• Пожаловаться

Yasmina Khadra: La parte del muerto

Здесь есть возможность читать онлайн «Yasmina Khadra: La parte del muerto» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Yasmina Khadra La parte del muerto

La parte del muerto: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La parte del muerto»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un peligroso asesino en serie es liberado por una negligencia de la Administración. Un joven policía disputa los amores de una mujer a un poderoso y temido miembro de la nomenklatura argelina. Cuando este último sufre un atentado, todas las pruebas apuntan a un crimen pasional fallido. Pero no siempre lo que resulta evidente tiene que ver con la realidad. Para rescatar de las mazmorras del régimen a su joven teniente, el comisario Llob emprende una investigación del caso con la oposición de sus superiores.

Yasmina Khadra: другие книги автора


Кто написал La parte del muerto? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La parte del muerto — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La parte del muerto», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Hicimos un trato, comisario.

– Su proyecto era doble.

– Quizá, pero, en cualquier caso, mi objetivo era el mismo. Hemos tenido éxito en nuestra misión. Ahora, cada cual le saca provecho como le parece mejor.

Su seguridad me irrita y me descompone los nervios. Tengo la impresión de que me está provocando y, a la vez, mandando a paseo.

– ¿Cómplice o manipulada? -le pregunto.

– ¿Perdón?

Su ceja se afianza sobre la arcada para dar más agudeza a su mirada, que sostengo de hito en hito. Mi vigilancia le impide cualquier maniobra de distracción; sabe que no he venido para hacerle carantoñas y que estoy muy disgustado.

Su boca sanguínea se estira ligeramente, de repente indecisa, cuando no desconcertada. Pretende reasumir el papel de historiadora de Sidi Ba, enérgica y fascinante. No lo consigue. Mis ojos la tienen acosada, la aplastan, la inmovilizan. Una extraña expresión le recorre la cara. Se da cuenta de que está empezando a perder terreno e intenta reponerse. No la ayudo y me limito a cruzarme de brazos.

– Parece como si tuviera algo contra mí -me suelta con tono inseguro-. ¿He hecho algo malo?

Me niego a soltar lastre.

– ¿Cuánto te han pagado?

– ¡Cómo no, ya estamos! -grita sacudiendo la cabeza.

– He tardado, pero aquí estoy.

Mi brutalidad no la impresiona demasiado. Curiosamente, la estimula. Pasa del calor al frío con una facilidad que me deja patidifuso. Seguro que ha estado ensayando. Esta señora es pura inteligencia, sin grasa ni huesos. ¡Qué clase, qué talento, qué fuerza de la naturaleza!

Da un paso adelante, decidida a reventar el absceso.

– ¿Qué quiere saber?

– Cuánto han soltado para comprarla.

– No necesitaban comprarme. Habría vendido mi alma para participar en la operación. Creen haberme manipulado, y mejor así. En realidad, he seguido el juego porque el guión estaba hecho a mi medida.

– ¿No puede echarme una mano?

Noto que me estoy hundiendo.

– No hay tanta profundidad, Brahim. Fíjese en sus piernas y verá cómo hace pie.

– Desgraciadamente, me veo patas arriba.

– No lo creo. Se está complicando la vida usted solo. Hemos dado un golpe maestro y nos sobran motivos para estar orgullosos de ello.

– El orgullo es un autoconsuelo que no soluciona gran cosa. A lo más que llega es a halagar nuestro propio descrédito desfigurando nuestras aspiraciones, a falta de poder transfigurarlas.

– Puede ser. Por lo que a mí respecta, he alcanzado mis objetivos y me alegro de ello. He contribuido a quitar de en medio al peor canalla que andaba suelto por el país.

– Los canallas de su estilo abundan. Neutralizas a uno y se apuntan cien. Mucho me temo que la eliminación favorece la proliferación de la especie.

Sonríe.

¿Por qué tendrá que afligirme esa sonrisa de diadema? ¿Por qué la inmensidad de sus ojos, la suntuosidad de sus rasgos, la voluptuosidad de su silueta me producen una pena tan abrumadora y a la vez tan inasequible? ¿Qué será lo que hace tan venenoso el fruto de su gracia, y tan mortal la opacidad de lo que me oculta?

Noto cómo se me cierra el puño, se me aprietan las mandíbulas y tengo ganas de ser desagradable. Me asusta la insidia de lo que me está ocurriendo, me está consumiendo por dentro y entrecortando el aliento. Parezco un cornudo que empieza a percibir la inexorable intrusión de su desgracia, hasta el punto de que cada latido de su corazón le arranca un trozo de alma.

Soria es una mujer sagaz. Conoce el tema mejor que nadie y no necesita ningún esquema para darse cuenta de lo que me está turbando la voz y oscureciendo la mirada. Coge con decisión un cigarrillo de una caja de caoba, lo enciende y mira cómo el humo se va enredando lentamente a la vez que sube hacia el techo. Al cabo de varias buenas caladas, se deja caer sobre el sofá, enseñando la tersura de sus piernas largas y musculosas.

Hace caso omiso de su desnudez y sigue fumando con sus ojos clavados en los míos.

– ¿Por qué? -le pregunto a bote pronto.

– Soy historiadora. Algunos hechos históricos no estaban bien ubicados y los he colocado en su sitio.

– ¿Y cuál es el suyo en nuestra historia?

– El que he decidido adjudicarle.

Sin previo aviso, se le debilita la voz y la pena se va adueñando de sus labios, sus ojos, sus mejillas, de todo su ser.

Me cuenta:

– He estado toda mi vida esperando este momento. Digamos que sólo he sobrevivido en esa espera. Elegí la especialidad menos prestigiosa de la universidad. Querían que hiciese medicina o economía. Dije que historia. Necesitaba saber de dónde venía, quién era y hacia dónde iba. Tenía que ajustar cuentas con el pasado de mi país, que falseaba mi presente y comprometía mi porvenir. Siendo historiadora, podía tener acceso a los documentos que me faltaban para completar el rompecabezas y que para mí eran como heridas abiertas. Así fue como abrí las puertas prohibidas y conocí el espacio de los dioses. Los que reinan en este país comparten una debilidad: su glorificación. Fui a verles para magnificar sus hazañas bélicas, y por ello me adoraron. Les dediqué unos estudios estupendos, seminarios tan sonados como sus justas oratorias, y conté sus historias en libros faraónicos. Me acabé convirtiendo en su eternidad, y su felicidad pendía de un solo pelo mío. Así fue como conquisté al Che, al rais, a los zaím y a sus eunucos. Sin embargo, siempre hubo una divinidad que jamás gozó de mi favor. No lo oculté para que todo el mundo lo supiera, pues sabía que, algún día, mi enfurruñamiento acabaría llevándolo a la ruina.

– ¿Hach Thobane?

– El difunto Hach Thobane, ojalá se pudra en el infierno…

– ¿Lo mató usted?

– Fui la causante de su perdición y eso me colma de satisfacción. Supuse que desaparecería, pero lo hizo mejor: se suicidó. Como el cobarde que siempre fue.

– ¿Cree en la tesis del suicidio?

– ¿No irá a decirme que se mató accidentalmente? Me chafaría la fiesta.

No hay equívoco en su sinceridad: Soria cree en la tesis del suicidio.

– ¿Sabía que tenía los días contados?

– Eso esperaba con todas mis ganas. Hasta que llegó su hora. Sus enemigos necesitaban un par de guantes para desalojarlo de su puesto. Yo era uno de ellos, hecho a medida. Y usted era el otro, comisario. La Historia y la Ley. Dos relucientes marionetas. Usted, para salvar a su teniente, y yo para sanear la revolución. Un individuo carismático había decidido elevar su peana sobre un montón de cadáveres. No era el mejor suelo. ¿Qué secreto, qué gloria había en esa matanza? Se había ejecutado a gente sin juicio previo, como si fuera ganado contaminado. Quise saber si el lugar era apropiado para ellos o se encontraban estrechos, si se merecían pudrirse en una fosa común, sin lápida ni epitafio, o por el contrario ser transferidos a un auténtico cementerio, con sepulturas decentes; un cementerio donde se pudiese rezar sobre sus tumbas sin tener que ocultarse. Esas preguntas me acosaban día y noche. No estaba segura de nada y tenía que tomar una decisión. Tenía la esperanza de poder hacer justicia; si no, me habría sentido muy desgraciada. Las revelaciones de Rabah, aquella noche en Sidi Ba, sobrepasaron mis esperanzas. No me arrepiento de haber hecho trampa, aunque un poco sí, con usted. Pero no tanto como para obsesionarme. Estoy en paz con los demás. Me pusieron el cebo y mordí en el anzuelo con gula. Han orientado mis investigaciones como si fueran un punto de mira. Me dieron las direcciones que necesitaba para triunfar, ignorando que su triunfo era también el mío. Hoy están convencidos de haberme utilizado, y espero que se lo crean toda la vida.

– ¿Piensa que lo sabían todo acerca de aquella matanza?

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La parte del muerto»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La parte del muerto» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


John Connolly: Todo Lo Que Muere
Todo Lo Que Muere
John Connolly
Yasmina Khadra: El Atentado
El Atentado
Yasmina Khadra
Åsa Schwarz: Ángel caído
Ángel caído
Åsa Schwarz
Mari Jungstedt: Nadie lo ha visto
Nadie lo ha visto
Mari Jungstedt
Отзывы о книге «La parte del muerto»

Обсуждение, отзывы о книге «La parte del muerto» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.