• Пожаловаться

Francis Carsac: Los habitantes de la nada

Здесь есть возможность читать онлайн «Francis Carsac: Los habitantes de la nada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. год выпуска: 1956, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Francis Carsac Los habitantes de la nada

Los habitantes de la nada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los habitantes de la nada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

F. Borie es trasnportado en un platillo volante por los humanoides de piel verde, los Hiis, a los mundos extra-galácticos, para que les ayude en su lucha contra las criaturas metálicas devoradoras de soles: los Misliks.

Francis Carsac: другие книги автора


Кто написал Los habitantes de la nada? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Los habitantes de la nada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los habitantes de la nada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Al fin llegué cerca del claro. Reinaba una luz verdosa que emanaba de una cúpula opalescente que ocupaba el lugar donde debía estar el «platillo». ¿Qué había pasado?

Aparté violentamente la última barrera de arbustos y penetré en el espacio descubierto batido violentamente por la lluvia. Toqué con la mano la base de la cúpula y comprendí: no era más que lluvia chorreando sobre una invisible superficie de repulsión. Mis amigos los Hiss tenían, desde luego, un paraguas original.

Llamé, sin atreverme a levantar demasiado la voz, pues podía denunciarme a los «cazadores de diablos», que ya debían estar en el bosque. Al cabo de unos minutos en la cortina de lluvia se distinguió una apertura, la franqueé y me encontré bajo cubierto, cara a Souilik.

¿Qué hay? — me transmitió.

— Os van a atacar. Mis compatriotas os han tomado por seres indeseables. ¡Debéis partir inmediatamente!

— No podemos salir antes de mañana. De todas formas, no podemos temer nada mientras tengamos nuestro «Essom»; en todo caso, nada que pueda venir de tus compatriotas.

Por «Essom», comprendía que quería referirse a la cortina repulsiva.

— ¿Es seguro que no os podéis marchar? — pregunté, preocupado por las complicaciones que preveía.

— Los motores no están repasados todavía y sería demasiado peligroso atravesar el «ahun» sin habernos alejado suficientemente de este planeta.

Como cada vez que él notaba que la transmisión de idea era imposible, pronunció la palabra.

— ¿Qué es el «ahun»?

No respondió.

Essinc, la «mujer», apareció entonces y me transmitió:

— Entra en el Ksill.

La seguimos. De nuevo me encontré en presencia de Aass, el Hiss de gran estatura que ya había visto en el laboratorio devastado. Se hizo repetir la conversación que habían tenido.

— ¿Qué medios de ataque posee tu pueblo?

— ¡Oh! son variados y algunos de ellos bastante poderosos (pensaba en la bomba atómica), pero los que ahora os amenazan no lo son mucho.

Hice una descripción mental de la escopeta de caza. Aass se tranquilizó:

— En este caso, no hay peligro, ni para nosotros ni para ellos.

En el exterior sonaron algunos disparos y acto seguido unas exclamaciones de sorpresa. Aass tocó un conmutador. Se apagó la luz y toda una parte de la pared pareció desvanecerse. Ví el claro del bosque como si hubiera estado en él e igual que si luciera el sol. Había cesado de llover y en la lamiera del bosque, junto a la entrada del camino, vi a dos siluetas humanas apuntando con sus fusiles. Cuatro Hiss los miraban tranquilamente. Sonaron nuevos disparos seguidos del mismo coro de sorpresa: los perdigones habían topado una vez mas contra la invisible barrera. Se les veía suspendidos en el aire, inmóviles, pequeños grupos de manchitas negras.

Aass susurró unas palabras al oído de Essine. Esta salió y momentos después todos los Hiss entraron en el aparato, dejando a los hombres ocupados en su inútil tarea.

Durante toda la noche, los Hiss trabajaron intensamente, actuando como si yo no existiera. Ni siquiera intentaron ocultarme el más mínimo detalle y pude observar cómo eran reparados buen número de complicados mecanismos, de los que no pude adivinar ni los principios en que se basaban, ni el uso a que estaban destinados.

CAPÍTULO SEGUNDO — VIAJE EN EL ESPACIO

Guando apuntó el alba, sobre la línea negra de los árboles, todo estaba ya listo para la marcha y las asaltantes aún permanecían allí. Se les veía a veces moverse entre los árboles húmedos. Bajo la lluvia y llenos de ansiedad, debían haber pasado una noche francamente incómoda. Yo mismo estaba inquieto, bastante fatigado y perplejo. Si no podía salir de kysill sin ser visto, significaría para mí una interminable serie de interrogatorios, entrevistas y molestias de toda clase.

Así estaba reflexionando, preocupado, sentado en uno de los sillones de la habitación donde había visto a un Hiss vivo por primera vez, cuando Aass me tocó en la espalda:

— ¿Qué pasa? Desde hace rato estás emitiendo ondas de inquietud.

Se lo expliqué en pocas palabras.

— No hay dificultades. Dentro de un rato nos marcharemos. Te dejaremos un poco más lejos, en otro claro del bosque. Te agradecemos infinitamente el que hayas venido a avisarnos y, sobre todo, el que hayas curado a nuestros heridos en ocasión del accidente que sufrimos.

Permaneció un momento sin transmitir.

— No podemos pensar en llevarte a Ela. La Ley es tajante: «No debe haber contactos con planetas donde todavía existen guerras». Lo siento. Tu mundo comprende a la vez muchas salvajadas y mucha civilización. Más adelante, cuando vuestra humanidad tenga más juicio, volveremos. Aun es posible que volvamos antes, si el peligro de los Misliks se concreta lo suficiente para obligar a abolir esta ley. Esto, siempre y cuando no os hayáis destruido antes como hicieron los planetas de Aur y Gen del sol Ep-Han. Por cierto, ¿cómo se llama vuestro planeta?

— Tierra — dije — ; por lo menos así es en mi idioma. En otras partes le llaman Earth…

— Tierra — repitió en voz alta —. Es curioso. En nuestra lengua, eso significa violencia, pero también fuerza. Y Errs, es orgullo. Ven conmigo. Me condujo a una pieza que contenía los aparatos más complicados. Allí estaba Souilik con Es-sine y otra «mujer».

— Vamos a marcharnos. Pero antes convendría alejar a tus compatriotas. Resulta peligroso estar cerca del ksill cuando éste despega..

Souilik maniobró unos delicados mandos; Essi-ne apagó la luz y el exterior se dibujó en la pared. Los campesinos seguían montando su obstinada guardia tras los árboles. Aass emitió el silbido sincopado que constituye la risa de los Hiss. — Mira atentamente — me transmitió. Tras un rugoso tronco, se distinguía, con tanta claridad como si hubiera estado a tres pasos, el borde de un sombrero, un cañón de escopeta y un gran bigote: ¡El viejo Carrere! De pronto, salió disparado de su escondrijo vapuleado, perdiendo su fusil, fue rodando entre los arbustos y los brazos, gesticulando, lanzando una fantástica serie de palabrotas que fueron fielmente retransmitidas por los altavoces interiores. Desapareció tras un grupo de cusíanos. Por todas parles sus compañeros sufrieron los misinos efectos. Aass gritó una orden.

— Ya están bastante lejos — me explicó — ; vamos a despegar.

No oí el menor ruido ni sentí la más pequeña vibración y,!o que más me sorprendió, no tuve la menor sensación de aceleración. El suelo se hundió debajo de nosotros. Por espacio de unos instantes divisé el claro del bosque con la marca dejada por el Usill en los aplastados arbustos. Ya estábamos lejos.

— Hay otro claro hacia el Oeste. Podéis dejarme allí.

Ahora que los Hiss iban a salir de mi vida pura siempre, me encontraba rebosante de curiosidad sobre lo que a ellos se refería, devorado por el deseo de ir con ellos y desesperado al pensar que una serie de circunstancias absurdas me habían impedido enterarme de más cosas sobre su mundo. Ya se distinguía el otro claro, más estrecho que el de Magnou, pero sobradamente suficiente. Descendimos rápidamente.

En este momento miré por casualidad el cielo a través de la pantalla. A nuestra izquierda llegaban sobre nosotros tres puntos negros que aumentaban rápidamente de tamaño. En seguida comprendí de qué se trataba: eran tres de los nuevos cazas con

Slalo-Keactor de la base de Perigueux, capaces de una velocidad superior a los 2.000 Km/h. — ¡Atención, peligro! — grité, sin pensar que los Hiss no podían comprender mis palabras articuladas.

Aass también los había visto y, en lugar de continuar bajando, nos elevamos. Los cazas nos siguieron. Uno de ellos pasó tan cerca que vi claramente el piloto con su casco y su máscara.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los habitantes de la nada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los habitantes de la nada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Francis Carsac: Kosmoso robinzonai
Kosmoso robinzonai
Francis Carsac
Francis Carsac: Guerra de estrelas
Guerra de estrelas
Francis Carsac
Francis Carsac: A világűr Robinsonjai
A világűr Robinsonjai
Francis Carsac
Francis Carsac: Ceux de nulle part
Ceux de nulle part
Francis Carsac
Francis Carsac: Ce monde est nôtre
Ce monde est nôtre
Francis Carsac
Francis Carsac: Sur un monde stérile
Sur un monde stérile
Francis Carsac
Отзывы о книге «Los habitantes de la nada»

Обсуждение, отзывы о книге «Los habitantes de la nada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.