»Entonces, ¿si creemos que, desde nuestro nacimiento como especie innovadora y pensante, hace unos 70.000 años, cuando dimos el salto evolutivo que nos catapultó a la cima del árbol filogenético, ya disponíamos del apropiado hardware y software cerebral, ¿cómo es posible que no hayamos conseguido todo esto mucho antes?
»¿Es quizá que, de repente, hemos empezado una locura desenfrenada de descubrimientos hace tan solo unos pocos cientos de años?
»¿Tendremos que concluir que hemos perdido miserablemente el tiempo durante 69.600 años?
»Si creemos que hemos necesitado 69.600 años para ser el hombre tecnológico que somos, en mi humilde opinión, nos estamos engañando y, como todos sabemos, hacer trampas en el solitario, siempre ha sido un mal negocio.
»Pero puede que exista otra explicación y, posiblemente, tiene que ver con otro» algo» que está pasando con el Homo sapiens tan solo desde hace 400 años. –Jimmy volvió a hacer las comillas en el aire, como a él le gustaba, para resaltar ese otro algo.
»¿Nuestra especie está evolucionando de nuevo?
»¿Tenemos otra nueva o nuevas mutaciones en ciernes?
»¿Entre nosotros vive otra especie Homo , mucho más avanzada?
»Si es así ¿nos tratará como hicimos nosotros con las otras especies Homo ?
El Dr. Bacon se acomodó en la silla y decidió intervenir.
–Apreciado James –para el héroe del día fue muy raro que le llamara por su nombre y no por su apellido, como siempre había hecho–, tengo que reconocer que su exposición está cumpliendo con todas y cada una de las expectativas que había depositado en ella. Coincidirá conmigo que es usted un ser incorregible, no contento con destruir varios dogmas de la biología, ahora nos amenaza con preguntas que pretenden nublar nuestro entendimiento. ¿Está usted proponiendo la hipótesis de que una nueva especie de seres humanos mucho más inteligentes está entre nosotros? Solo le falta decir que estos nuevos Homo seguirán los postulados del neodarwinismo y, que, en breve, nos desplazarán como, según usted dice, nosotros hicimos con las anteriores especies de nuestro género –visiblemente fatigado, Bacon acabó, por el momento, su intervención.
–Dr. Bacon, como podrá imaginar, soy incapaz de predecir el futuro, pero es que tampoco lo he pretendido hacer jamás. Pero sí, en mi humilde opinión, creo que una nueva especie Homo está conviviendo entre nosotros desde hace cuatro siglos como mínimo y, quiero proponer que se llame Homo scientificus . Pero lo que no sé es, si alguno de nosotros pertenece a esa nueva especie, o si será beligerante o no, con el Homo sapiens . Y, como puede comprender, hasta el momento me es imposible acceder a cerebros y realizar biopsias a ciegas en individuos sanos, aunque también le quiero decir que estoy trabajando en la idea de poder hacer algo que me sirva para identificar quién es Homo sapiens y quién es scientificus . –puntualizó, pletórico.
–¿ Homo scientificus ?, ¿no le parece un poco pomposo ese nombre? –preguntó, desorientado, Erans.
–¿No le gusta el nombre, Dr. Erans? –le dijo con ironía.
–En mi opinión scientificus somos usted, nosotros, o cualquier otro profesional que trabaje en este u otro instituto o universidad. Pero por favor, Dr. Andersen, una especie entera no puede llamarse scientificus . Le pregunto, ¿todos los miembros de esa especie serán científicos? ¿vivirán, soñarán y sufrirán toda su vida siguiendo los preceptos del método científico?
–Exactamente, Dr. Erans, ha definido a la perfección la nueva especie Homo , yo creo que es una especie formada por seres humanos que viven, sueñan y sufren siguiendo los preceptos del método científico. Ni más ni menos.
»Estamos ante una mutación en el ADN basura, presente en todos los seres humanos, pero que en un pequeño porcentaje que no llega al 10%, tiene en sus cerebros una variación en el número de copias, y que a mayor numero de copias mayor IQ, indicando que el número de copias se correlaciona con el nivel de inteligencia. Todo está diciéndonos que esta nueva mutación puede ser la responsable de que en los últimos 400 años la curva de descubrimientos e inventos tecnológicos haya experimentado un crecimiento exponencial y esto ha sido así, sin duda alguna, porque se ha aplicado sistemática y masivamente el método científico. Es más que evidente que esta nueva especie está formada por individuos que lo utilizan para todo, basan su forma de vivir en la continua experimentación y refutación por terceros. Pero es que, amigos míos, es evidente que la sociedad tecnológica actual vive y está organizada siguiendo los preceptos del método científico, todo se valida experimentalmente, ya nada se basa en la palabra o en la experiencia previa o en las creencias o en la fe religiosa, todo eso ya no sirve para avanzar, es decir, no sirve para nada. Hoy en día podemos decir que han muerto los tiempos de la filosofía y la teología, los Aristóteles, Platón, todos los idealistas y dualistas, así como todos los filósofos de la teología deben estar temblando en sus tumbas, son los tiempos de la Ciencia. Nos guste más o menos, por fin han llegado los tiempos de los Copérnico, Galileo, Newton, Bacon, y de una larga lista de ilustres científicos –Jimmy respiró profundo y se quedó tranquilo y sonriente, disfrutando por un instante de su propia diatriba.
»Como digo, en el mundo global en el que vivimos, todo está sometido a la experimentación, comprobación, todo se publica y se da a conocer casi en tiempo real, no solo en el campo de la ciencia, sino en cualquier ámbito de la actividad humana. ¿por qué? y, sobre todo, ¿para qué? Pues para que sea refutado inmediatamente por miles, por millones de seres humanos y, si funciona, que se incorpore al acervo de toda la especie, no de una sola tribu o de una sola nación, no, el de todo el mundo. No hay duda, estamos viviendo en una sociedad basada en la implementación sistemática del método científico. Es evidente que estos nuevos seres humanos pertenecen a una nueva especie Homo y que su nombre debe ser scientificus –dijo, ayudándose de una honda respiración. –¡Buenos días a todos y gracias por su atención! –acabó la exposición sin dar opción a ninguna otra pregunta, cogió la tacita con la cara y el nombre de Anaximandro, le dio un beso como siempre hacía al acabar sus conferencias y la volvió a introducir con cuidado en la bolsa de papel.
La respiración de toda la sala hacía que el aire casi alcanzara el estado sólido. No hubo aplausos, ya que no era costumbre. Jimmy dio por terminada su exposición y bajó rápidamente del atril, no estaba dispuesto a responder a ninguna pregunta más, quería disfrutar de ese momento hasta el último segundo y mientras se dirigía a la salida, fue abordado por Ina Damon, que había saltado de su asiento como una tigresa y que, por culpa del sobrepeso que había acumulado a lo largo de los últimos años por las continuas comidas de negocios, mostraba claros signos de dificultad respiratoria.
–Querido –dijo jadeando–, no puedes hacerme esto, me tienes que enseñar qué más has descubierto, no me puedes dejar con la miel en los labios diciendo que son resultados preliminares y mostrando un par de gráficas y tablas. Sabes que puede ser muy importante lo que tienes entre manos y que seguro necesitarás de mi ayuda para seguir trabajando en este tema.
–No me fastidies Ina, cuando tenga resultados más sólidos serás la primera que los verá, pero entiéndeme, voy a necesitar mucho tiempo para confirmar lo que he descubierto, y cuando digo mucho tiempo, me estoy refiriendo a años y no sé cuantos, pero seguro que serán muchos. Así que, por favor, ten un poco de paciencia y confía en mí–zanjó la conversación abriendo la puerta de la sala magna para salir al pasillo.
Читать дальше