Uno dos. Uno dos.
Grabando.
Grabando sin idea de lo que le ha podido pasar a Berta. Sin saber nada de Berta. ¿No va a llegar nunca? ¿Habrán declarado el retraso indefinido un retraso indefinidamente indefinido? ¿O todavía se presentará en el hotel esta madrugada?
Me pillará en la cama con las luces apagadas. El casete apagado. El cerebro apagado.
La veo entrar con su maleta Samsonite azul que trajo a Nueva York. Cree que estoy dormido. No dice nada. No hace ruido. La veo desnudarse. Se acercará a besarme. Dirá por fin ya estoy aquí. Entonces abriré los ojos.
Pero también la veo saltando en el avión cuando han dicho que hay ratas. La veo de pie en el asiento del avión con un zapato en la mano como en las películas de risa cuando salta un ratón en la cocina y la estúpida esposa se sube a la silla de la cocina y se quita el zapato para defenderse. Es una estupidez porque la rata irá al pie descalzo como al queso fresco. No lo dudará un instante. Y la esposa estúpida de Hollywood no podrá golpearla con el tacón del zapato porque ya se habrá desmayado. Las ratas van arriba y abajo por el pasillo del DC-10 pero los pilotos están enamorados. El copiloto le dice palabras de amor al piloto y el piloto pilota el avión con el piloto automático y acaricia al copiloto en la pierna izquierda porque a la derecha no llega sin levantarse del asiento. Finalmente se levanta y ésa es la causa de la emergencia. Pero la indestructible caja negra que todo lo registra aportará las pruebas definitivas. Allí están los gritos de los pasajeros aterrados por el ir y venir de las ratas y también las tiernas palabras de amor que el copiloto dirige al piloto mientras el DC-10 va a la deriva. Cuando el avión se desplome y quede hecho trizas en un viñedo francés los expertos analizarán cada milímetro de la cinta grabada durante el vuelo en el interior de la caja negra y conocerán al detalle lo ocurrido. ¿Qué hay en el origen del accidente? ¿Una caricia del copiloto o el mordisco de una rata? ¿O tal vez hubo tumulto y graves altercados en el pasaje debidos a la lectura de la revista de la compañía que se ofrece gratuitamente a bordo? Éste es un elemento a estudiar. La revista colocada en la bolsa del asiento delantero junto a la bolsa del mareo y a la cartulina de emergencias puede considerarse detonante de la explosión. En esta revista de las compañías aéreas se publican peligrosas estupideces en edición bilingüe con el único propósito de crear en el viajero la conflictiva ilusión de una doble personalidad. Allí escriben los narradores fracasados. Los articulistas que imploran billetes para darse un cuarto de vuelta al mundo. Los pintores fatuos y mediocres también tienen allí su gran oportunidad de promoción artística. Todos los comentarios y consejos para vivir y viajar más y mejor surcando los cielos provienen de mentes cadavéricas que no han vivido y no han viajado ni viajarán más que al rincón del columbario. Son torpe amasijo de tópicos y mentiras. ¿Cómo se atreven a proponer un vuelo a Valencia para disfrutar de las incomparables fiestas falleras?
No se pierda usted este año las Fallas de Valencia. No deje de visitar Valencia en Fallas. Sólo una mente de serrín de carpintería valenciana es capaz de urdir semejante monstruosidad. Sus tracas. Sus pasacalles. Sus paellas cocinadas con gas butano de la huerta y regadas con insecticidas valencianos. Sus basuras deprimentes. Su griterío insoportable. Su vulgaridad aplastante. Todo esto se presenta en el bonito reportaje como una combinación artística de insuperable belleza y de extraordinaria exquisitez. Pero quien ha sufrido años y años esa fiesta degradante sabe hasta qué extremos la publicidad falsea la realidad.
Vaya usted a las Fallas de Valencia y será gaseado y chamuscado y machacado por los humos pirotécnicos de Valencia y por los platos regionales de Valencia y por los vinos de Valencia y por las bandas de música de Valencia y por las horchatas y buñuelos de Valencia y por los discursos en la lengua vernácula y por los contenedores de basura y por las cagadas de perro de los perros de Valencia y sus alrededores. Vaya usted a las Fallas de Valencia en avión con tarifa fallera y vuelva de las fallas de Valencia con tarifa de la Cruz Roja.
Pero los valencianos se sienten orgullosos cuando abren la revista aérea y ven que también allí están las Fallas de Valencia porque las Fallas de Valencia son muy importantes dentro y fuera de Valencia y su región hasta el punto de que las Fallas dan la vuelta al mundo en los aviones de medio mundo.
Por supuesto Juan prefería siempre leer la lista de fallecidos publicada diariamente en Damas y Caballeros antes que leer reportajes de las Fallas de Valencia.
Ojalá esté leyendo Berta la lista de fallecidos publicada en Damas y Caballeros hasta la letra O encabezada por Benigno Bueno Riesgo de 74 años. Carmen Ciria Manso 89. Araceli Chillón 29. Librada Fallos Solé 81. Leandro García Gosos 77. Luis Hernando Girón 88. Antonio Lázaro Ferrero 69. María Isabel Martínez Morro 92. Leandro Ortín Urreos 57.
La huelga de limpieza de aviones se lo habrá impedido. La odiosa huelga no ha sido desconvocada. Puede prolongarse varios días. En cuyo caso irán apareciendo otros bichos a bordo de los aviones con destino a Viena y no necesariamente en las bandejas de comida. El catering puede ser eliminado para que no retrase la salida de los vuelos internacionales. Aunque siempre hay formas de sabotear el servicio para lograr retrasos indefinidos de los vuelos. Pueden aparecer cucarachas en los compartimentos del equipaje de mano. Escarabajos en el reposacabezas. Alacranes en las hebillas del cinturón de seguridad. Arañas en la moqueta. Erizos en los asientos, pulpos en los lavabos. Sapos en los ceniceros.
Lástima no estar metido en alguno de esos vuelos. Escribiría una crónica devastadora. La dictaría al taquígrafo de Damas y Caballeros desde el mismo aeropuerto.
Óyeme bien muchacho. Aguza el oído. No hay tiempo para repetir.
Antetítulo.
Retraso indefinido de los vuelos internacionales.
Título.
Vuelo a Viena abortado por las ratas.
Subtítulo.
Temor a descubrir más alimañas a bordo.
Sumario.
Aterrizaje forzoso. Escenas de pánico e histerismo. Los pasajeros de pie en los asientos.
Entradilla.
La huelga de los servicios de limpieza sospechosa de ser causante del sabotaje.
Y a partir de ahí el tono sería de auténtica mofa.
Pediría urgentemente la presencia de un fotógrafo en el aeropuerto. El fotógrafo no tardaría en llegar. Suelen ser rápidos a menos que tengan a la mujer resfriada en cama y hayan de llevar a la niña al colegio. El fotógrafo preguntaría dónde cono está el follón. Follón de verdad. Buscaría a la pasajera más grotesca. Seguramente una gorda histérica. La haría posar furiosa con el zapato en la mano subida a una butaca de la sala de embarque. Si no quería subirse a la butaca buscaría a otra. Es fácil. Siempre hay una dispuesta a subirse a cualquier cosa. Además los fotógrafos de prensa son persuasivos. Y si no consiguen la foto por las buenas la consiguen por las malas. Cuando alguien pone pegas y dice que no quiere aparecer en ninguna foto en el periódico el fotógrafo sabe cómo ingeniárselas. ¿Que no quieres? Ahora verás. Te vas a enterar si quieres o no quieres salir en la foto. Por cojones saldrás en la foto. Entonces el fotógrafo pone cara de mosquita muerta. Cara de fotógrafo bobo. La cara del fotógrafo de bodas y comuniones. Algunos fotógrafos ni siquiera tienen que esforzarse para poner esa cara. De natural ya la tienen. Es una ventaja tener cara de bobo para ser un buen fotógrafo de prensa. Ahorra tiempo. Le ven con esa cara de bobo y no pueden creer que con esa cara pueda ser fotógrafo de prensa de ningún periódico. Y si de verdad lo es se imaginan que con esa cara nunca le saldrá bien una foto. El fotógrafo es astuto y aparenta que dispara su cámara en una dirección distinta de la que realmente va a disparar. En cuanto la persona que no quiere salir en la foto se descuida lo mas mínimo el fotógrafo cambia rápidamente la dirección de su cámara y saca la foto.
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