Tuéjar (49 km). En la tabla 4 se muestra la longitud de los diferentes ríos, arroyos y ramblas de la provincia de Valencia y las distancias parciales en los diferentes sistemas de explotación.
Figura 13. Mapa de los ríos, ramblas y embalses de la Cuenca Hidrográfica del Júcar
Tabla 4. Longitud y distancias parciales (km) de los ríos, arroyos y ramblas de la provincia de Valencia y distancias parciales en los diferentes sistemas de explotación
Fuente: Elaboración propia a partir de Confederación Hidrográfica del Júcar
No obstante, su longitud no es reflejo de los caudales de los mismos. Así, el río Magro mantiene unos caudales testimoniales y, en la mayor parte de su recorrido, prácticamente solo discurre agua en episodios de tormentas. Además, dentro de un mismo río, y como consecuencia del empleo agrícola de las aguas o de la regulación por los embalses, el caudal varía considerablemente dependiendo del lugar donde se toma la lectura. En la tabla 5 se resumen los valores medios de los caudales (m 3/s) en diferentes puntos de los ríos Turia, Júcar, Cabriel y Magro en el intervalo temporal de mayo de 2013 a mayo de 2014.
Tabla 5: Caudales medios en el intervalo mayo 2013 a mayo 2014 (m3/s)
*SD: Desviación estándar de 365 valores
Fuente: Elaboración propia a partir de Confederación Hidrográfica del Júcar
En cuanto a la superficie de las cuencas, esta es reflejo del número de elementos que las componen: ríos, arroyos, barrancos y ramblas. Así, las dos más importantes son la cuenca del Júcar que, con sus 25 elementos, abarca una superficie de 6.386 km 2, y la cuenca del Túria que, con 13 elementos, cubre una superficie de 2.644 km 2. Les siguen en importancia, muy de lejos, las cuencas de los ríos Serpis (226 km 2), Palancia (145 km 2), Jaraco (96 km 2), Vinanopó (77 km 2) y Beniopa (49 km 2). Incluso algunas ramblas y barrancos, como el Barranco del Poyo (430 km 2) o la Rambla del Carraixet (303 km 2), en las que tan solo discurre agua en episodios de lluvia, poseen una superficie superior a los últimos ríos nombrados.
Al relacionar la superficie que abarcan cada una de las diferentes subcuencas hidrográficas en la provincia de Valencia (figura 14), con los kilómetros lineales de todos los elementos existentes en cada una, se pueden diferenciar claramente dos tipos. Los ríos Turia y Júcar, el barranco del Poyo y la Rambla del Carraixet abarcan, por cada kilómetro lineal, una superficie de 8,1; 8,0, 7,7 y 7,6 km 2respectivamente. El otro conjunto agrupa a los ríos Beniopa, Jaraco, Palancia y Serpis, que por cada kilómetro lineal les corresponde una relación de 5,5; 4,6; 4,3 y 4,2 km 2respectivamente. Por último, en la costa, una parte importante de superficie vierte directamente al mar, son los denominados sistemas interfluviales.
Embalses
Los grandes ríos de Valencia, el Júcar y el Turia, se incorporan en la provincia por los sistemas montañosos del oeste y noroeste respectivamente. En ambos casos, los ríos serpentean a través de gargantas y estrechos, lo que ha hecho posible la construcción de diferentes embalses en su recorrido antes de su llegada a los anchos valles del final de trayecto. Cuatro grandes embalses, con capacidad superior a 100 hm 3, están presentes en la provincia de Valencia. No obstante, el embalse de Contreras, el más grande en superficie y en volumen máximo posible de agua almacenada, que controla el río Cabriel en su entrada en la provincia de Valencia, almacena la mayor parte del agua en territorio conquense.
En la tabla 6 se recogen los datos más significativos de los 11 embalses que están en funcionamiento en la actualidad en la provincia de Valencia. Todos ellos abarcan una superficie de 7.160 ha y tienen una capacidad máxima de almacenamiento de agua de 1.904 hm 3. También se indican los usos permitidos en los diferentes embalses: abastecimiento, riego, electricidad, industrial o recreativo.
Es habitual que el agua acumulada en los embalses de la provincia de Valencia se encuentre, en su conjunto, muy por debajo de la capacidad máxima de los mismos, y este año de sequía no es una excepción. De los 1.904 hm 3de capacidad máxima de los embalses, a 31 de mayo de 2014, tan solo 738 hm 3están almacenados: un 38,8% del total. Esta falta de agua en los embalses, más acentuada a finales de los meses de verano, sirve como amortiguador de los episodios de gota fría al ser capaces de almacenar un volumen importante de agua, que de otra manera incrementarían los daños aguas abajo de los embalses. No obstante, si llueve torrencialmente aguas abajo de la cerrada de los embalses, dada la gran superficie de algunas subcuencas, las inundaciones no siempre se pueden evitar.
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