• ¿Qué es lo que representa un cambio en la psicoterapia, especialmente en la terapia psicoanalítica?
• ¿Cuál es el peso relativo de la realidad y la fantasía, de lo interno y lo externo, del compromiso social y la experiencia privada y personal? ¿Qué podemos aprender sobre la «estructura psíquica» de los adultos mirando a los infantes y a los niños?
• ¿Qué podemos aprender del mundo no verbal de los infantes y de los niños en la primera infancia que podamos aplicar a la edad adulta? ¿Cuáles son las mejores maneras de pensar en esto: fantasía inconsciente, 3relaciones de objetos internos, estados del self, categorías de apego, defensas del carácter, anatomía y fisiología del cerebro?
• ¿Cómo se presenta el pasado en lo que está sucediendo ahora? ¿En qué medida equilibramos la relación actual y la reconstrucción del pasado en el trabajo clínico?
• ¿Cómo podemos ser más efectivos en cambar las cosas en la vida de la mayoría de la gente?
INVESTIGACIÓN SOBRE EL DESARROLLO INFANTIL, EL BEBÉ RELACIONAL Y EL GIRO INTERSUBJETIVO
Este libro surge de una fase dinámica y perturbadora de la historia del psicoanálisis, durante la cual muchos de los supuestos e instituciones fundamentales se han transformado, especialmente en los Estados Unidos. Un enfoque «bipersonal» orientado a las relaciones ha desplazado muchas de las ortodoxias básicas sobre el carácter fundamental de los instintos primitivos endógenos y las orientaciones clínicas sobre la posición oracular y moderada del analista que se desprende de ellas: las relaciones, más que los impulsos, son los organizadores y las motivaciones básicas de la vida psíquica, y el individuo y su entorno —especialmente otras personas— se consideran inextricablemente entrelazados. Esta perspectiva «intersubjetiva» ha surgido en los muchos campos que se ocupan especialmente de la psicología del desarrollo infantil, la teoría y la investigación del apego y la neurociencia, todas las cuales apoyan el psicoanálisis del desarrollo contemporáneo.
Mi propio enfoque de estas cuestiones refleja mi análisis sobre las implicaciones que tiene para el psicoanálisis la investigación de la observación directa sobre la interacción progenitores-infante y las relaciones tempranas entre infante-cuidador que ha surgido durante las últimas décadas. Estas indagaciones convergieron en varias propuestas básicas, entre ellas que los humanos nacen preparados para responder y evocar el cuidado de los padres y otros; que la creación y el mantenimiento de los lazos con otras personas son motivaciones primarias y centrales para los infantes y, de hecho, para los seres humanos en general; y que la relación entre los infantes y los cuidadores es la unidad fundamental dentro de la cual se produce el desarrollo temprano. Los neonatos, por ejemplo, prefieren las caras y voces humanas a otros sonidos, tienen una mayor agudeza visual al enfocar objetos a unos 27 cm —la distancia de las caras de sus madres lactantes— y muestran las mismas emociones básicas que los adultos en todas las culturas, de manera que son capaces de comunicar directamente muchas cosas sobre sus estados internos. (Imagina los diferentes efectos de ver a un niño de dos meses sonriendo y arrullándose en un supermercado —como me ocurrió hace una hora antes de escribir esto— o a otro llorando inconsolablemente durante el aterrizaje de un avión). Aunque el «bebé relacional» es muy dependiente, su mente ya está organizada y preparada para la complejidad y la integración, ya que se encuentra en un entorno de apoyo receptivo. (Esto se desarrolla en la segunda parte del libro, capítulos del 6 al 10, junto con relatos más específicos de la intersubjetividad y las teorías de apego en los capítulos 11 y 12 en la tercera parte).
A medida que el desarrollo temprano avanza, los infantes y los padres se involucran en patrones cada vez más complejos de influencia y regulación mutua que se marcan y condicionan las experiencias y comportamientos del otro. Los infantes y los padres, al igual que los adultos y los niños mayores, suscitan cambios en el cerebro y el cuerpo de los demás que se suceden junto con estos comportamientos más obvios, a menudo en intervalos de microsegundos, más rápido de lo que se puede aprehender en un reflejo consciente. En general, se han incrementado en gran medida los nuevos conocimientos y el interés por la importancia de las interacciones entre la díada cuidador-infante en el desarrollo temprano y como determinantes cruciales de la personalidad y la psicopatología posteriores. (Véase el capítulo 9). Algunos de estos hallazgos son coherentes con los modelos analíticos tradicionales, pero muchos no lo son.
Por el contrario, algunas de las observaciones más firmes de esos enfoques clásicos parecen quedar fuera de los métodos de observación directa de los investigadores del desarrollo infantil; esto es particularmente notable en gran parte del material irracional y fantástico que surge en el trabajo clínico analítico. En general, he tratado de explorar las posibilidades de traducirlo de una esfera a la otra para refinar los conceptos y estrategias clínicas de cada lado. Pero esto no siempre es posible; las incongruencias y contradicciones no siempre son conciliables, y puede ser necesario tomar decisiones teóricas y clínicas. En general, la traducción es un negocio complejo y a menudo incómodo, con diferentes resultados en función de los distintos traductores y en sus diversas formas: entre los idiomas y desde la investigación científica básica hasta la aplicación clínica, por ejemplo (Davis, 2016; Galassi, 2012).
PSICOANÁLISIS DEL DESARROLLO RELACIONAL
Las investigaciones sobre el desarrollo infantil han apoyado en gran medida a las escuelas analíticas relacionales e intersubjetivistas de la psicología del self, pero todas las escuelas freudianas se han visto afectadas (al igual que las interpersonales, aunque en menor medida). Se han cuestionado las suposiciones psicoanalíticas clásicas fundamentales, especialmente las relativas a la imagen del bebé como solipsista y caótico, los instintos libidinosos y agresivos primitivos y endógenos y las analogías entre la infancia normal y la psicopatología grave. Paralelamente, la técnica clínica se ha ido flexibilizando hacia una visión de la situación analítica como un sistema interactivo cocreado por el paciente y el analista: al igual que el bebé y el progenitor, cada pareja de analista-paciente crea su propia relación única y mutuamente regulada, en la que la comprensión y el crecimiento pueden mantenerse como una empresa conjunta (la cual no siempre es armoniosa o ni siquiera progresa, por supuesto). En consonancia con estos elementos comunes entre el desarrollo del infante y el niño y el proceso psicodinámico, se considera que la acción terapéutica sigue diversas vías. Entre ellas figuran la reactivación de los potenciales de adaptación bloqueados, los efectos directos de las nuevas experiencias, la refutación de las hasta ahora rígidas expectativas sobre las relaciones, etc. Esto contrasta con la posición clásica de que es necesario comprender tras haber interpretado para que exista una verdadera acción terapéutica: la interpretación sigue siendo una táctica poderosa, pero no la única.
Tanto dentro como fuera de la escena psicoanalítica contemporánea han surgido otras perspectivas influyentes : el feminismo y la teoría queer , la entrada de mujeres en la profesión analítica, la teoría crítica, los estudios culturales, la neurociencia, la psicofarmacología, y una serie de factores históricos y político-económicos. (La evolución histórica de las teorías psicoanalíticas del desarrollo y su concepto de los infantes y niños se describe en la primera parte de este libro, en los capítulos del 1 al 5). Al igual que en el desarrollo psicológico, en el movimiento del propio campo analítico hay diferentes dimensiones y situaciones que están en movimiento dinámico. A lo largo de este libro, me baso en la proposición de que los efectos mutuos y entrelazados de los diversos dominios que dan forma a nuestra experiencia se deben considerar en todas sus complejas interacciones. Las facetas históricas, sociales, familiares y biológicas, así como las psicológicas individuales, se transforman entre sí a medida que cambian con el tiempo.
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