En definitiva, esta primera etapa de la vida de Constance de Théis se caracteriza no sólo por su dedicación a la lectura y al estudio, sino también por la composición y publicación de sus primeras poesías:
Pero es en la poesía donde había de labrarse la brillante reputación que adquirió desde entonces. (…) estos primeros tanteos de la señorita Constance de Théis se vieron coronados por un éxito absoluto. Les siguieron algunas otras composiciones en verso, de entre las cuales citaremos la famosa romanza de Capullo de rosa . Estas obras la animaron a perserverar en el camino que se había trazado. Durante varios años, hasta 1789, la señorita de Théis siguió sacando a la luz un gran número de poesías, todas impregnadas de ese candor juvenil de sentimientos que sólo pertenece a los primeros años del ser pensante y en las que, sin embargo, ya se encuentra esa fuerza de estilo y esos pensamientos filosóficos elevados que constituyen el rasgo distinctivo de sus escritos. 18
2. MADAME PIPELET DE LEURY – CIUDADANA PIPELET (1789-1802)
En 1789, Constance deja de ser conocida como Mademoiselle de Théis tras convertirse en Madame Pipelet, al contraer matrimonio con Jean-Baptiste Pipelet de Leury, 19 «hombre opulento y cuyo padre era secretario del rey» («homme opulent et dont le père était secrétaire du roi»; Tisseron, 1845: 4-5). Su esposo era un reputado doctor en medicina, que se convertiría en el cirujano de la familia real. Por lo demás, el señor Pipelet también se daría a conocer a través de algunas obras en el ámbito de la medicina. Así, en 1805 publicaría su Manual de las personas afectadas de hernia ( Manuel des personnes affectées de hernies ), así como su Curso téorico y práctico del arte de tratar las hernias y los vicios de conformación ( Cours théorique et pratique de l’art de traiter les hernies et les vices de conformation ).
Al año de su boda, en 1790, Constance daría a luz a su hija, Agathe Clémence, 20 que moriría trágicamente a los treinta años de edad. 21 También de este primer matrimonio sabemos que Constance había tenido otro hijo, que no sobrevivió. Rara vez se hace alusión a este segundo hijo de Madame Pipelet, probablemente porque moriría de corta edad. La mención a los dos hijos de Constance se recoge en el artículo de su amiga Mélanie Waldor, 22 publicado el domingo 27 de abril de 1845 en el periódico La Francia teatral. Diario de los intereses artísticos y literarios ( La France théâtrale. Journal des intérêts artistiques et littéraires ), a los pocos días del fallecimiento de Constance de Salm: «Al otorgar a la princesa de Salm un alma a menudo heroica, Dios no le había ahorrado el dolor; lo conoció en toda su extensión. Había tenido dos hijos de sus primeras nupcias, y los perdió a los dos. Su hija, la baronesa de Francq, dejaba tres hijos que se convirtieron en objeto de los cuidados más conmovedores de la princesa de Salm por cuanto veía en cada uno de ellos a su amada hija». 23
Durante esta época de su vida, Constance firmaría a menudo sus escritos como ciudadana Pipelet («citoyenne Pipelet»), prueba de que seguía con entusiasmo los aires de renovación y cambio que sacudieron los cimientos de Francia en aquellos años, algo que siempre manifestó a través de un sentimiento patriótico de libertad («l’auguste liberté») y de igualdad («la sage égalité») que dejaría plasmado en muchos de sus escritos, pero con particular emoción y nostalgia en sus memorias, compuestas en verso e intituladas Mis sesenta años ( Mes soixante ans ). Con todo, la evolución sangrienta de los acontecimientos que se precipitaron sobre París la empujará a retirarse de la capital: «Se comprende que este espíritu amplio tuviera que identificarse con las ideas regeneradoras que, desde el 89, planeaban sobre la sociedad francesa; su amor por la patria la llevaba a acoger las innovaciones que pensaba que debían conducir a Francia a la gloria. Pero cuando los principios y las virtudes patrióticas dejaron sitio a la demencia revolucionaria, se exiló». 24
Será durante este tiempo cuando tenga lugar en París la ejecución de Luis XVI y de su eposa María Antonieta, pero también la de la reivindicativa Olympe de Gouges 25 y sus amigos girondinos, en 1793. Los ataques directos de Olympe a Robespierre y su coraje en la defensa de unos ideales políticos y patrióticos, que van más allá de sus reivindicaciones en materia feminista, le granjearon el derecho a subir al cadalso de la guillotina, 26 derecho que por una cruel ironía del destino, ella misma había establecido en el artículo X de su Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana : «la mujer tiene derecho a subir al cadalso; debe tener derecho también a subir a la tribuna». 27
El ambiente que reinó en la capital al concluir la etapa del terror, lo describe Duverger en El biógrafo universal ( Le biographe universel ) y nos permite entender cómo a su regreso a París, la señora Pipelet se entrega con renovado vigor a su labor literaria: «El régimen del terror acababa de caer, abatido bajo el filo del 10 termidor. Librada de esta terrible e inexorable opresión, Francia respiraba (…) y la sociedad parisina, feliz de poder reunirse, se complacía en recuperar ese tiempo tan penosamente perdido. Todo retomaba un aire de fiesta. La gente acudía a los espectáculos, a los placeres públicos». 28
Durante un año entero, según reconoce la propia Constance, 29 se había dedicado a componer su tragedia en tres actos Sapho , sobre la célebre poetisa de Lesbos que los griegos apodaron «la décima Musa». Sapho se estrenaría con música de Martini en 1794, en el teatro de la calle Louvois, todavía apelado por entonces Teatro de los Amigos de la Patria (Théâtre des Amis de la Patrie). La obra alcanzaría un éxito fulgurante: «Constance Pipelet hizo representar, en el teatro de la calle de Louvois, su Sapho , tragedia lírica en tres actos y en verso, cuya música compusiera el célebre Martini. Esta ópera obtuvo un éxito inmenso y cien representaciones no bastaron para contentar al público, siempre ávido de venir a escuchar una poesía rica en sentimientos, expresiones fuertes y emotivas, y una música siempre apropiada a las situaciones vivas y sobrecogedoras de la vida de Sapho». 30
El éxito de esta primera obra de envergadura será sin duda el que la catapultará a la fama y el que le valdrá el apoyo de Michel-Jean Sedaine, 31 dramaturgo, miembro de la Academia Francesa antes de su disolución al comienzo de la revolución y uno de los fundadores del Liceo de las Artes (Lycée des Arts). A la muerte de Sedaine, en 1797, Constance le dedicaría un emotivo Elogio , leído en la 54ª sesión del Liceo, el 19 de julio de 1797 («le 30 messidor an V»). También Mentelle, 32 geógrafo, historiador y miembro del Liceo, se convertiría en mentor de la joven Constance, y también a su muerte, en 1815, Constance le dedicaría una Noticia sobre la vida y las obras de Mentelle ( Notice sur la vie et les ouvrages de Mentelle ). Estos dos hombres ilustres apoyarán su ingreso en el Liceo de las Artes: «En 1795, Sedaine y Mentelle hicieron recibir a la señora Pipelet como miembro del Liceo de las Artes, reunión que se conoce hoy con el nombre de Ateneo de las Artes. Ninguna mujer hasta entonces había formado parte de esta sociedad sabia y literaria, que se había formado antes de la reorganización del Instituto y que se componía de un número bastante elevado de antiguos académicos». 33
Teatro de los Amigos de la Patria o Teatro Louvois.
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