L’informe del militar José de Roxas (Campón i Pastor, 1988), de 1788, descriu una situació semblant: defenses, pertrets i cos militar continuaven en un estat molt deteriorat, potser més evident que abans. No sols són presents encara els efectes de la Guerra de Successió, sinó també un estat d’abandó generalitzat i de falta de modernització, fet que en part explica el que va succeir a l’inici de la Guerra del Francés, la rendició de la ciutat i el castell sense cap tipus d’enfrontament:
Continuando la costa del mar, se halla esta plaza a distancia de 14 leguas de Valencia, al sureste enfrente de la ysla de Yvisa que está al este, y cabo Martín a unas cinco leguas al sureste; su situación es una llanura a la orilla del mar con un puesto donde se hace mucho comercio de los frutos del país, aunque en el dia esta quasi inutilizado y ciego por causa de descargar dentro de él el lastre de todas las embarcaciones. Sus fortificaciones 13consisten en un antiguo muro flanqueado de torreones terraplenados, que algunos pueden servir de bateria. A la parte de noreste está el castillo, sobre un pañasco que se avanza hacia el puerto, sitio mui ventajoso, assi para su defensa como para la población y campaña; se compone de un mal recinto antiguo que se halla quasi del todo arruinado, aunque se conserva en la cumbre un segundo, o interior recinto compuesto de cortinas y torreones que sirven de baterias, unido por dos alas a una bateria baja cerrada, llamada el Bergel, mui capaz y util para dominar el puerto y arrabal de la marina.
Actualmente se halla incapaz de resistir un ataque formal, y es puesto de mucha importancia, no sola para la seguridad de su puerto, que ha sido siempre apreciable, sino por el mucho y abundante pais que cubre, asegurando también por esta parte a la capital del Reyno; y si en tiempo de guerra cayese en manos de enemigos, seria costosa su restauración, como sucedió a principio de siglo.
Los governadores que ha havido en esta plaza han obtenido regularmente la graduación de brigadieres o coroneles. El que lo sirve actualmente es el theniente coronel don Josef Montero, que a los 45 años de mérito que tiene contraido en la última guerra de Italia y exercito de operaciones de America bajo el mando del comandante general don Victorio de Navia, junta el de actividad, celo por el bien del real servicio y capacidad.
Hay en esta plaza un teniente de rey, con el grado de theniente coronel, un sargento mayor y dos ayudantes.
Para en tiempo de paz se considera bastante la compañía provincial de ymbalidos de su dotación, al número de sesenta hombres de su completo, pues en el dia solo tiene treinta, y de estos más de quince ynutiles para el servicio, y el destacamento de onze artilleros al cargo de un sargento. Pero en el de guerra se necesitaria de un batallón de ynfanteria, y el aumento regular del destacamento de artilleria.
De pertrechos existen en el castillo dos cañones de bronze del calibre de a 2; y 17 de hierro de dibersos calibres; 11 cureñas de plaza; una de marina útil y otra inútil. Loa juegos de armas están asimismo de poco servicio, y faltan muchas piezas. También ay 12 morteros de bronze y 11 de hierro de 4 y 6 pulgadas de diámetro con sus ajustes correspondientes, y cantidad de granadas reales, de granadas de mano, frascos de vidrio, bañas de todos los calibres para los cañones, y 145 quintales de balas de plomo para fusiles, ademas de nueve cajones llenos de cartuchos para los mismos, y 34.176 piedras de chispa y 39 quintales de polvora, con otros varios efectos de artilleria.
Los referidos pertrechos y municiones son suficientes atendidas las circunstancias en que se halla aquel castillo, y solo convendria en caso de guerra completar las cureñas y juegos de armas que faltan y tener alguna reserva, como igualmente algunos fusiles.
Últimamente, resta hablar del puerto; esta formado este por unos bancos de piedra que llegan hasta cerca de la superficie del agua, dexando solo dos bocas para su entrada; la principal dista un quarto de legua de la orilla del mar, solo se puede entrar por ella con tiempos medianos y nunca con tormentosos, ni con los vientos del oeste y suroeste; se necesita mucha práctica para no perderse en esta entrada, que cada dia se va dificultando más por lo mui sucia que se halla, permitiendo solo su fondo recibir buques menores y quando más de cinco mil quintales de porte, quando en lo antiguo podia entrar en el toda especie de bastimentos, y treinta años hace, aun recivia fragatas de 40 cañones. La otra boca o canal, que esta mas al oeste, es de mui dificil entrada por un banco de arena que la cruza, y assí por lo regular nunca se aventuran a pasar por ella los navegantes.
El mal estado de este puerto es la mayor seguridad de la plaza por esta parte, pues como se ve no puede abrigar esquadra alguna enemiga que intentase apoderarse de ella.
Enfrente de la entrada principal del puerto, y a tiro de fusil de la plaza, ay un pequeño fortín para su defensa, en el que existen un cañon de bronce del calibre 16 desmontado, otro de hierro de a 18 montado sobre cureña de plaza, de buen servicio, y otro también de hierro de calibre de a 4, montado sobre cureña de marina inutil, con sus juegos de armas correspondientes, y completos para los cañones de a 18 y 4; veinte valas de a 18 y treinta de a 4, deveria montarse el cañon de bronce, poniéndole su correspondiente juego de armas y veinte balas de su calibre; e igualmente tener un quintal de polvora de repuesto con algunas granadas de mano.
Guarnece este fortín un sargento de ymbalidos, que vive en él con su familia, que es lo mismo que estar abandonado, deberian colocarse en tiempo de paz lo menos un cabo y quatro hombres, y en el de guerra un sargento con 15 hombres y 3 artilleros.
Cap a la fi de segle, la ciutat mostra signes de recuperació econòmica segons l’opinió de Chabàs (1985: 442):
Al terminar el siglo XVIII ofrecía ya Denia un aspecto muy diferente. Su población llegaba a quinientos vecinos, y no distribuidos entre la Villavieja y ciudad, como antes, sino reunidos la mayor parte en esta última y unos pocos en el arrabal; en el campo apenas había una que otra casita, pues éstas empezaron a construirse cuando principió la cosecha de la pasa moscatel, de cuyo fruto, a últimos del siglo XVIII, solo se recogían aquí cien quintales. En nuestra ciudad se habían establecido fuertes casas de comercio, francesas casi todas, las cuales ayudaron mucho al desarrollo de la riqueza del país.
Però si la recuperació era evident, la visió que oferia Dénia, sobretot a aquells visitants coneixedors del passat il·lustre de la ciutat, era decebedora. Dues descripcions, de la fi del segle XVIII i principi del segle XIX, incideixen en la pèrdua de l’esplendor passada, fent sobretot referència a les arruïnades muralles del fortí.
La primera és de Cavanilles (1795: 211):
La última poblacion del Marquesado, la mas meridional é inmediata al mar es la ciudad de Dénia, famosa en tiempos de Romanos y Moros, reducida hoy dia á 400 vecinos, y á otros 100 en el arrabal. Nada le queda de su antigua gloria sino lápidas y monumentos mutilados de la fortaleza. Los antiguos muros, aunque reparados despues de la conquista, ó amenazan ruina, ó están desmoronados: las torres, principalmente la llamada de en Carrús ó Carrós, solamente conservan parte del suelo que ocupáron, mas distante al parecer del mar que lo estuviéron en otros siglos: fundan esta conjetura los vestigios de la antigua dársena, y las grandes argollas de hierro que aun permanecian pocos años hace, la qual dársena está mucho mas separada del mar que la citada torre; y si en otro tiempo abrigaba buques, hoy terraplenada sostiene algarrobos, almendros y sembrados: síguense los edificios de la ciudad en la raiz septentrional del Mongó, quedando al este y á poca distancia el puerto, el qual es de poca capacidad é incómodo por las rocas que casi á flor del agua corren en arco media legua, dexando una sola abertura ó canal por donde entran y salen las embarcaciones.
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