59. La importancia en el seno de la clausura de los vínculos entre tías y sobrinas –constante también en el convento que nos ocupa– fue puesta de relieve por I. Poutrin, Le voile et la plume. Autobiographie et saintité féminine dans l’Espagne Moderne , Madrid, 1995, pp. 34, 42, 84.
Capítulo 4
NUEVOS CONVENTOS PARA LA OBSERVANCIA
A comienzos del siglo xvii la comunidad de Santa María Magdalena de Valencia estaba integrada por cuarenta y dos religiosas de coro, es decir con obligación de acudir al rezo coral de las horas canónicas, el oficio de la Virgen y la oración mental; dieciocho de obediencia o legas, con idénticos votos a los de las primeras, pero sin deber de asistir al coro y ocupadas más en las labores domésticas del convento; y siete novicias, a la espera de profesar (cuadro i).
La cotidaneidad de estas sesenta y siete mujeres –según el modelo regular ideal– debía discurrir al son de las campanas y fraccionarse por el ritmo que marcaban los tiempos de oración, repartidos a lo largo de las veinticuatro horas. 1En concreto, las dominicas tenían que levantarse a la medianoche, tanto en invierno como en verano, para el canto de Maitines. En voz alta, recitaba alguna un punto de meditación para el ejercicio de la oración mental durante treinta minutos. A las dos de la madrugada regresaban a sus celdas. Nuevamente en pie a las cinco, rezaban Prima, con un esquema similar al ya apuntado, más la misa y la comunión cuando así estuviese dispuesto. El resto del día se distribuían las otras horas canónicas intercaladas por tiempo de lectura en voz alta; comida en el refectorio sobre las once y media; después acción de gracias en el coro, algo de recreo, Rosario entorno a las cinco –Vísperas–, silencio, a las ocho cena y recogida después del rezo de Completas. Todo ello regido por el capítulo regular, presidido por la priora de turno y celebrado periódicamente para garantizar el correcto funcionamiento interno de la comunidad. 2
Este fue el modelo de vida establecido en tres nuevos establecimientos femeninos de la observancia fundados durante el primer tercio de esta centuria por un grupo de monjas procedentes de Na Rovella, convertidas por su biógrafo poco menos que en heroínas, según los cánones de la época. 3
Religiosas del convento Santa María Magdalena de Valencia (25-IV-1611) 4
DE CORO (41) |
Sor Isabel Stanya, priora; Sor Leonor Carrós, subpriora; Sor Jerónima Perelló; Sor Jerónima Ros; Sor María Gamir; Sor Magdalena Marquesa Alpont; Sor Magdalena Pons; Sor Julia Salvador; Sor Jerónima Boria; Sor Francisca Centelles; Sor Bernardina Palafox; Sor Candia Gamir; Sor Mariana Stanya; Sor Ana María Salvador; Sor Dorotea Perelló; Sor Mencía Marrades; Sor Ángela Tárrega; Sor Rafaela Pastoret; Sor Luisa Bengochea; Sor Francisca Tárrega y Cerdá; Sor Agnés Vich; Sor Paula Sanchis; Sor Brianda Alpont Menor; Sor Isabel Ana Alfonso; Sor Tomasa Moret; Sor Luisa Castellví; Sor María Calatayud; Sor Marquesa Vives de Canyamás; Sor Isabel Boyl; Sor Rafaela Ferri; Sor Crispina Fuster; Sor Serafina Valenciano; Sor María Fe Capdevila; Sor Marcela Pérez; Sor Ana María De Deu; Sor Paula Montoya; Sor Isabel Adrián y de Tárrega; Sor Josefa Bellvis; Sor Luisa Gil; Sor Teodora Tárrega; Sor Vicenta Vallebrera |
DE OBEDIENCIA (18) |
Sor Violante Gavarda; Sor Magdalena Castillo; Sor Isabel Juan Bertomeu; Sor Hipólita Castillo; Sor Valera Tibona; Sor Ana Cantó; Sor Isabel Juan Blaya; Sor Catarina Ferrandis; Sor Hipólita Vicenta Grenyens; Sor Magdalena Royo; Sor Isabet Juan Ricolf; Sor Agustina Aloya; Sor Joaquina Tibona; Sor Andrea Gonçáles; Sor Juana Torres; Sor Lucía Loçano; Sor Beatriz Sanchis; Sor Buenaventura Roissa. |
NOVICIAS (7) |
Sor Mauricia Gamir; Sor Jerónima Figuerola; Sor Luisa García; Sor Vicenta Vallebrera; Sor Merenciana Gamir; Sor Isabel Juan Assío; Sor Jerónima Mariana Aloya Inglés |
Fuente : ARCSCS. Fondo Magdalenas. Libro antiguo de la fundación y privilegios..., Estas son las monjas que hoy viven en Santa María Madalena de Valencia, que contamos 25 de abril 1611 , s. f.
Nuevos establecimientos femeninos dominicanos fundados a partir del convento de Santa María Magdalena. Libro antiguo de la fundación y privilegios del convento de Santa María Madalena y ingresos de religiosas . Archivo del Real Convento de Santa Catalina de Siena. Valencia.
Haríanse partícipes así las dominicas valencianas de la febril expansión conventual operada desde las últimas décadas de la pasada centuria, que colmaría de claustros la Monarquía Hispánica hasta contabilizarse más de tres mil establecimientos de este tipo en las postrimerías de la época moderna, pese a las críticas unánimes de arbitristas y escritores de economía política contra las repercusiones de tal exceso y el rechazo habitual de los principales afectados por los nuevos establecimientos. 5El mismísimo confesor regio fray Luis Aliaga, autoridad indiscutible en el orbe dominicano coetáneo, se había pronunciado contra este fenómeno en 1610, reivindicando al menos un equilibrio entre las fundaciones religiosas masculinas y las femeninas:
Estando España tan falta de hombres y tan llena de mugeres, me pareçe que es tiempo de ampliar los recogimientos de las mugeres, y de no ampliar los de los hombres para que entren al estado eclesiástico. Y pluguiera a Dios que tantos monasterios como ay de frayles se mudaran menos y las religiones tanbién, que más ganarán las almas de todos, assí religiosos como seglares. Y tratar desto sería gran servicio de Dios. 6
Sus hermanas magdalenas tomaron la palabra al confesor, y con el impulso de sor Bernardina Palafox y su noble familia emprendieron la creación del primero de los conventos aludidos, llamado de San José. 7Cuarta hija del virrey de Cerdeña de este apellido, 8la madre Palafox había llegado a la vida consagrada por medio de sus tías sor Catarina de Castro y sor Esperanza Palafox, monjas también de Santa María Magdalena de Valencia. El 2 de enero de 1575, a la edad de trece años, vistió el hábito religioso. 9Hubo de pasar todavía un cuadrienio para profesar el 20 de junio, a la edad de diecisiete años. Otros seis «la pulió el diestro y sabio arquitecto san Luis Bertrán», del que aprendió a exhortar «a quantas veía al cumplimiento de los divinos preceptos, a huir de los halagos del siglo, desprenderse de los humanos afectos, romper los lazos de los vicios y amar incesantemente a Dios». 10Convertida en maestra de novicias, reclutaría entre ellas a algunas de las más duchas, como sor Jerónima Rafaela Pastoret 11y sor Tomasa Moret. 12Y las llevó consigo hasta la villa aragonesa de Ariza, de la que era marqués su hermano don Francisco de Palafox, para levantar un cenobio dedicado al Patriarca San José. El 21 de julio de 1611, con las preceptivas patentes del provincial de Aragón fray Rafael Rifoz, se posesionaba de varias casas habilitadas para la ocasión, recibiendo el hábito religioso su pariente doña Florencia de Urrea y otras dos mujeres, de nombre sor Cecilia Ximeno Ladrón, sor Rafaela Balaguer y sor Felipa Cabañes, que junto a las referidas sor Jerónima y sor Úrsula –como subpriora la primera y maestra de novicias la segunda– constituirían la nueva comunidad dominicana. 13Desde ese día,
... se dixeron las horas canónicas a su tiempo, siendo puntualíssima la asistencia en el coro y en la celebración del oficio divino; la oración muy continua, y con devoción fervorosa; la custodia de la regla y constituciones nimia. Ceremonias, ayunos, mortificación y demás exercicios, que abrigan el calor de los fervores del espíritu, eran delicias de las nuevas hijas. No quisieron que se abriessen rejas ni locutorios, negándose a todo comercio humano para que no se les embarazasse el divino. Sólo tenían un rallo espeso y muy obscuro por donde despachavan con brevedad lo que ocurría muy precisso, que a lo demás estavan negadas con gran denuedo. 14
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