Andrea Camilleri - La pista de arena

Здесь есть возможность читать онлайн «Andrea Camilleri - La pista de arena» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La pista de arena: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La pista de arena»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Entre incrédulo y horrorizado, el comisario Salvo Montalbano contempla desde su ventana una imagen de pesadilla: un caballo yace muerto sobre la arena. Una rápida inspección a pie de playa le permite constatar que se trata de un magnífico purasangre que ha sido sacrificado con crueldad y ensañamiento. Pese a no ser precisamente un defensor de los animales, el comisario siente la necesidad de llevar ante la justicia a quien haya sido capaz de perpetrar semejante acto. Así pues, con la ayuda de su amiga Ingrid, Montalbano se adentrará en un ambiente al que nos tiene poco acostumbrados: el de los círculos ecuestres, las carreras de caballos y las elegantes fiestas benéficas, un mundo poblado por hombres de negocios de altos vuelos, aristócratas y amazonas de rompe y rasga. Pero de ahí a las apuestas clandestinas y las carreras amañadas apenas media un paso, y Montalbano se colocará en el punto de mira de turbios personajes que lo amenazarán de todos los modos posibles. Incluso, poco faltará para que su casa acabe pasto de las llamas. ¿Qué otra cosa puede esperarse de la mafia? En su máximo esplendor como detective y como seductor, Montalbano se niega en redondo a subsanar las primeras y evidentes huellas del paso del tiempo, como por ejemplo llevar gafas, que le ahorrarían avanzar a tropezones y cometer algún error. Y si bien su relación con Livia sigue atravesando horas bajas, su proverbial apetito y vitalismo socarrón se mantienen indemnes.

La pista de arena — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La pista de arena», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Que se vaya al carajo la fecha exacta. Y como te atrevas a repetirme que algo lo tenías escrito en la hoja, la saco de la papelera y te obligo a comértela.

– De acuerdo, de acuerdo. Gurreri estaba inconsciente y lo acompañaba alguien cuyo nombre no recuerdo, pero lo tenía escrito en…

– Mira que te la estás ganando…

– Perdone, se me ha escapado. Ese sujeto trabajaba con Gurreri en la cuadra de Lo Duca. Declaró que Gurreri había sido alcanzado accidentalmente por una gruesa barra de hierro, la que se utilizaba para cerrar el acceso a la cuadra. Resumiendo, tuvieron que trepanarle el cráneo o algo parecido porque un gran hematoma le comprimía el cerebro. La operación fue un éxito, pero Gurreri quedó inválido.

– ¿En qué sentido?

– En el sentido de que empezó a sufrir pérdidas de memoria, algún desvanecimiento, repentinos arrebatos de furia, cosas así. Lo Duca le ha pagado tratamientos y especialistas, pero no se puede decir que haya habido mejoría.

– En todo caso empeoramiento, por lo que dice Lo Duca.

– Eso por lo que respecta al hospital, pero hay otras cosas.

– ¿O sea?

– Antes de trabajar con Lo Duca, Gurreri se había pasado unos cuantos añitos en la cárcel.

– Ah, ¿sí?

– Sí, señor. Robo con escalo e intento de homicidio.

– Vamos bien.

– Por la tarde procuraré enterarme de lo que se dice de él por el pueblo.

– Muy bien, ya puedes retirarte.

– Disculpe, dottore, ¿puedo recoger la hoja?

* * *

Montalbano se fue a Montelusa a las cuatro y media. Cuando llevaba diez minutos de camino, el coche que iba detrás le tocó el claxon. Montalbano se desplazó lateralmente para cederle el paso, pero el otro se adelantó muy despacio, se situó a su lado y le dijo:

– Mire que lleva un neumático pinchado.

¡Virgen santa! ¿Y ahora cómo lo hacía, si jamás en su vida había conseguido cambiar una rueda? Por suerte, en aquel momento pasaba un automóvil de los carabineros. Levantó el brazo izquierdo y aquéllos se detuvieron.

– ¿Necesita algo?

– Sí, gracias. Infinitas gracias. Soy el aparejador Galluzzo. Si fueran ustedes tan amables de cambiarme la rueda posterior izquierda…

– ¿Usted no sabe hacerlo?

– Sí, pero por desgracia tengo el brazo derecho con movilidad limitada; no puedo levantar peso.

– Lo hacemos nosotros.

Llegó al despacho del fiscal Giarrizzo con diez minutos de retraso.

– Disculpe, dottore, pero el tráfico…

Giarrizzo era un hombre cuarentón, macizo, de unos dos metros de altura por casi dos de anchura, que cuando hablaba con alguien gustaba de pasearse por la estancia, con la consecuencia de dar constantemente contra una silla, la hoja de una ventana o su propio escritorio. No porque le fallara la vista o estuviera distraído, sino porque el espacio normal de un despacho no le bastaba; parecía un elefante dentro de una cabina telefónica.

Cuando el comisario le hubo explicado el motivo de su visita, Giarrizzo permaneció un ratito en silencio. Después dijo:

– Me parece un poco tarde.

– ¿Para qué?

– Para venir a expresarme sus dudas.

– Pero es que…

– Y aunque hubiera venido a manifestar certezas absolutas, también sería demasiado tarde.

– Pero ¿por qué, perdone?

– Porque a estas alturas ya se ha escrito lo que se tenía que escribir.

– Pero yo he venido a hablar, no a escribir.

– Da lo mismo. Llegados a este punto, ni una sola cosa cambiaría nada. Seguramente habrá novedades, y grandes, pero aflorarán en el transcurso de la vista oral. ¿Está claro?

– Clarísimo. Y yo he venido a decirle que…

Giarrizzo alzó la mano para detenerlo.

– Entre otras cosas, no creo que esta manera suya de agitar el asunto sea demasiado correcta. Usted, mientras no se demuestre lo contrario, también es un testigo.

Era cierto. Y Montalbano encajó el golpe. Se levantó un tanto molesto. Menudo papelón había hecho.

– Bueno, pues entonces…

– ¿Qué hace? ¿Se va? ¿Se ha ofendido?

– No, pero…

– Siéntese -dijo el fiscal, golpeándose contra la puerta, que había quedado abierta.

El comisario se sentó.

– ¿Podemos hablar en una línea puramente teórica? -propuso Giarrizzo.

¿Qué significaba línea teórica? Por si acaso, Montalbano accedió.

– De acuerdo.

– Pues entonces, en línea puramente teórica y sólo por mero academicismo, pongamos el caso de cierto comisario de la policía del Estado al que, a partir de ahora, vamos a llamar Martínez…

A Montalbano no le gustó el nombre que el fiscal quería imponerle.

– ¿No podríamos llamarlo de otra manera?

– ¡Pero ése es un detalle sin la menor importancia! De todos modos, si se empeña, sugiera el nombre que más le guste -replicó Giarrizzo, irritado, golpeándose contra un clasificador.

¿D'Angelantonio? ¿De Gubernatis? ¿Filippazzo? ¿Cosentino? ¿Aromatis? Los nombres que se le ocurrían no le sonaban bien. Se rindió.

– Bueno, dejemos Martínez.

– Bien, supongamos que ese tal Martínez que ha dirigido las investigaciones sobre una persona a quien llamaremos Salinas…

Pero ¿por qué Giarrizzo se empeñaba en utilizar nombres españoles?

– … ¿le parece bien Salinas?, acusado de haber disparado contra un comerciante que etc., etc., se da cuenta de que etc., etc., la investigación presenta un punto débil etc., etc…

– Perdone, ¿quién se da cuenta? -preguntó Montalbano, aturdido entre todos los etcéteras.

– Martínez, ¿no? El comerciante, al que llamaremos…

– Álvarez del Castillo -dijo rápidamente el comisario.

Giarrizzo pareció dudar.

– Demasiado largo. Dejémoslo en Álvarez. El comerciante Álvarez, aun contradiciéndose descaradamente, niega reconocer a Salinas, el autor del disparo. ¿Hasta aquí estamos de acuerdo?

– Estamos.

– Por otro lado, Salinas afirma tener una coartada que, sin embargo, no quiere revelarle a Martínez. Por consiguiente, el comisario sigue recto por su camino, convencido de que Salinas no desvela su coartada porque en realidad no la tiene. ¿Le parece exacto el cuadro?

– Exacto. Pero en este momento a mí… a Martínez lo asalta una duda: ¿y si Salinas tiene realmente una coartada y la expone en el juicio?

– ¡Pero esa duda también asaltó a quienes correspondía la validación de la detención y después el envío a juicio! -dijo Giarrizzo, tropezando con una alfombra y amenazando con derrumbarse sobre el comisario, el cual temió durante unos segundos morir aplastado bajo el coloso de Rodas.

– ¿Y cómo resolvieron la duda?

– Con un suplemento de investigaciones que terminaron hace tres meses.

– Pero yo no he…

– A Martínez no se le hizo el encargo porque ya había cumplido su papel. En resumen: parece que la coartada de Salinas es una mujer, su amante, con la cual, según él, se encontraba mientras alguien disparaba contra Álvarez.

– Disculpe. Pero si Lic… si Salinas tiene verdaderamente una coartada, eso significa que el juicio concluirá con su…

– ¡Condena! -exclamó Giarrizzo.

– ¿Por qué?

– Porque en cuanto los defensores de Licco expongan su coartada, la acusación sabrá cómo desmontarla. Además, los defensores ignoran que la acusación conoce el nombre de la mujer que debería facilitar esa coartada de última hora.

– ¿Podría saber quién es?

– ¿Usted? Comisario Montalbano, ¿usted qué tiene que ver? En todo caso, debería ser Martínez quien lo preguntara. -Se sentó, anotó algo en un papel, se levantó y le tendió la mano a Montalbano, quien se la estrechó sorprendido-. Ha sido un placer verlo. Volveremos a vernos en la sala del tribunal.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La pista de arena»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La pista de arena» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Andrea Camilleri - The Dance of the Seagull
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri - The Age Of Doubt
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri - Zapach Nocy
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri - Złodziej Kanapek
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri - La Excursión A Tindari
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri - La Forma Del Agua
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri - Il cane di terracotta
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri - Il medaglione
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri - Der vertauschte Sohn
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri - Der unschickliche Antrag
Andrea Camilleri
Отзывы о книге «La pista de arena»

Обсуждение, отзывы о книге «La pista de arena» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x