En primer lugar, el episodio, a pocos días de realizarse la segunda vuelta presidencial (8 de junio de 2018), estaba cargado de referencias religiosas que exceden la idea misma de «las piedras de Moisés». Ciertamente, en una mesa con mantel blanco y girasoles, y frente a una multiplicidad de medios de comunicación, se reunieron Antanas Mockus y Claudia López, del Partido Verde —esta última, excandidata a la vicepresidencia en la fórmula de Sergio Fajardo—, junto con Gustavo Petro10. La futura alcaldesa de Bogotá explicaría allí que el lugar donde estaban —la plaza que colinda la iglesia del “Voto Nacional”— era un lugar construido más de cien años atrás, con la idea de reconciliar a liberales y conservadores luego de la Guerra de los Mil Días. De esta manera, la “reconciliación” no remitía simplemente a una alianza política —López aclara que no hay una coalición electoral con Petro, sino una preocupación compartida frente al triunfo del uribismo—, sino un rito de connotación cristiana, de paz entre hermanos, que se reviste de las prácticas eclesiásticas. López (8 de junio de 2018) va a ser reiterativa en la naturaleza del acto:
Aquí venimos a encontrarnos como dos proyectos distintos. No venimos aquí (…) a unir ni a fusionar la Coalición Colombia con la Colombia Humana; ambos son dos proyectos distintos que seguirán siendo distintos y compitiendo fraternalmente en las reglas de la democracia (López, 8 de junio de 2018, 8’07”-8’35”)
En segundo lugar, y rompiendo con el formalismo de los anuncios políticos de cualquier alianza política, el centro del acto de reconciliación fue la jura de “doce mandamientos” por parte de Petro, que se comprometía a cumplir en caso de llegar al poder ejecutivo. Los mandamientos quedarían grabados en dos piedras que remiten figuradamente a las cargadas por Moisés al descender del Sinaí; Petro prometió finalmente ubicar las placas en su despacho si ganaba la presidencia. En las palabras grabadas en dos tablas de mármol se puede leer:
I) No expropiaré.
II) No convocaré a una Asamblea Constituyente.
III) Manejaré los recursos públicos como recursos sagrados.
IV) Impulsaré la iniciativa privada, el emprendimiento y la formalización.
V) Garantizaré la democracia pluralista y el respeto a la diversidad.
VI) Respetaré el Estado social de derecho.
VII) Respetaré el acuerdo de paz.
VIII) Nombraré a los más capaces.
IX) Garantizaré la igualdad de género.
X) Impulsaré el tránsito a las energías limpias.
XI) Impulsaré la educación pública gratuita y de calidad para todos los colombianos.
XII) Garantizaré el cumplimiento de los resultados de la consulta contra la corrupción.
Candidato Presidencial 2018 – Gustavo Petro (firma)
El contenido de los compromisos se deja leer en dos conjuntos de mandamientos que responden al uribismo, en clave adversarial, y al Partido Verde, en clave cooperativa.
Especialmente los mandamientos I, IV, V y VI parecen dirigirse a la campaña rival, en la cual se había instalado la asociación de Petro con el régimen venezolano de Nicolás Maduro y, por ende, su candidatura se concebía como una amenaza para la democracia colombiana. El persuasivo “castrochavismo”, fantasma de la conversión del país en un Estado socialista, impulsado por el expresidente Uribe Vélez, formaba parte integral de la estrategia de campaña del uribismo y empezaba a consolidar sus propios sintagmas, como el de “Petrochavismo” (por ejemplo: Martínez Lloreda, marzo 1 de 2018).
Al respecto, son muy dicientes las promesas de no expropiar, no atentar contra el capital privado y negar cualquier convocatoria a una Asamblea Constituyente; estas prerrogativas, a todas luces, se le han indilgado al proceso chavista en Venezuela. A su vez, el uso “sagrado” de los recursos públicos y el pluralismo político buscaban desmarcar a Petro del mote de “caudillo populista”, terco y personalista. Y, finalmente, los “mandamientos” de igualdad de género, nombramiento de los más capaces y el respeto a la “consulta anticorrupción” —esta última a realizarse el 26 de agosto de 2018— apelaban claramente a construir un proyecto político que le diera primacía a la meritocracia y que combatiese las lógicas venales dentro de la política colombiana.
Los demás mandamientos retoman las banderas programáticas o los principios declarados por el Partido Verde, y sus eslóganes mejor instalados, para incorporarlos en la contienda de la segunda vuelta. Evidentemente, el texto guionado está escrito a varias manos y el hecho de que desborde en número la analogía del decálogo cristiano puede estar mostrando la huella del disenso entre voces (de Petro, López y Mockus) que terminan enunciando colectivamente a través de un listado de puntos en común que no suscitan controversia entre las partes.
La metáfora religiosa en esta escena de campaña apela a los símbolos que activan fácilmente el reconocimiento de valores cristianos ampliamente compartidos. Los recursos utilizados remiten explícitamente a esos lugares comunes tanto en el montaje del acto (las tablas de mármol, la estola blanca con la cruz bordada en hilo dorado, el juramento verbal y los amplios testigos “congregados”) como en el contenido de las “tablas de la ley” (la enumeración romana, la reiteración del futuro simple de indicativo, el rostro siluetado de Petro en una de las placas y, claro, la definitiva firma sobre piedra).
Desde el punto de vista de la enunciación y de su puesta en escena (Maingueneau, 2014, pp. 123-133), el acto público apela a componentes de la escenografía11 litúrgica para desplazar la campaña política hacia ámbitos sacramentales. Como veremos, la solemnidad dialogal del compromiso adquirido por el candidato Petro puede dispersar los miedos al castrochavismo y sumar los votos afines al Partido Verde, legitimando al candidato a través de la promesa ceremoniosa. Mockus inquiere de forma sacerdotal —la mencionada estola, de hecho, rezaba la bendición “podemos ir en paz”— y repetía en cada compromiso el apelativo “Petro”, igual que en los géneros sacros del juramento. El jefe de la Colombia Humana contestaba, con base en un guion escrito:
- Mockus: Petro: ¿Se compromete usted a no expropiar?
- Petro: Me comprometo a no expropiar, nunca lo he hecho.
- Mockus: Petro: ¿Se compromete usted a no convocar una Asamblea Constituyente?
- Petro: Me comprometo a no convocar una Asamblea Constituyente y a defender a fondo la Constitución de 1991.
- Mockus: Petro: ¿Se compromete a manejar los recursos públicos como recursos sagrados?
- Petro: Me comprometo a manejar los recursos públicos como recursos sagrados y a mantener la disciplina fiscal. No solo me comprometo, sino que lo he hecho: jamás me he robado un solo peso de los colombianos o las colombianas.
- Mockus: Petro: ¿Se compromete a impulsar la iniciativa privada, el emprendimiento y la formalización?
- Petro: Sí. Ratifico mi compromiso de impulsar la iniciativa privada en millones de colombianas y colombianos, el emprendimiento y la formalización de la economía, con un trabajo decente y con colombianas y colombianos con todos los instrumentos para poder trabajar.
- Mockus: Petro: ¿Se compromete a garantizar la democracia pluralista y el respeto a la diversidad?
- Petro: Sí, me comprometo. La democracia es el objetivo de mis 40 años de lucha.
- Mockus: Petro: ¿Se compromete a respetar el Estado social de derecho?
- Petro: Sí, me comprometo a defender la independencia entre las ramas del poder público, la participación real y efectiva de la ciudadanía, la justicia social, que son el fundamento del Estado social de derecho (López, 8 de junio de 2018, 4’27”- 6’55”).
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