Manuel Puig - Boquitas pintadas

Здесь есть возможность читать онлайн «Manuel Puig - Boquitas pintadas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Boquitas pintadas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Boquitas pintadas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El texto nos remite a un pasado argentino, a la oculta sordidez de un mundo de novela rosa transcrito con implacable objetividad a través del calco paródico de los clichés del lenguaje periodístico, de la impasibilidad feroz de las descripciones aparentemente neutras, de la trivialidad exasperante de unas vidas despersonalizadas.
Nené, varias décadas después, aún conserva las cartas de su antiguo enamorado, Juan Carlos, a pesar de su actual matrimonio. Don Juan Carlos ya fallecido en un sanatorio víctima de la tuberculosis, se va reconstruyendo, mediante la intimidad de unos seres rencorosos o inocentes, esa relación amorosa acontecida en la Argentina de los años treinta.

Boquitas pintadas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Boquitas pintadas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Acá en mi casa querés decir? No, cuando tenga un chico sí voy a necesitar ayuda, pero ahora no. Mi marido ni siquiera viene a almorzar los días de trabajo.

– ¿Quiere que la vaya a visitar?

– Hoy no, Raba, porque tengo que salir. Pero un día quiero que vengas, así ves la casa. Lástima que mamá no me puede ver la casa, con el juego nuevo de comedor y el living, pocos tienen en Vallejos una casa como la mía, mamá no se la imagina.

– La Teresa hoy domingo se fue por ahí con otra vieja como ella que no me quiere, me invitaron pero la otra siempre se ríe de que no sé cruzar la calle, para eso mejor me quedo sola.

– Mi marido se fue a la cancha a ver el partido, pero después yo voy a ver si me lleva a alguna parte si no te decía que vinieras.

– ¿Y un ratito ahora? ¿A qué hora viene él?

– Y no, Raba, porque si después te ve acá, va a pensar que ya me entretuve el domingo con algo y no va a querer salir.

– ¿Adónde te va a llevar?

– Al cine o al teatro, y lo principal es que no tenga que hacer cena, me aburro de cocinar todas las noches y a dormir enseguida.

– ¿Adónde queda la casa de usted? ¿queda lejos de donde yo estoy? Si usted quiere venir acá, es la pieza que tiene delante una maceta grande de espina de Cristo, hay unas plantas de grandes en el patio… y hacemos un mate. Y le corto un gajo de la Espina de Cristo.

– No, Raba, te agradezco pero mi marido no quiere que salga sola.

– Y te cuento todo de la niña Mabel…

– ¿Qué hizo?

– Nada, que antes de venirme yo se apareció el novio a visitarla, se fue desde Buenos Aires para verla. Es petiso, alto igual que la niña Mabel, tiene que andar de taco bajo ella ahora.

– ¿Se comprometieron?

– No, si no ya lo hubiese andado diciendo, porque después del lío de Don Sáenz ya no tienen mucho para darse corte por ahí. ¿Y querés que te cuente algo del doctor Aschero?

– ¡Raba! ya ni me acuerdo de ese sinvergüenza.

– ¿Y tu marido no te dijo nada?

– ¿De que?

– Y… de nada.

– Contáme más de Mabel, ¿qué es el novio?

– Cuando la niña Mabel estaba acá en Buenos Aires la señora me contaba que había conocido a un muchacho que la pretendía pero que a la niña Mabel no le gustaba, que no tenía carácter.

– ¿No te acordás si era maestro el muchacho?

– Sí, me parece que sí que la Mabel decía que tenía un trabajo de mujer… Y yo mientras le pude seguir dando la teta al nene me quedé en Vallejos, mi tía por más que me dijera yo no me iba a venir. ¿Estará bien abrigadito ahora que empieza el frío?

– Claro, cómo no va a estar…

– Nené, yo lo quiero ver al Panchito. ¿Cuándo lo viste vos?

– Cuando tenía un mes.

– Y no viniste más al rancho, ni vos ni la niña Mabel vinieron más, yo te esperaba siempre y vos nunca más viniste. ¿Y tu marido adónde te va a llevar?

– No sé, Raba. Además ni siquiera estoy segura de que vamos a salir, vos llamáme pronto, Raba, otro día ¿eh?

– ¿Y le mandaste la plata a tu mamá o no? Porque yo no te dije nada pero tu mamá me contó todo.

– ¿De que?

– Que vos primero le dijiste que le ibas a mandar plata para hacerle el tratamiento a tu papá en el sanatorio pago, y ahora tienen que ir al hospital.

– Pero mi mamá me dijo que lo mismo lo habían atendido bien en el hospital, y yo por más que quiera no puedo porque me metí en los gastos del living. Y lo mismo después por capricho ella lo pasó de nuevo al sanatorio, eso vos no lo sabés, y qué tanto, que saque la plata de la libreta ¿acaso los ahorros no son para eso?, para un caso de necesidad.

– Ella me dijo que vos eras mala con tu papá, y que te iba a escribir más. ¿Te escribió?

– Sí que me escribió.

– ¿Y cuándo te voy a ver?

– Llamáme pronto. Chau, Raba.

– Chau.

Pese al dolor de cabeza y al creciente malhumor se dispone a hacer la cama, por segunda vez en el día, como todos los domingos. Su marido deshace la cama después del almuerzo, todos los domingos y feriados, para acostarse antes de ir al partido de fútbol, hecho que provoca discusiones no sólo relacionadas con el trastorno de rehacer la cama. Nené reflexiona y trata de conformarse pensando que afortunadamente sólo domingos y feriados él viene a almorzar.

*

– Hola…

– ¡Es la Raba! ¿sos vos?

– Sí ¿cómo estás?…ay Raba, cuánto te agradezco lo que me trajiste, sentí tanto no haber estado esa tarde, de casualidad había salido, mirá que salgo poco. Pero yo te lo había dicho que me llamaras antes de venir.

– Yo para darte una sorpresa. ¿Te gustó el gajo?

– Sí, cuando entré enseguida lo vi. Después la portera me contó que te había abierto la puerta ella.

– Ella no me quería abrir la puerta, no quería por nada, pero yo le dije que era un gajo delicado, y si no lo sabés plantar se seca seguro. ¿Te gusta donde lo puse?

– Sí, y me parece que prendió bien.

– Yo me voy para Vallejos. Me voy mañana.

– ¿Por qué? ¿qué pasó? ¡no le vayas a decir a mamá que me viste la casa!

– Ya junté para el pasaje y hoy fue el último día que trabajé en la fábrica.

– ¿Y por allá qué vas a hacer? ¿de nuevo a lavar?

– No, que la niña Mabel habló con mi tía que si yo quería volver me tomaba de nuevo, que ahora no pueden tener mucama y cocinera, yo y la madre vamos a hacer todo. Y me dan permiso para ir a ver al Panchito todas las tardes.

– ¿Y acá no te habías conseguido ningún novio?

– No, me da miedo meterme con hombres que no conozco.

– ¿A mamá le vas a contar que viniste a mi casa?

– Si vos no querés no le cuento nada.

– ¿A qué hora sale el tren mañana? Porque si querés te llevo alguna ropa mía usada.

– A las diez de la mañana sale. Pero mejor si tenés algo nuevo para el Panchito. Que necesita más que yo.

– Y, mucho tiempo no voy a tener, si encuentro algo se lo compro. Pero mañana sin falta te veo en la estación. A las nueve y media ya voy a estar ahí. Vos andá temprano así te encontrás un asiento bueno.

– No dejes de venir, y si tenés algo viejo para mí no te olvides tampoco.

– Raba, prometéme que a Mabel tampoco le vas a contar que me viste la casa.

– Te prometo, ¿y no tendrás una pañoleta para el Panchito que ahora hace frío?

– Voy a ver. Chau, Raba, tengo que hacer.

– Bueno, hasta mañana.

– Chau, y llegá temprano.

– Chau.

Vuelve a arrepentirse de haber pedido teléfono blanco, siempre marcado por huellas de dedos sucios. Además necesita una silla en ese cuarto para no sentarse obligadamente en la cama cada vez que atiende el teléfono. Decide lustrar los herrajes del juego de dormitorio ese mismo día. Yendo hacia la cocina atraviesa un cuarto destinado a comedor donde sólo hay una caja de cartón conteniendo un velador con pantalla de tul blanco. En el pequeño vestíbulo de entrada, destinado a living, tampoco hay muebles: mira el espacio vacío preguntándose si jamás reunirá el dinero para comprar todo al contado, pues ha resuelto evitar el pago adicional de intereses implícito en una compra a plazos.

– Ya que está ahí ¿no me cortaría unos higos? cáscara aterciopelada verde, adentro la pulpa de granitos rojos dulces los reviento con los dientes

– Buenas tardes, no la había visto, el pie las uñas pintadas asoman de la chancleta, piernas flacas, ancas grandes

– Buenas tardes

– Perdone que ande por este tapial, que si no ponemos una antena no oímos la radio, y los presos se me van a andar quejando, los presos no ven nunca a una mujer

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Boquitas pintadas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Boquitas pintadas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Boquitas pintadas»

Обсуждение, отзывы о книге «Boquitas pintadas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x