1 ...7 8 9 11 12 13 ...16 Con la llegada y conquista de los romanos, España fue reemplazada y sustituidas las creencias de miles de años de evolución del pensamiento humano en esa región, por las creencias romanas y sus dioses, dejando atrás sus creencias indígenas de pueblos distintos, con diferentes dioses y lenguas, que deben haber tenido por miles de años y que luego todas fueron unificadas por las de Roma.25
Después de este importante cambio profundo en sus creencias milenarias, sus dioses y sus costumbres fueron cambiados por los dioses romanos y sus costumbres también. Pero, seguramente, hubo sincretismo. Quiero poner un ejemplo de sincretismo en México para entender cómo pudo haber sincretismo en España durante las conquistas de la tierra ibérica. México, donde la religión mayoritaria es la católica, tiene muchos rasgos de sincretismo; las religiones antiguas milenarias de los mayas, aztecas, zapotecas, mixtecos y muchos más se han fusionado con el cristianismo. Por ejemplo, el chamanismo, la danza a la Virgen, los matachines, las limpias, la mujer como corredentora.
En España se fusionaron las religiones antiguas milenarias, o de cientos de miles de años, con la nueva religión romana. Los romanos creían en la resurrección de los muertos y que con la muerte comenzaba una nueva vida, que el espíritu no moría con el cuerpo. Tenían un obsesivo deseo de inmortalidad.
Al entrar a uno de los salones en el Museo de Antropología de Sevilla ―Sala XXV―, nos encontramos con un salón lleno de inscripciones y monumentos acerca del mundo funerario de los romanos. Leí con detenimiento las placas funerarias y aprendí que a los ricos, generalmente, se les ponían en las entradas de la necrópolis o junto a la vía del camino, con inscripciones donde sus epitafios decían: Detente caminante, A ti que pasas ruego…26 Estos epitafios estaban a orilla de los caminos para ser recordados por la gente, ya que se creía que, si te olvidaban, dejabas de existir. Por ello: “[…] era esencial […] para lograr esa perdurabilidad, que alguien recordara y rindiera culto de alguna manera a su memoria, ya que, si era olvidado, el alma del difunto pasaba a formar parte de la masa amorfa de los seres infernales. La única manera de pervivir era permanecer vivo en la memoria de alguien, la familia, los amigos o alguna corporación o colegium que se encargase de cumplir el ritual debido a los Manes”.27
Los manes eran los dioses familiares que se encargaban de la protección del hogar y de la familia; algo similar a lo que se usa en la Iglesia católica al dirigirse a un santo de su devoción para pedir protección, guía o bendición a uno mismo o a la familia entera. También los griegos tenían algo similar. En la Odisea de Homero (11:72), Elpenor le dice a Ulises: “No me abandones, no me dejes atrás sin ser enterrado, sin ser llorado”.
Casi todas las placas funerarias comenzaban dedicadas a un dios o a varios dioses. La mayoría la dedicaban al dios Manes y, después de decir algunas palabras o nombres de quien estaba enterrado, terminaban con una frase que dice: “Que te sea la tierra leve” (“Sit Tibi Terra Levis”), que reemplazan los epitafios actuales, que terminan diciendo: “Descanse en paz” o RIP, Requiescat in Pace, palabras latinas. Estas ideas, “que te sea la tierra leve”, indican un elemento de trascendencia, de la esperanza del hombre en creer que hay vida después de esta vida.
Entre los cientos de placas en esa sala, había una que me llamó la atención y que habla del sentimiento y la angustia de la vida que vivió el hombre conmemorado por el epitafio. A continuación transcribo la traducción de lo que decía en latín:
Consagrado a los Dioses Manes, Marco Calpunio Lucio, Decurión. Tú, cualquiera que seas a quien interesa mi desgracia y vengas a visitarme en este sepulcro, párate un poco a compadecer con lágrimas mi suerte inicua. Perdí un padre cariñoso y vine al sepulcro cuando solo contaba con 26 años, 6 meses y 8 días. Aquí estoy enterrado dejando a mi infeliz padre. Mi desgraciada madre, golpeando los pechos con sus manos, y mi triste hermana me acompañan ambas con sus llantos. Mi casta esposa queda abandonada con un hijo pequeño, quedando casta madre viuda. Ya mi vida concluyó para siempre. ¿Quién honrara nuestro túmulo? Mi cuerpo está depositado en lo profundo de esta fosa. Vosotros, padres piadosos, y vosotros que peregrináis por el mundo, sabed que aquí estoy sepultado y descanso con toda quietud. Séate la tierra leve.
A continuación les muestro la fotografía (figura 2) que tomé del monumento; mi esposa aparece en primer plano, justo cuando le había pedido que leyera este interesante epitafio.
Lectura de mi esposa del epitafio consagrado a los Dioses Manes, Marco Calpunio Lucio, Decurión. Museo Arqueológico de Sevilla.
¿Quién es este personaje?
¿De quién es la historia de un personaje cuya madre fue virgen?, quien fue visitada por un ser angelical anunciándole que su hijo no sería un mero mortal sino, más bien, un ser divino. El nacimiento de este ser divino fue acompañado por signos celestiales. Cuando fue adulto se dedicó a predicar y decía que nadie debería preocuparse por las cosas materiales sino, más bien, por las espirituales. Escogió discípulos y ellos fueron convencidos que a quien seguían no era un hombre cualquiera sino, más bien, era el Hijo de Dios. Y para que ellos fueran convencidos de esto, hacía milagros que comprobaban, sin duda alguna, que él era un personaje divino.
Él podía sanar enfermos, sacar demonios y resucitar gente de entre los muertos. Al final de su vida atrajo la oposición de las autoridades romanas de su tiempo y fue puesto a juicio. Decidieron condenarlo y lo mataron, pero no pudieron matar su espíritu. Ascendió al cielo y hoy está vivo, sus seguidores así lo declaran. Para probar que está vivo, se le apareció a uno de sus seguidores que tenía dudas y, al verlo, se disipó toda duda y afirmó que no estaba muerto, sino vivo. Después sus seguidores escribieron libros sobre él y podemos leer su historia hasta el día de hoy. Sin embargo, sus libros no son muy populares y muy poca gente los ha leído. ¿Quién es este personaje?
Este personaje divino, milagroso, que fue muerto injustamente y vivió en el siglo I de nuestra era en el imperio romano, se llamó Apolonio de Tiana. Se parece a la historia de Jesús, ¿verdad? ¡Indudablemente! Él fue un filósofo médico renombrado. Tenemos ocho volúmenes escritos sobre Apolonio por uno de sus seguidores, que se llamó Filóstrato de Atenas28 (170-245 d. C.). El libro se escribió, aproximadamente, entre los años 220 y 230 d. C. y, según dice, la historia está basada en un testigo y compañero de Apolonio de Tiana.
Apolonio vivió en el mismo siglo de Jesús, el siglo I, y se presume que fue en la segunda mitad (50-100 d. C.), pero en otra parte del imperio romano, hacia el Este. Vivió por la misma época en que Lucas escribió la historia de Jesús. Tuvo mucha aceptación su predicación, especialmente entre la elite romana, de tal manera que, un siglo después de su muerte, se le construyó un templo en su honor en Tiana. Este templo lo ordenó el emperador romano Caracalla (198-217 d. C.), cuyo nombre oficial fue Marco Aurelio Severo Antonio Augusto. Se dice que el emperador romano Alejandro Severo (222-235 d. C.) mantenía una imagen de Apolonio entre los dioses, y también el emperador Aureliano (270-275 d. C.), quien era adorador ferviente del sol. Este emperador consideró a Apolonio como divino.
Hoy día están disponibles los escritos de Apolonio, aunque en la historia antigua del cristianismo ha sido desacreditado por el primer historiador cristiano del siglo IV, Eusebio. Él dijo que Apolonio no era divino sino un diablo. La evidencia de Apolonio de Tiana en el imperio romano es vasta y más amplia que la historia de Jesús fuera de los escritos del Nuevo Testamento. Sin embargo, la historia de Apolonio de Tiana no trascendió. Como vamos a ver más adelante, su historia feneció varios siglos después, y los creyentes de Jesús se lograron encontrar con los de Apolonio, y tuvieron debates entre ellos.
Читать дальше