• Пожаловаться

Francis Carsac: Los habitantes de la nada

Здесь есть возможность читать онлайн «Francis Carsac: Los habitantes de la nada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. год выпуска: 1956, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Francis Carsac Los habitantes de la nada

Los habitantes de la nada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los habitantes de la nada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

F. Borie es trasnportado en un platillo volante por los humanoides de piel verde, los Hiis, a los mundos extra-galácticos, para que les ayude en su lucha contra las criaturas metálicas devoradoras de soles: los Misliks.

Francis Carsac: другие книги автора


Кто написал Los habitantes de la nada? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Los habitantes de la nada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los habitantes de la nada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Souilik, que pilotaba, maniobró febrilmente una serie de palancas. Los cazas quedaron lejos, muy atrás, pequeños puntos que iban desapareciendo, cada vez más bajos, cada vez más lejos. Por momentos se agrandaba la parte de la superficie de la tierra que podía abarcar mi vista. El cielo se volvió azul oscuro, después índigo, finalmente negro, y en pleno día aparecieron las estrellas. Comprendí que estábamos abandonando la atmósfera.

No había transcurrido media hora desde que salimos y la Tierra ya era visible en su totalidad, enorme esfera verdosa cruzado por trazos blancos. ¡Yo era el primer hombre que había sobrepasado el área de atracción de la tierra!

Permanecimos inmóviles en el espacio, mientras se desarrollaba el «consejo de guerra» que tuvo lugar en mi presencia. Mis compañeros nada hicieron para ocultarme la discusión. Muy al contrario, Essine no dejó de transmitirme los fragmentos más importantes. Aass opinaba que debíamos esperar la noche para desembarcarme. Souilik, en cambio, con el apoyo de Essine y otros dos Hiss, quería llevarme a su planeta, Ela. Su principal argumento parecía ser el que yo fuese un representante del planeta humano más lejano que ellos conocían y que además, la ley que prohibía las relaciones con los mundos donde imperase todavía la guerra no se refería a los planetas extragalácticos, sino a los galácticos. Era evidente, añadía, que nuestra humanidad no tenia el menor conocimiento del «paso del ahun» y, por consiguiente, Ela no corría ningún peligro. Siempre habría tiempo de llevarme nuevamente a Tierra, Por otra parte, ¿quién podría despreciar la más pequeña ayuda, ruando los Misliks estaban amenazando a menos de un millón de años-luz? Y sobre lodo, ¿quién podría despreciar el apoyo de una humanidad de sangre roja?

Al final, Aass se volvió hacia mí, y dijo: — Si quieres, podemos llevarte con nosotros, siempre que nuestros alimentos te convengan, pues el viaje es largo. Así, pues, vas a comer con nosotros. Si te sientan bien, saldremos juntos hacia Ela. Más tarde volveremos.

Así fue cómo tomé mi primera comida extra-terrestre, comida que no debía ser la última. El «platillo», o, como lo voy a llamar desde ahora, el ksill, se mantenía inmóvil, a unos 25.000 kilómetros de la Tierra.

Los Hiss, salvo en los banquetes de postín, comen de pie. Comimos, pues, en la misma habitación en que nos encontrábamos. Los alimentos consistían en una gelatina rosada, muy gustosa, unos bizcochos que me parecieron hechos con harina de cereal, acompañados de un líquido ambarino que recordaba la miel. Los platos y cucharas eran de un material transparente, muy bello — lo comprobé dejando caer un plato —, absolutamente irrompible. Con alivio, noté que rápidamente quedaba saciado y digerí a la perfección este alimento. Pasé la tarde mirando la Tierra, esta Tierra que iba u dejar para ir, no sabía dónde. Por la noche, después de una comida parecida, me señalaron una litera baja. A pesar de mi excitación, la fatiga me entregó a un pronto sueño.

Cuando desperté, estaba solo. Un débil zumbido llegaba a mis oídos. Me levanté, crucé una puerta y me encontré ante Aass.

— Iba a despertarte — me transmitió —. ¡Vosotros, los terrenos, dormís mucho!

Me condujo al laboratorio.

Antes de continuar, creo que ya es tiempo de que te describa la distribución interior de un ksill. Casi siempre es la misma. Los Ksills tienen una forma exterior de lenteja plana cuyo diámetro oscila entre quince y ciento cincuenta metros y el espesor entre dos y dieciocho. En un ksill de tipo mediano, como el que ocupaba, las proporciones son de treinta metros por tres cincuenta. Ocupa el centro el puesto de mando, cámara hexagonal cuyos lados miden unos cinco metros. Alrededor de ésta se encuentran otras seis habitaciones de las mismas dimensiones con destinos diversos: dormitorio, laboratorio, sala de máquinas (hay tres), etcétera. Alrededor de estas habitaciones y en disminución rápida de la altura hacia la periferia, se hallan los almacenes de víveres, los acumuladores de energía, las reservas de aire, etc. La dotación normal de un ksill de este tipo es de doce personas.

En el laboratorio estaban reunidos los nueve sobrevivientes.

Por primera vez los veía a todos juntos. Había cinco hombres y cuatro mujeres. Contrariamente a lo que ocurre cuando se entra en contacto con una raza distinta, no tuve dificultad alguna en distinguirlos. Aass era de mucho el más alto y me aventajaba de unos centímetros. Los demás eran netamente más bajos que yo. Ninguna mujer alcanzaba 1,65 metros. Además de Aass, Soui-íik y Essiiie ya conocía a dos de ellos.

Como en un salón, Aass hizo las presentaciones. Según deduje, Aass era un científico, o, como él dijo, «estudiaba las fuerzas»; además, era el jefe de la expedición. Souilik era el piloto jefe y conducía el ksill. Había dos «tripulantes», si es que se les puede llamar así, y los dos restantes se ocupaban de los planetas, o sea: astrónomos. Como ya he dicho, el médico de la expedición había muerto en el brutal aterrizaje. La otra baja, era Ja de un especialista en astronomía estelar, alcanzado por los proyectiles del avión americano. De las cuatro mujeres, dos eran especialistas en botánica, una en psicología y Essinc en antropología comparada.

Me preguntaron cuál era mi trabajo en la Tierra. Respondí que había hecho estudios de medicina, pero que actualmente me había especializado en biología.

Se enfrascaron entonces en una animada conversación en voz alta, que, por lo visto, no juzgaron necesario traducirme. Después se dispersaron y me encontré solo en el laboratorio con Aass y Souilik; Aass me hizo tomar asiento, y transmitió:

— Hemos decidido llevarle a nuestro planeta. No me preguntes a qué distancia se encuentra de la Tierra, porque no lo sé, y pronto comprenderás la razón. Desde luego, está en el mismo universo que el vuestro, universo en el más amplio sentido, ya que de otra forma no nos habría sido posible llegar hasta vosotros. Vamos a iniciar el viaje de vuelta. (Cuando lleguemos a Ela los Sabios decidirán sobre ti. En el peor de los casos, serás devuelto a tu casa.

— Hace sólo cuarenta emis que exploramos el «Gran Espacio» (un emis corresponde a dos años terrestres y medio). Conocemos ya centenares de mundos habitados por humanidades más o menos parecidas a la nuestra, pero ésta es la primera vez que hemos encontrado un planeta cuyos hombres tengan la sangre roja. Es, pues, interesante estudiarte, y por esta razón vamos a conducirle a Ela, a pesar de la Ley de Exclusión.

«Ahora que ya nos hemos alejado suficientemente de Tierra, vamos a atravesar el «ahun». No temas nada, pero no toques ningún aparato. Según hemos podido comprobar por el aparato que nos ha atacado, estáis todavía en los motores químicos. Por lo tanto, no comprenderías nada de los nuestros.

— Nosotros también tenemos motores físicos — dije —. Pero, ¿qué es el ahun?

— Es el Anti-Espacio que rodea el Espacio y lo separa de los universos negativos. También es el Anti-Tiempo. En el ahun no hay distancias ni duración. Por esta razón no puedo decirte la distancia que separa Ela de tu planeta, aunque sí sabemos que esta distancia es superior al millón de años-luz.

— Pero hace un momento decías que la Tierra era el planeta más lejano que conocíais.

Aass torció los labios, lo que, según supe más larde, era en él señal de perplejidad.

— ¿Cómo hacértelo comprender? En realidad ni nosotros lo comprendemos. Lo utilizamos. Mira: Espacio y Tiempo están íntimamente ligados, ¿sabías esto?

— Sí, un científico genial lo determinó hace poco tiempo.

— Pues bien; Espacio-Tiempo, el universo, flota en el ahun. El Espacio está cerrado en sí mismo, pero el Tiempo está abierto: el pasado no vuelve. Nada puede existir en el ahun, puesto que el Espacio no existe. Así, pues, vamos a segregar una porción de Espacio que rodeará el ksill y nos encontraremos encerrados dentro de este Espacio, en el ahun, al lado del Gran Espacio del Universo, pero sin confundirnos con él. Vamos a derivar en relación a él. Al cabo de un determinado tiempo, tiempo de nuestro ksill, haremos la maniobra en sentido inverso y nos encontraremos nuevamente en el Espacio-Tiempo del universo y precisamente en el punto que, según lo ha demostrado la experiencia, no estará alejado de Ela más que unos cuantos millones de vuestros kilómetros. Esta vez, para el regreso, pasaremos por la parte externa del Espacio-Tiempo. Para venir, hemos pasado por el lado interior. También es posible que al tiempo que viajamos en el Espacio, realicemos también un viaje en el Tiempo. Pero no puedo asegurártelo; el estudio del aliun es todavía muy reciente. Es posible que nosotros los Hiss no existamos todavía para vuestro planeta. O, a lo mejor, hemos desaparecido desde hace miles de años, pero no creo que sea así, a causa de los Misliks: si continúan como ahora, no tardarán tantos años en alcanzaros, por lejos que estéis. De hecho, somos para vosotros, lo que vosotros para nosotros, Habitantes de la Nada. En consecuencia, no existimos en el mismo Espacio-Tiempo, y nadie podrá nunca asegurar la distancia y el tiempo que nos separan, ya que para hacerlo tendría que atravesar el ahun, el anti-espacio, el anti-tiempo. ¿Lo comprendes?

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los habitantes de la nada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los habitantes de la nada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Francis Carsac: Kosmoso robinzonai
Kosmoso robinzonai
Francis Carsac
Francis Carsac: Guerra de estrelas
Guerra de estrelas
Francis Carsac
Francis Carsac: A világűr Robinsonjai
A világűr Robinsonjai
Francis Carsac
Francis Carsac: Ceux de nulle part
Ceux de nulle part
Francis Carsac
Francis Carsac: Ce monde est nôtre
Ce monde est nôtre
Francis Carsac
Francis Carsac: Sur un monde stérile
Sur un monde stérile
Francis Carsac
Отзывы о книге «Los habitantes de la nada»

Обсуждение, отзывы о книге «Los habitantes de la nada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.