Cuadrado : /detención/, /instante congelado/, /cosmos/. Triángulo : /divinidad/, /armonía/, /proporción/. Círculo : /tiempo cíclico/, /perfección/, /mundo espiritual/, /unidad primordial/.
Sin embargo, la solución más productiva para resolver esa indefinición es, otra vez, la aplicación del dispositivo semiótico de los sistemas semisimbólicos , de conformidad con la actualización de dichas categorías en el enunciado plástico. Por ejemplo, el formema /orientación/ puede relacionarse en un enunciado concreto con el semantismo del equilibrio:
Nuevos semantismos pueden ser generados por la correlación entre formemas , por su integración en la forma global del enunciado y por la organización sintagmática de las diversas formas integradas.
– El color aislado es un modelo téorico; no tiene existencia empírica si no se asocia, dentro del signo plástico, a una forma y a una textura. Pero aun como entidad teórica, el color no es un objeto simple. En el plano de la expresión, se articula sobre la base de tres componentes, que denominamos cromemas : dominancia (tono o matiz), luminancia y saturación . Corresponde este elemento plástico a lo que Greimas (1984: 16) llama categoría cromática.
Los cromemas, así como los formemas y las texturemas , son unidades significativas. Las oposiciones que determinan en el plano de la expresión corresponden a oposiciones en el plano del contenido. Para alcanzar aquí una mínima validez en esa correlación entre expresión y contenido, será preciso acudir de nuevo a los sistemas semisimbólicos , en lugar de pretender instaurar una correlación término a término. Es cierto, no obstante, que en el campo de los colores la tradición cultural ha trabajado más ampliamente con el simbolismo . Y así, se han hecho numerosos intentos de correlacionar colores con contenidos. Pero incluso los intentos más logrados se han limitado a correlaciones entre nombres de colores y no entre colores mismos. Para una semiótica del signo plástico , lo importante es encontrar la función semiótica entre el color como expresión y el contenido que se le pueda asociar.
Entre los cromemas es evidentemente la dominancia (= tono, matiz) la que convoca correlaciones semióticas más numerosas, aunque se trate, en la mayoría de los casos, de oposiciones graduales y tensivas, como [caliente vs. frío]. Por otro lado, tales oposiciones son casi siempre sinestésicas, de alcance más o menos general.
La luminancia (=luminosidad) tiende a correlacionarse con contenidos tales como:
El cine negro y la comedia sofisticada serían buenos ejemplos de esos efectos de sentido , claramente polares, independientemente del color (=dominancia) utilizado.
La saturación se correlaciona con la categoría tónica :
con todas las variantes que pueden asociarse a los términos de la categoría:
Es indudable que las correlaciones entre colores y contenidos se complejizan a medida que de los cromemas pasamos a los colores como unidades integradas, y de éstos, a los sintagmas de colores. Y que, en definitiva, tales correlaciones sólo pueden establecerse en los enunciados concretos.
Hasta ahora nos hemos detenido en la descripción del nivel icónico del signo visual. Pero a partir del nivel icónico se dibuja otro nivel de significación que conocemos como nivel iconográfico . Ya E. Panofsky (1972) había señalado estos dos niveles del texto visual. Según este autor, en el texto visual de la pintura podemos distinguir tres niveles de significación: el contenido temático natural o primario , subdividido en fáctico y expresivo ; el contenido secundario o convencional; el significado intrínseco o contenido propiamente dicho.
• El contenido temático natural o primario
... se percibe por la identificación de formas puras, es decir, de ciertas configuraciones de línea y color, o de ciertas masas de bronce o piedra de forma peculiar, como representaciones de objetos naturales, tales como seres humanos, animales, plantas, cosas, instrumentos, etc., identificando sus relaciones mutuas como hechos , y percibiendo sus cualidades expresivas como el carácter doloroso de un gesto o una actitud, o la atmósfera hogareña y pacífica de un interior. El mundo de las formas puras, reconocidas así como portadoras de significados primarios o naturales , puede ser llamado el mundo de los motivos artísticos (Panofsky, 1972: 15).
• El contenido convencional o secundario
... lo percibimos al comprobar que una figura masculina con un cuchillo representa a San Bartolomé (...) que un grupo de figuras humanas sentadas a una mesa, en una disposición determinada y en unas actitudes concretas, representan la Última Cena, o que dos figuras luchando de una forma determinada, representan el Combate del Vicio y la Virtud. Al hacerlo así, relacionamos los motivos artísticos y las combinaciones de motivos artísticos ( composiciones ) con temas o conceptos . Los motivos , reconocidos como portadores de un significado secundario o convencional , pueden ser llamados imágenes , y las combinaciones de imágenes son lo que los antiguos teóricos del arte llamaron invenzioni ; nosotros estamos acostumbrados a llamarlos historias y alegorías . La identificación de tales imágenes , historias y alegorías constituye el campo de la iconografía , en sentido estricto (...). Es evidente que un análisis iconográfico correcto en el sentido más estricto presupone una identificación de los motivos . Si el cuchillo que nos permite identificar a San Bartolomé no es un cuchillo sino un sacacorchos, la figura no es un San Bartolomé (Panofsky, 1972: 16-17).
• El significado intrínseco o contenido
... lo percibimos indagando aquellos supuestos que revelan la actitud básica de una nación, un período, una clase, una creencia religiosa o filosófica. (...) Apenas hace falta decir que esos principios son manifestados y, por tanto, esclarecidos a la vez por los “métodos compositivos” y por la “significación iconográfica”. (...) Concibiendo así las formas puras, los motivos , las imágenes , las historias y las alegorías como manifestaciones de principios fundamentales, interpretamos todos esos elementos como lo que Ernst Cassirer llamó valores simbólicos (Panofsky, 1972: 17-18).
Dejando de lado la terminología usada por Panofsky, que proviene de la historia del arte y que resulta un tanto anticuada en estos momentos, es evidente que el “contenido temático natural o primario” se identifica con nuestro nivel icónico del signo visual, que es el que nos permite reconocer las formas de los objetos. El “contenido secundario o convencional” corresponde, lo mismo que en Panofsky, al nivel iconográfico de la imagen.
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