En México, el cantante de “Contigo aprendí” fue su vecino e iba constantemente a grabar a su estudio. Es más, Armando le regaló un piano muy costoso. Vale resaltar que la intérprete posee uno de los mejores estudios de grabación del país. “Fue un hombre tan profesional, sumamente responsable, con una puntualidad que no podías llegar ni un minuto tarde, porque te decía de lo que te ibas a morir [risas]. Aprendí con él el buen gusto, conocía los mejores restaurantes de todas partes del mundo. Es un hombre irremplazable. Me hace mucha falta. Como compositor es difícil que alguien lo supla”, asegura.
Según Tania, Chabuca Granda tenía el mismo carácter que Armando Manzanero. “Él fue el paternal y ella, la maternal”, afirma. María Isabel “Chabuca” Granda y Larco, además de ser una de las peruanas más universales, es una leyenda de la música latinoamericana. Granda y Larco empezó su carrera en 1953, como cantante de música criolla. Asimismo, compuso guiones de cine y obras de teatro. Temas como “La flor de la canela”, “José Antonio”, “El puente de los suspiros”, y otros, fueron versionados por artistas de todo el mundo, como Caetano Veloso, Celia Cruz, Fito Páez y, por supuesto, Tania Libertad.
Ella conoció a Chabuca a través del guitarrista argentino-peruano Luis Gonzáles. “Tuve la suerte de conocerla cuando yo era jovencita. Fue una mujer con una sabiduría increíble”, precisa. Asimismo, Tania alude a la fase política de Granda Larco, en la que dedica un ciclo de canciones a Javier Heraud, poeta y guerrillero peruano. No obstante, tiempo después Chabuca viajó a Chile, donde respaldó al militar y dictador chileno Augusto Pinochet, por lo que fue cuestionada seriamente.
Nos llamó a todos preguntando ¿por qué la criticamos? Nos dijo cosas muy sabias como “Yo hago mis amistades por afecto, no por ideología”, o “Están pecando de jóvenes”. Eso jamás se me va a olvidar. Tenía mucha razón. Pecar de jóvenes es saber a quién juzgar. Para hacerlo, tienes que ser una persona muy sabia, como ella, vivir todo lo que vivió. Lo que ella quiso decir es: “Primero vivan y luego me vienen a decir algo”.
Tania percibió esa falta de experiencia de la vida cuando la misma Chabuca le dijo que no interpretara uno de sus temas más icónicos. “Ella me dijo que no debía cantar ‘Cardo y ceniza’: ‘Está hecha para mujeres mayores. Te falta vivir mucho para cantarla’. —No le hizo caso—. Pero ahora entiendo por qué me lo dijo y tenía toda la razón”, admite.
Asimismo, considera que aún queda mucho por descubrir sobre la compositora de “Fina estampa”. “El 98% de la gente no conoce su obra como debería conocerla. Ella enriqueció sus letras y música con las armonías que le ponían otros músicos. Esa es la segunda parte de su obra, donde hace canciones de los ciclos de la muerte de Violeta Parra o Javier Heraud. Nada de eso se conoce en el extranjero”, comenta, convencida. En 1983, Tania grabó un álbum en homenaje al fallecimiento de Chabuca. Más recientemente, durante la pandemia de covid 19, estuvo desarrollando una segunda producción por petición de la hija de la compositora.
En la ruta de la libertad
Así como Granda Larco formó vínculos con escritores, Tania también fue más allá de la música. “Sigo vinculada a la literatura. [La música] es un arte que se complementa con una letra bien estructurada, lo que deja mucho más a la audiencia”, afirma. Para ella, la poesía es imprescindible porque “nos hace ver el mundo de una manera distinta”.
Ha musicalizado poemas de Mario Benedetti y Pablo Neruda. Asimismo, fue gran amiga de los ganadores del Nobel, Octavio Paz y Gabriel García Márquez. El tema favorito de “Gabo”, “Nube viajera”, es interpretado por ella. García Márquez pedía que se lo cantara en diversas ocasiones, como su cumpleaños. “Le encantaba cantar, siempre me pedía cantar y le cantaba todo lo que me pedía. A veces eran jornadas largas de bohemia”, menciona Tania.
José Saramago, otro ganador del Premio Nobel de Literatura, dedicó unas palabras a la peruana en el prólogo del álbum La vida, ese paréntesis (Circo 13, 1998). “La primera vez que escuché cantar a Tania Libertad fue una revelación de lo alto, de un lugar donde sólo una voz desnuda podría llegar, sola en el mundo, no acompañada de ningún instrumento. Tania cantó a capela una composición de Rafael Alberti, ‘La Paloma’, y cada nota tocó una cuerda en mi alma hasta que quedé completamente deslumbrado”.
“Yo sólo sé que lo que hago es con enorme honestidad, sin pensar en causas y consecuencias. Soy una persona que respeta su identidad, sus ganas, su honestidad. Estoy muy orgullosa de lo que hice y de lo que sigo haciendo”, apunta esta artista versátil. Su registro vocal le ha permitido cantar diversos géneros musicales: boleros, trova, salsa, folk, música latina, country y hasta rock. La lista sigue.
Su destacada trayectoria la llevó a ser distinguida, en 2009, con el Grammy Latino a la Excelencia Musical. Al año siguiente, recibió la Orden al Mérito en el grado de Gran Oficial por parte del Estado peruano. Asimismo, la Municipalidad de Lima le otorgó la Medalla de Lima, el Gobierno Regional de Lambayeque la condecoró con el Señor de Sipán, máximo galardón para sus ciudadanos sobresalientes, y Zaña la nombró “Hija predilecta”. Sumado a ello, Tania es Artista por la Paz de Unesco y Embajadora Iberoamericana de la Cultura de la Secretaría General Iberoamericana en Madrid, sólo por mencionar algunos méritos.
Cortesía de la artista.
En 2012, Tania cumplió cincuenta años de carrera artística y realizó un espectáculo que tituló 50 años de Libertad. Las celebraciones, que también se dieron en Perú, culminaron en México. A modo de reflexión, reconoce que vive enamorada del país norteamericano. “Es un país parecido a Perú en cuanto a su comida, tiene bebidas fuertes como el tequila y la gente es muy amable, solidaria y musical”, asevera. En 2021, su estancia allí cumplió cuarenta y un años.
Además, la pandemia de covid 19 no la detuvo. “Me meto diez horas al estudio para avanzar en un proyecto, no quiero dejar ningún pendiente”, así, tiene programadas presentaciones para los próximos meses. A largo plazo, desea ofrecerle un regalo al Perú, como si todas las alegrías que le brinda no fuesen suficientes. “Quiero sentarme a grabar con un buen guitarrista y cantar todo lo que sé de valses peruanos, grabarlos como son. Con el tiempo se han transformado tanto en su música como en su letra. En mi cabeza tengo las versiones originales que muchas veces me dieron los propios compositores”, comenta, decidida. Su propósito es que este material esté disponible para quien desee consultarlo.
Al pensar en la música peruana, Tania aconseja a los nuevos artistas explorar industrias musicales como la mexicana. “El talento peruano se puede desarrollar aquí, pero tendrían que atreverse a salir. Yo me fui solita con quinientos dólares y los estiré, pasé muchos días difíciles. El propio artista tiene que decidir su futuro”, dice, convencida.
Ser parte de la cultura musical latinoamericana, peruana y mexicana le ha dejado muchos momentos especiales, sobre todo en México, donde ha pasado más de la mitad de su carrera. Considera que no podría nombrar sólo uno.
Son muchísimas cosas. Me remitiré a una situación bonita: la conexión que logro con los mexicanos cuando canto su música. Pocas cantantes extranjeras lo han logrado. Le di un estilo distinto. En lugar de cantar las rancheras de forma bravía, las llevo al lugar de la ternura. No grito las canciones, las digo con mucha dulzura. Los mexicanos lo reciben de una manera que me halaga mucho. Se emocionan hasta las lágrimas. México es de una intensidad…, tan amoroso como nosotros. Si tuviera que resumir en una palabra a los peruanos y a los mexicanos, sería la pasión. Una de las cosas más lindas [que me han dicho] es que los mexicanos se terminan peleando con los peruanos porque dicen que yo soy mexicana [risas].
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