Cazuela de judías verdes de
Irene Goodnight para el entierro
1 lata de 300 g de sopa de crema de champiñones sin diluir
4 ½ tazas de judías verdes cocidas y escurridas
1 taza de galletas saladas machacadas
½ taza de leche
½ taza de almendras cortadas en láminas, ligeramente tostadas (opcional)
1 ½ taza (170 g) de queso cheddar rallado
Precalentar el horno a 180 grados. Mezclar la sopa y la leche. Colocar la mitad de las judías verdes en el fondo de una fuente plana de horno engrasada de un litro y medio. Extender la mitad de la mezcla de la sopa sobre las judías; echar la mitad de las almendras, las galletas saladas y una taza de queso. Volver a poner capas de judías, almendras y galletas. Hornear la fuente destapada durante 25 minutos; echar la ½ taza de queso restante y hornear 5 minutos más. Da para 6 raciones.
Queso al pimentón de Norma
3 tazas (340 g) de queso cheddar rallado
1 taza de mayonesa
2 cucharadas de cebolla rallada
2-3 cucharaditas de salsa Worcestershire (opcional)
¼ o ½ cucharadita de pimentón suave
2 tarros de 110 g de pimientos cortados a dados, escurridos
Combinar los 5 primeros ingredientes en un robot de cocina hasta que la mezcla sea todo lo fina que queremos. Añadir el pimiento; pulsar el botón y mezclar. Guardar en la nevera en un recipiente tapado. Da para 3 tazas, aproximadamente.
Pastel de pacana de la tía Elner
½ taza de mantequilla o margarina, derretida
1 taza de azúcar moreno bajo en calorías
1 taza de jarabe de maíz bajo en calorías
2 cucharaditas de extracto de vainilla
½ cucharadita de sal
1 masa cruda de 22 cm
1 ½ taza de medias pacanas
4 huevos batidos
Precalentar el horno a 160 grados. Mezclar los 3 primeros ingredientes en un cazo pequeño y cocer a fuego medio, removiendo continuamente, hasta que se derrita la mantequilla y se disuelva el azúcar. Enfriar ligeramente. Batir los huevos, la vainilla y la sal en un bol grande; agregar poco a poco la mezcla de azúcar, revolviendo bien con un batidor. Echar en la masa y esparcir pacanas por encima. Hornear durante 50-55 minutos. Servir templado o frío. Da para un pastel de 22 centímetros.
Flagg nació en Birmingham, Alabama (1944) bajo el nombre de Patricia Neal. Como ya existía una conocida actriz con ese nombre, tuvo que cambiárselo. Empezó a escribir y producir programas de televisión a los diecinueve años y luego destacó como actriz y escritora de televisión, el cine y el teatro.
Su carrera como escritora ha sido todo un desafío, ya que es disléxica. Comenzó en la década de 1960 como co-escritora para Allen Funt. En la misma época grabó un disco de comedia. Durante los años 70s dejó de escribir y participó en varios programas de juegos. Se hizo especialmente conocida por su participación en el programa Match Game . Desde los 80s volvió a enfocarse en la escritura.
Sus novelas, entre ellas Welcome to the World, Baby Girl! (Bienvenida a este mundo, pequeña), Daisy Fay and the Miracle Man ( Daisy Fay y el hombre de los milagros ) y su obra más conocida Fried Green Tomatoes at the Whistle Stop Cafe (Tomates verdes fritos en el café de Whistle Shop) que fue llevada al cine con el título de Tomates verdes fritos, han figurado en la lista de libros más vendidos del New York Times. El guión de Flagg para la película Tomates verdes fritos fue candidato al premio de la Academia de Hollywood y al del Gremio de Escritores de América, y obtuvo el prestigioso premio de los Guionistas.
Como actriz, trabajó en la producción de Broadway de The Best Little Whorehouse en Texas , y en las películas Some of My Best Friends Are, Five Easy Pieces, Stay Hungry, Grease y Crazy in Alabama , además de pequeños papeles en numerosos programas de televisión.
Flagg es abiertamente lesbiana, y tuvo que retirar gran parte del contenido lésbico del libro Tomates verdes fritos para que su versión cinematográfica fuese más viable comercialmente. Divide su tiempo entre sus hogares de California y Alabama
***
[1] – Señora, el cartel dice «Caballo en venta» [1] . Cuando ya salían en coche, echaron otro vistazo al cartel. Efectivamente ponía «Caballo en venta». Norma estaba horrorizada por lo que habían hecho. Opinó: – Oh, Dios mío, pobre hombre, habrá pensado que estábamos locas, irrumpiendo así en su casa, pisoteándolo todo, abriendo armarios. Hemos tirado de la cadena, abierto todos los cajones de la cocina. Aún no entiendo cómo no ha llamado a la policía. – Supongo que me ha entrado tal arrebato que he empezado a alucinar -dijo Beverly-. Pero míralo de otra manera, Norma. Ahora al menos él tiene mi tarjeta, y si alguna vez decide vender, nos adelantamos a RE/MAX. – Aun así, me siento fatal, pobre hombre. Parecía tan majo -dijo Norma. – Sí, lo era, pero puede permitirse serlo, no está en el negocio inmobiliario. Ya sabes lo que dicen, ¿verdad, Norma? Los verdaderos agentes inmobiliarios nunca mueren, simplemente permanecen en fideicomiso para siempre. Bueno, ¿eh? Es mío. Norma estaba aprendiendo el oficio desde abajo, no había ninguna duda.
La confusión se produce al leer house , casa, por horse, caballo.