Sobre la afirmación profética de Jesús en la aleya 49, sura 3 del Corán leemos:
Y [será Jesús] un profeta [enviado] a los Hijos de Israel [que proclamará]:
En verdad, he venido a vosotros con una señal procedente de vuestro Señor. Crearé para vosotros, del barro, algo con la forma de un pájaro, luego soplaré sobre él y será un pájaro [vivo], con el permiso de Dios.
Y sanaré al ciego y al leproso y resucitaré al muerto, con el permiso de Dios.
Y os informaré de lo que coméis y de lo que guardáis en vuestras casas [sin haberlo visto].
En verdad, en ello hay una señal [de que yo soy un profeta] para vosotros, si es que sois creyentes. [9]
Los musulmanes veneran a Jesús como profeta. Esta posición islámica respecto a Jesús también será mencionada en la Declaración sobre las religiones no cristianas (Nostra aetate) del Concilio Vaticano II de la Iglesia católica. Como indica Imbach: «Esta afirmación, que se encuentra en la Declaración conciliar sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, no pretende ser una síntesis de lo que el Corán enseña sobre Jesús, sino una simple indicación de que el Islam considera a Jesús como profeta.» [10]
2. EL ESPÍRITU SANTO EN EL ISLAM
El Islam enseña que el Espíritu Santo es sólo una teofanía de Dios y no Dios mismo. Enseña que Jesús habló en la cuna, profetizando la venida de Mohammad y después se refería a él cuando prometió la venida del otro consolador. En este sentido, en la aleya 87 de la sura 2 del Corán aparece lo siguiente:
Verdaderamente, entregamos a Moisés la Escritura y después de él seguimos enviando profetas.
Y dimos a Jesús hijo de María las pruebas claras y le fortalecimos con el Espíritu Santo.
¿Es que, cada vez que os lleguen Mensajeros que vuestro ego no desea, os mostraréis arrogantes?
Habéis desmentido a algunos y a otros los habéis matado. [11]
Por este motivo, el Islam no acepta la doctrina cristiana de la Trinidad, y ve en Jesucristo uno de los grandes profetas y mensajeros de Dios. Asimismo, el Corán se refiere a Jesús como Espíritu de Dios. Hans Küng y Josef van Ess puntualizan respecto al concepto coránico de Espíritu Santo: «Cierto es que siempre es entendido como mero instrumento de Dios; incluso la mística islámica o la filosofía influida por el neoplatonismo, las cuales apelan ocasionalmente a estos pasajes, nunca extraen de ellos ni la más mínima implicación trinitaria.» [12]
Respecto al término Paráclito y su comparación con el Espíritu Santo, cabe destacar que el profeta Mohammad nunca se contempló a sí mismo como el Espíritu Santo, tal como se equipara el Paráclito en el Evangelio. [13]
En otro orden de cosas, podemos fijar que existen evidentes pruebas de la explicación coránica acerca de Jesús, apoyadas en los siguientes elementos:
• La propia historia inicial del cristianismo que continuó durante tres décadas después de la desaparición de Jesús como una secta dentro del judaísmo. «Durante las tres primeras décadas después de la muerte de Jesús, el cristianismo continuó como una secta dentro del judaísmo. Las primeras tres décadas de la existencia de la Iglesia fueron dentro de la sinagoga. Esto sería increíble si ellos [los seguidores] hubieran proclamado abiertamente la deidad de Jesús.» [14]
• Las creencias de numerosas herejías cristianas a lo largo de la historia del cristianismo.
• Los hallazgos de numerosos eruditos bíblicos y de investigaciones científicas aplicadas a la Biblia.
• El instinto de mucha gente (algunos de los cuales piensan que son cristianos), que creen en un solo Dios, pero no pueden aceptar a Jesús como Dios o como hijo de Dios. [15]
El Dr. Robert Alley mantenía el punto de vista de que Jesús nunca pretendió ser el hijo de Dios y, atendiendo a numerosas investigaciones en documentos que habían sido hallados recientemente, llegó a la siguiente conclusión: los pasajes de la Biblia en los que Jesús habla del hijo de Dios, son adiciones posteriores… Esta pretensión de deidad para sí mismo no habría sido coherente con el estilo de vida de Jesús, tal como lo podemos reconstruir. ¿A quién rezaba Jesús? Desde luego, podemos afirmar categóricamente que no se rezaba a sí mismo.
El Corán considera el nacimiento de Jesús como milagro, lo mismo que en el caso de Adán. Dice Dios en el Corán: «Si os maravilláis de la creación de Jesús sin padre, más deberíais maravillaros de la creación de Adán sin padre ni madre».
A este respecto en la aleya 91 de la sura 21, la aleya 50 de la sura 23 y las aleyas 50 y 60 de la sura 3 del Corán leemos: «Y [recuerda] a aquella que protegió su castidad y en la que Nosotros insuflamos de Nuestro Espíritu. Y pusimos a ella y a su hijo como una señal para toda la humanidad». [16]
El hecho de que el Corán nombra a María antes que a su propio hijo demuestra la alta consideración que Dios le otorga. [17]«E hicimos del hijo de María y de su madre una señal y les alojamos en una colina fértil y segura provista de manantiales». [18]«Verdaderamente, ante Dios el caso de Jesús es semejante al de Adán. Él lo creó de barro y tras ello le dijo: ʻ¡Sé!ʼ y ʻfueʼ. La verdad procede de tu Señor. ¡No seas pues de los escépticos!» [19]
En definitiva, la salvación y la espera de un salvador es una de las lecciones más importantes, vitales, y un punto común en todas las grandes religiones. Todas las religiones más relevantes desde su aparición hasta su perfección pretendían salvar a la humanidad. La salvación es en realidad uno de los secretos de éxito de las religiones. John Hick, filósofo y teólogo contemporáneo, concluye: «En todas las grandes religiones del mundo existe, de alguna manera, la soteriología y la creencia en la salvación.» [20]
A modo de ejemplo, en el zoroastrismo la salvación se plantea de una manera especial, considerando su ciclo teológico. Según la creencia zoroástrica, a lo largo de la historia hasta el último tiempo, un poder celestial o «espíritu benevolente» llamado Ahura-Mazda desafía a otro poder celestial opuesto, llamado Ahriman. Mientras tanto, en el último tiempo, con la aparición del salvador llamado Soshians, la benevolencia vence a la maldad y llega la época de la paz, la pureza y la grandeza de Ahura-Mazda.
También en el judaísmo se plantea la cuestión de la salvación de la humanidad por parte de Dios a través de la llegada del Mesías. Él será el hijo predilecto de David. Así, el pensamiento mesiánico en el judaísmo se explicita a través de la esperada aparición de un esplendoroso y gran rey de la descendencia de David, quien, por orden divina y por medio del soplo del espíritu de Dios en él, establecerá un reino digno en Sión, que será un ejemplo para todo el mundo.
3. SOTERIOLOGÍA COMPARADA ISLAMO-CRISTIANA
Veremos ahora el tema de la soteriología comparada entre el Islam y el cristianismo, a fin de aclarar la profundidad y riqueza que posee «la filosofía de la Espera» en el Islam, comparando y distinguiendo los puntos comunes y diferentes existentes entre estas dos grandes religiones universales sobre esta cuestión.
Según el cristianismo, el hombre afectado por las pasiones saboreará la libertad y la salvación y entrará en la utopía cuando el Mesías, al final de los tiempos, realice su regreso y garantice para siempre la salvación de la humanidad. Así pues, la libertad y la salvación total se manifestarán con la segunda llegada del Mesías. De manera que la benevolencia vencerá a la maldad y el mundo vivirá en paz y tranquilidad.
La esperanza sobre la segunda vuelta de Jesús en la sociedad cristiana original era tan viva y dinámica que los cristianos dejaban sus asuntos diarios y conjuntamente hacían cuenta atrás sobre su parusía y creían que cuando regresase Jesús establecería el reino de Dios y del hijo del hombre.
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