El comportamiento de todos ellos hasta la celebración de las elecciones y el tratamiento que dan a los actos de gobierno y a las propuestas de la oposición es la materia esencial de nuestro análisis. El año y medio posterior hasta que se aprueba la Constitución es objeto de una atención más tenue, dada la mayor coincidencia de posicionamientos, con el único caso de El Alcázar , cuyo protagonismo en la oposición a la democracia y la invocación al golpismo requieren tratamiento más extenso. En el caso de los vascos Deia y Egin , aparecidos respectivamente una semana antes y diez semanas después de las elecciones, su comportamiento político después de estas es muy relevante por las posiciones de abstención y negativa en el voto a la Constitución defendidas por las fuerzas nacionalistas a las que están vinculados uno y otro diario.
La parte destinada a «Periodistas y políticos» ofrece tres capítulos que tratan del comportamiento político de los periodistas y a sus relaciones con los partidos y dirigentes políticos, aunque de menor exhaustividad y alcance que los resultados obtenidos del estudio de los diarios. En primer lugar, un ejercicio colectivo y anónimo de memoria profesional a cargo de los quince periodistas, participantes en la citadas tres sesiones de grupos de discusión, que formaron parte de las redacciones de varios de los diarios analizados. El segundo capítulo recoge los resultados de cuatro entrevistas en profundidad a políticos y periodistas, mientras que en el tercero de reproducen las reflexiones efectuadas por otros tres periodistas participantes en un seminario de investigación. Aunque menos exhaustivos que los de la parte dedicada a los diarios, los resultados del proyecto ofrecidos en esta segunda dedicada a las relaciones entre periodistas y políticos ofrecen datos y reflexiones de gran interés.
El libro se completa con un epílogo en el que se establecen unas conclusiones sumarias y se propone una interpretación sobre los límites y excesos del llamado «parlamento de papel» en lo que atañe al papel de la prensa diaria durante la Transición.
Durante el proceso de preparación editorial de este libro, ha fallecido súbitamente uno de los autores, a causa de una afección cardíaca. Josep Maria Sanmartí Roset (Barcelona 1945 – Madrid 2017) fue durante veinte años corresponsal político del diario Avui en Madrid y más tarde se incorporó a la docencia e investigación universitarias. Siendo profesor de periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid se incorporó al equipo del Grup de Recerca en Periodisme de la Universitat Pompeu Fabra para la realización del proyecto de investigación sobre el papel de la prensa diaria durante la Transición, cuyos resultados se exponen en este volumen. Los compañeros, que no olvidaremos el gozo de su amistad y bonhomía, queremos destacar la valiosa colaboración de ese excelente investigador, que ha sabido poner al servicio del conocimiento la experiencia vivida como periodista durante el período objeto de estudio. Los lectores podrán apreciarlo en los capítulos que llevan su firma.
1. Luis María Ansón: «La Monarquía de todos», ABC , 21 de julio de 1966.
2. «Retirarse a tiempo: No al general De Gaulle», Madrid , 30 de mayo de 1968.
3. «El papel de la prensa diaria en la Transición. Cobertura informativa y comportamiento político de periódicos y periodistas», CSO 2012 36774. Investigador principal: Jaume Guillamet. Equipo de investigación: Marcel Mauri, Carles Pont, Ruth Rodríguez, Francesc Salgado, Christopher Tulloch, David Caminada, Rita Luis y Anna Nogué (Universitat Pompeu Fabra), José María Sanmartí (Universidad Carlos III) y Jezabel Martínez (Universidad de Sevilla).
I.
EL CAMBIO VIGILADO
1. EL CAMBIO VIGILADO
Jaume Guillamet Christopher D. Tulloch
En el primer gobierno del rey –segundo presidido por Carlos Arias Navarro, que se aferró al nombramiento por cinco años hecho por Franco en enero de 1974–, el Ministerio de Información y Turismo fue confiado al diplomático Adolfo Martín-Gamero y González-Posada, nieto de académicos. Para la Dirección General de Coordinación Informativa, se nombró al veterano periodista Carlos Sentís, hasta el momento director de Radio Barcelona y presidente de la Asociación de la Prensa de esta ciudad.
El resultado más visible de la nueva orientación política fue la aparición de dos nuevos diarios – Avui , 23 de abril de 1976 en Barcelona, y El País , 4 de mayo, en Madrid–, cuya autorización fue saludada como símbolo de la nueva época que se abría. El permiso otorgado al primer diario en catalán de la postguerra, a finales de enero de 1976, se ha atribuido personalmente a la gestión de Sentís, formado en la prensa catalanista de los años 1930, y su salida a la calle se aceleró por temor de sus editores, vinculados a la oposición catalana, a una eventual marcha atrás del gobierno (Cadena, 2004). En el caso de El País , la autorización había sido concedida el mes de septiembre anterior a una empresa entre cuyos promotores figuraban Manuel Fraga Iribarne, que en el momento de su aparición es vicepresidente político y ministro de Gobernación, y José María de Areilza, que es ministro de Asuntos Exteriores. Su publicación fue resultado de un proceso más largo y meditado de preparación (Seoane y Sueiro, 2006).
La aparición de una primera tanda de nuevos diarios se completó este mismo año con Diario 16 , el 18 de octubre, promovido por los editores del semanario Cambio 16 , vinculados a la oposición antifranquista, y un vespertino de vocación popular sensacionalista, Catalunya Express , el 14 de diciembre, en Barcelona, perteneciente al grupo editor del semanario Mundo y de Mundo Diario. En vísperas de las primeras elecciones democráticas, aparecería en Bilbao Deia , 8 de junio de 1977, órgano oficioso del Partido Nacionalista Vasco, y el 29 de septiembre de ese mismo año en Hernani Egin , portavoz de la izquierda abertzale vasca.
En todos los casos, las autorizaciones de esos nuevos periódicos y otros más, antes y después de las elecciones, se llevaron a cabo siguiendo lo establecido por la Ley de Prensa e Imprenta aprobada en abril de 1966, por iniciativa del entonces ministro de Información y Turismo Manuel Fraga Iribarne, con las preceptivas autorización e inscripción en el Registro Oficial de Empresas Periodísticas. Hasta el 1 de abril de 1977 no procedería el gobierno presidido por Adolfo Suárez, nueve meses después de su constitución, a la derogación de los artículos 2 y 69 relativos a las limitaciones a la libertad de prensa y las sanciones relativas a su infracción. En lo demás, dicho texto legal seguiría vigente hasta que la aprobación de la Constitución, el 6 de diciembre de 1978, anulara automáticamente la mayor parte de su articulado.
Las limitaciones establecidas por el artículo 2 a la libertad de prensa, proclamada en el artículo 1, eran las siguientes:
el respeto a la verdad y a la moral; el acatamiento a la Ley de Principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales; las exigencias de la defensa Nacional, de la seguridad del Estado y del mantenimiento del orden público interior y la paz exterior; el debido respeto a las Instituciones y a las personas en la crítica de la acción política y administrativa; la independencia de los Tribunales, y la salvaguardia de la intimidad y del honor personal y familiar.
Según el artículo 39 de la ley, la responsabilidad de cualquier infracción recaía en el director del periódico, con independencia de las responsabilidades de orden penal o civil que puedan recaer sobre otras personas.
Читать дальше