JAVIER IGNACIO OLABERRÍA
Manuscritos grabados a base de Motorola en los Confines de la Isla Esmeralda
(Libro de Crónicas)
Olaberría, Javier Ignacio
Manuscritos grabados a base de Motorola en los Confines de la Isla Esmeralda : libro de crónicas / Javier Ignacio Olaberría. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores del Mundo, 2021.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-4947-30-7
1. Narrativa Argentina. 2. Crónicas. I. Título.
CDD A863
EDITORIAL AUTORES DEL MUNDO
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Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
A la memoria de mi ídolo: Diego Armando Maradona,
Y de mi amigo: Martín Vega
(dos Cracks del futbol, la buena risa, y la generosidad).
“So shut up, live,
Travel, adventure, bless,
And don´t be sorry”
(Jack Kerouac – Desolation Angels)
No hay nada más hermoso para un ser humano que la sensación de libertad, esa misma que sintió el autor al emprender un viaje en el que buscó darle comienzo a una nueva vida para, luego, con su prosa, poder llevarnos en la aventura con él y así recorrer un sinfín de bellos caminos e imprevistas dificultades.
Esa sensación de libertad ya se logra percibir desde las primeras palabras, y aunque se enrede con diferentes obstáculos, aún así, se sigue expresando en toda su literatura. Javier dibuja sus letras con total voluntad; nos cuenta lo que realmente siente con soltura, y el libro así fluye: cada palabra, cada párrafo, cada crónica corre naturalmente cual si fuera un rio. Es así como lo sentimos: como uno de los tantos paisajes que nos describe en su libro.
Los manuscritos tienen los matices de un excelso pintor; escritos con la maestría del autor, porque, con solo leer, caminamos por calles, visitamos parques, lugares, y lo hacemos con la compañía de la descripción perfecta del aventurero: apreciamos los colores del día, podemos verlos, podemos sentir el frio o la falta del abrazo del sol en un lugar que no conocemos, pero que, después de leer esto, ya no podríamos decir lo mismo. La sensación de haber caminado por esas calles lo hacen a uno dudar si estuvo o no en ese lugar.
Javier nos regala una gama de sabores: cuando ingresamos con él a un pub de la isla esmeralda, y podemos palpar la barra del bar en la que estamos apoyados, disfrutando de una maravillosa cerveza negra, o un whisky, uno se puede encontrar consigo mismo; el libro pasa a ser como una voz en off que nos sigue relatando la aventura, mientras nosotros mismos vivimos la experiencia del “héroe”. Podemos sentir el efecto embriagador de esas bebidas, escuchar el folk irlandés o hasta la voz del bartender como si nos hablara en persona, ¡eso es lo que logra Javier con su libertad a la hora de escribir!: la naturaleza que envuelve al libro hace transportarnos a él, y, por momentos, somos la compañía del autor; otras, ¿por qué no? extras y testigos de su aventura. Pero ojo: en ocasiones también podemos estar con la adhesión de la melancolía, de la extrañeza; estar solos pero sin dejar de estar viviendo mágicos momentos de silencio que hasta son interrumpidos con geniales locuras como la de entablar una conversación con una gaviota carroñera en pleno desierto pandémico.
La pluma del autor es una extensión de lo que escribe su alma y lo que está sintiendo en ese momento. Javi es auténtico, con ese humor genuino que lleva en la sangre, como su bondad y como sus decisiones en la vida; un ser tan armónico como la música que se escucha en el libro.
Las palabras de estos manuscritos recorren solas por nuestro interior gracias a la naturaleza de su escritor: fluyen, andan libres, bellas; jugando con matices de colores, sabores, lugares, sentires, personas; palabras que juegan con nuestra manera de pensar, oraciones que nos llegan a nuestro ser. Un libro para disfrutar gracias a la magia del querido Javier Ignacio.
Eric Wyllie
Lincoln, Febrero de 2021
Ezeiza (Buenos Aires), 29 de Septiembre de 2019
Hasta pronto Buenos Aires
...The traveller awaits the morning tide
He doesn’t know what’s on the other side
But something deep inside of him
Keeps telling him to go
He hasn’t found a reason to say no…
(The Alan Parsons Project – Days are Numbers)
Ya estoy en zona restringida. Entre perfumes importados, chocolates suizos, whiskys de distinguida variedad y aviones en vísperas de despegue del otro lado de la ventana para volar quién sabe a dónde. Ya he estado aquí más de una vez: con esa tranquilidad y distracción que provoca la certeza de que uno se va a disfrutar y a volver descansado, o bronceado, al mismo espacio que sabe lo va estar esperando. Puedo asegurar que la sensación de hoy es totalmente distinta. Un conocido boxeador dijo alguna vez que el momento en el que suena la campana es el pase total (de a la compañía) a la soledad más absoluta. No miento si digo que recién, al cruzar migraciones, me acordé especialmente de ese pugilista.
Los que me acompañaron hasta el aeropuerto son mi papá y mi mamá: la prueba irrefutable de que soy un tipo extremadamente rico. Despedirlos fue tan duro como despedir a mi querido amigo José María (alias Mariana Fabiani). Darle un abrazo significó mucho más que despedirme de él. Significaron muchas cosas... Y cuando digo cosas digo…
–… rutina.
–Digo días y noches de estudio.
–Digo trabajo, logros.
–Digo frustraciones, vagancia.
–Digo superación y responsabilidad.
–Digo alegrías. Digo tristezas.
–Digo café sin azúcar con dos medialunas de grasa en la biblioteca parlante de la facultad.
–Digo asados.
–Digo amigos que estuvieron, amigos que se fueron y “amigos” que nunca lo fueron.
–Digo despedida dolorosa de amoríos que tuve y frustraciones de amoríos que quise tener pero no tuve la suerte.
–Digo convivencia con compañeros de trabajo que me caían mal. Digo convivencia con compañeros de trabajo que fueron entrañables.
–Digo ignorancia, aprendizaje.
–Digo avenidas Santa Fe, Corrientes, Plaza de Mayo. Digo Las Cañitas, Pasco y Alsina, Ateneo Grand Splendid.
–Digo caminatas, lecturas, encierro.
–Digo fútbol con algunos amigos, bares, pintas de cerveza con maní y mucho mucho rock and roll.
–Digo recitales, cine.
–Digo Racing con las visitas de mi viejo.
–Digo citas en aplicaciones virtuales con mujeres elegantes, con mujeres parcas y alguna que otra de interesante sensualidad.
–Digo música, digo yerba Rosamonte y La Tranquera.
–Digo abogacía. Digo 18 años...
¡Digo Buenos Aires!
Pero tranqui. Que no me voy a la guerra. Más bien a una aventura en la tierra del Ulises. De Óscar Wild y Bernard Shaw. De Daniel Day Lewis. De los duendes y de ese famoso santo patrono cervecero. Un lugar desconocido que, espero, ayude a conocerme. Tengo algo de melancolía y susto, es cierto; pero puedo asegurar que nunca jamás me sentí tan libre.
Ya es hora de embarcar. Gracias por todo
¡Hasta pronto!
Viernes 4 de octubre de 2019
¡You´re welcome!
Voy por mi segunda Guinnes del día en un Pub llamado Quay’s Bar. Es viernes y hace justo cuatro días que aterricé en suelo irlandés. Al momento creo haberme encontrado con el mismo lugar que imaginé venir a buscar. Su colorido es complejo: hay un cielo de constantes nubes espesas que van desde el blanco total, pasando por un gris claro y terminando en uno bien oscuro. Al sol lo vi nada más que cuatro horas. Los caminos y calles, al menos desde mi barrio en Dublin 9 hacia el centro, parecieran estar sobre colinas que los hacen subir, bajar, después tener unas cuadras de llanura y luego volver a subir y a bajar. Cuando salgo de mi casa y camino hacia la zona del Río Liffey por la avenida que suelo utilizar para no perderme, logro ver a lo lejos una especie de meseta color verde pasto que sube como tratando de volverse montaña pero terminando por ser nada más que un relieve. Aún no fui, pero calculo que se debe tratar de ese Park en el que abundan venados ¿o eran ciervos? ¿o cervatillos? ¡bambies!... No sé... ese animal que los dibujos animados describen siempre como buenos, elegantes y masticadores de hojas y plantas.
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