José Santos - La Amante Francesa
Здесь есть возможность читать онлайн «José Santos - La Amante Francesa» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:La Amante Francesa
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
La Amante Francesa: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Amante Francesa»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
La Amante Francesa — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Amante Francesa», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
– Matías vive allí, señor.
Afonso miró la casa de piedra que le indicaba. La parecía una versión, al estilo del Miño, de los edificios ruinosos de Carrachana: era evidente que compartía con el antiguo cabo el mismo origen humilde. Se apeó, amarró el caballo a un árbol y dio unos pasos por el camino de cabras hasta llegar frente a la casa. La puerta de madera tosca estaba entreabierta y el capitán entró, vacilante.
– ¿Hay alguien aquí? -llamó.
Oyó el sonido de un cubierto que golpeaba en un plato de porcelana y una tos ronca. Miró hacia el lugar de donde llegaba el ruido. Un enorme bulto se encontraba en la penumbra, sentado a la mesa e inclinado sobre una escudilla. No se le veía el rostro, pero Afonso lo reconoció. El bulto se quedó momentáneamente paralizado y, al cabo de un largo y silencioso segundo, se levantó con lentitud.
– Capitán.
Los dos hombres se acercaron y se plantaron el uno frente al otro, un poco sin saber qué hacer. No se veían desde hacía cuatro años, desde que los alemanes los habían separado en Illies. Se abrazaron por fin. Se abrazaron con fuerza, como hermanos, como viejos amigos distanciados por las circunstancias de la vida, como compañeros de viaje que se reencontraban después de una larga y difícil jornada.
– Siéntese aquí, siéntese aquí-dijo Matías, guiando a Afonso hasta la mesa. El capitán se acomodó y el antiguo cabo fue a buscar otro plato de sopa-. Es una sopita estupenda, mi capitán. Si Baltazar estuviese aquí, diría «qué categoría». -Tosió-. La ha hecho mi mujer, Francisca, pruébela.
Afonso bebió una cucharada y guiñó el ojo.
– Está muy buena.
– ¿A que está buena? Mi Francisca es una gran cocinera, claro que sí. Es una pena que no esté aquí, fue a lavar la ropa al río y a ponerla a secar. Pero ya vuelve. -Tosió-. Ella era mi novia, ¿sabe? Cuando volví de Alemania, pensé: Matías, la moza es seria y honesta, no es ninguna tarambana, no es ligera de cascos, es buena de verdad, cásate con ella, anda.
Volvió a toser, esta vez durante un buen rato.
– Esa tos no es buena -notó Afonso con preocupación.
Había reconocido aquella tos y sabía que no era buen augurio. Matías se había puesto morado de tanto toser, pero logró recobrar el aliento.
– Son la mierda de los gases, capitán. -Tosió nuevamente-. Los boches me siguen matando con los gases que me metieron en el cuerpo. Hasta siento el líquido corriendo por aquí dentro, en el pecho. -Respiró hondo, para demostrar lo que decía y, en efecto, los pulmones parecían silbar-. Los gases están haciendo lo que las ametralladoras y las «calabazas» no lograron en las trincheras, están acabando conmigo. -Sonrió con tristeza-. Era extraña aquella vida en las trincheras, ¿no? La muerte nos perseguía todos los días, nos olía, nos rozaba, pero ¿sabe?, yo siempre conservé las ganas de vivir.
– Usted era un optimista -consideró Afonso-. Había algunos que pensaban que se iban a morir, se pasaban la vida esperando la desgracia, todo los doblegaba, vivían invadidos de malos presentimientos, eran auténticas aves agoreras.
– Manitas era así…
– Y después estaban los otros, los tipos como usted, aquellos que volvían grandes las cosas más minúsculas, saboreaban una pausa, buscaban la felicidad en las pequeñas cosas, en un trozo de pan, en un ruiseñor que cantaba, en un rayo de sol capaz de vencer aquel sombrío manto de nubes grises.
Un nuevo acceso de tos llenó la sala. Matías respiró hondo y tragó saliva.
– Bueno, sólo era posible vivir allí si lográbamos ignorar lo que aquello tenía de malo, si lográbamos levantar un muro que nos aislase de toda aquella desgracia. -Matias tosió-. ¿Se acuerda, mi capitán, de la indiferencia con que mirábamos a un muerto o un cuerpo mutilado? Ese era el muro que nos protegía. Tanto nos agotamos sufriendo por nosotros que ya no podíamos sufrir por ellos. Esa era la verdad, los muertos se nos hicieron indiferentes.
– Excepto los compañeros -acotó Afonso.
– Excepto los compañeros -confirmó el antiguo cabo, que tosió-. Los compañeros eran lo mejor de toda aquella mierda. Sólo ellos contaban. -Tosió de nuevo-. ¡Qué patria ni qué hostias! Yo luchaba por mis compañeros. Manducábamos juntos, dormíamos juntos, sufríamos juntos, éramos amigos, hermanos, todo. Fue en la guerra donde conocí verdaderamente a los hombres, los conocí en serio, en lo bueno y en lo malo, pero sobre todo en lo bueno, en la ayuda mutua, en la amistad, en las pequeñas cosas y en los grandes gestos. -Bajó la cabeza-. El problema venía cuando se morían, eso se hacía insoportable.
– Miró a Afonso-. ¿Sabe que hice una peregrinación por el Miño para visitar a las familias de los compañeros de mi pelotón, de los compañeros caídos en Francia? Es verdad, lo hice. Fue duro, fue francamente tremendo. Fui a Barcelos a hablar con la madre de Vicente, el Manitas, después me acerqué a Gondizalves para ver a los padres y a los hermanos de Abel, el Canijo. Viajé hasta Gerés, hasta Pitões das Júnias, para conocer a la mujer y a los hijos de Baltazar, el Viejo. Y aquí al lado, en Palmeira, están la mujer y el hijo de Daniel, el Beato, un compañero que usted, capitán, no conoció, pero que fue decapitado por una granada.
– ¿Por qué hiciste eso?
Matías suspiró.
– Remordimientos, creo yo -dijo-. ¿Sabe que suelo soñar con los compañeros? Lo curioso es que nunca están muertos. Sueño que hacemos las cosas de costumbre, salimos a matar ratones, a hacer drenajes, a contar anécdotas, todos siempre juntos. Cuando pasan dos semanas sin soñar con ellos, los echo de menos y quiero soñar otra vez. -Tosió-. Extraño, ¿no?
– Esa es la guerra que sigue en nuestra cabeza.
– Tal vez. Pero, en medio de todo esto, mi capitán, hay algo que no comprendo, que no acepto. -Tosió una vez más-. ¿Sabe qué es?
– ¿Qué?
– No entiendo por qué he sobrevivido. No entiendo, no concibo por qué razón han muerto todos ellos y yo he seguido vivo. ¿Qué he hecho yo de especial para estar vivo? ¿Cuál es el sentido de que haya logrado escapar? ¿Por qué yo? No lo entiendo, no lo entiendo. -Bajó la voz-. Me siento culpable, angustiado, anhelante, es como si los hubiera traicionado, como si los hubiese abandonado, como si no los mereciese. Ellos lucharon hasta la muerte y yo me rendí, no tuve valor para ir hasta el final, sobreviví sin salvarlos, me maldigo todos los días por eso.
– Yo también pienso en ello muchas veces -confesó Afonso-. Pero la verdad es que, en aquel momento, en aquellas circunstancias, no teníamos alternativa. ¿Qué podíamos hacer? ¿Dejarnos matar como perros?
Matías miró el infinito, irremediablemente perdido en su batalla interior.
– ¿Sabe, mi capitán? He descubierto que lo más duro no es hacer la guerra -murmuró el antiguo cabo-. Lo más difícil es sobrevivir a ella, es vivir con ella después de haber vivido en ella. ¿Entiende lo que le quiero decir?
Afonso respiró hondo.
– ¡Cómo no voy a entender, Matías! Todas las noches sueño con eso. -Hizo una pausa-. No sé incluso si he sobrevivido. Mira, por ejemplo, a veces sueño que estoy en las trincheras rodeado de muertos, vuelvo un cuerpo hacia arriba para ver su cara y descubro que el cadáver soy yo. -Se estremeció, erizado por ese pensamiento-. Me ha llevado mucho tiempo entender este sueño, pero creo que ya lo he comprendido. Significa que una parte de mí ha muerto en las trincheras y que estoy de luto por mi propia muerte.
– Así es, mi capitán. Estamos de luto por nosotros mismos. -Suspiró-. Cuando estamos disparando, las cosas ocurren y no reparamos en ellas, o no les damos importancia, seguimos actuando sin pensar, mecánicamente, mañana es un nuevo día, hay que seguir adelante. -Hizo una pausa y miró su mano, la miró pero no la veía, estaba absorto en su razonamiento-. Ahora, cuando se acaba la guerra, cuando se acaba, mi capitán, la cosa recomienza aquí dentro, royendo, royendo, royendo sin descanso. -Se golpeó la frente con el índice-. Parece que no, pero aquí se queda todo, aquí, en la azotea, para después digerirlo despacio, muy despacio. -Nueva pausa-. Mire, la muerte del Canijo, usted no estaba, pero fue algo…, no sé cómo decirlo. Estábamos retirándonos de la primera línea, fue alcanzado por una ametralladora boche y se quedó ahí, en medio de la Tilleloy, con un agujero en la garganta, asfixiándose, en coma. El Manitas intentó ayudarlo, intentó acercarse, ¿y sabe qué hice yo? ¿Eh? ¿Lo sabe?
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «La Amante Francesa»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Amante Francesa» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «La Amante Francesa» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.