Ramiro Pinilla - La tierra convulsa

Здесь есть возможность читать онлайн «Ramiro Pinilla - La tierra convulsa» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La tierra convulsa: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La tierra convulsa»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ambicioso fresco sobre la historia reciente del País Vasco, saga y la vez retrato de un microcosmos realista y mágico que es el pueblo de Getxo, Verdes valles, colinas rojas es la gran novela sobre la colisión entre un mundo que cambia y un pueblo que se resiste a todo cambio. La historia arranca a finales del siglo XIX con el enfrentamiento entre Cristina Onaindia, aristócrata casada con el rico industrial Camilo Baskardo, y Ella, una ambiciosa y astuta criada sin nombre que pone en peligro todos los valores tradicionales cuando anuncia que espera un hijo ilegítimo. Esa rivalidad prolongada durante décadas y que marca la historia de Getxo es comentada por dos figuras protagonistas: don Manuel, anciano maestro, y Asier Altube, su discípulo predilecto, que rememoran los meandros y ramificaciones de otras muchas historias derivadas de éstas, como la de Roque Altube, primogénito de un caserío enamorado de una agitadora socialista, o la de los niños Baskardo, que vivirán en su propia piel la locura aranista de la madre. Ramiro Pinilla domina como pocos la acción y los diálogos, y logra integrar, desde una perspectiva a la vez épica y lírica, la historia y los mitos de una región.

La tierra convulsa — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La tierra convulsa», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sea como fuere, Efrén despertó bruscamente de su duermevela de diez años cuando Perico Orejas y Pachín Arana sacaron a Crist ó bal de su zoo y se pusieron a zascandilear con él de aquí para allá y todos volvieron a tener delante de sus narices una prueba más de la existencia de aquellas llamas. La pequeña revolución que convulsionó a Getxo se produjo cuando apareció el cadáver de Antonio Menchaca en las peñas de la ribera, y como todo el pueblo culpara del asesinato a Vicente Sáez, el forastero -el ocasional delantero centro del Getxo Fútbol Club que metió el gol inolvidable-, y como yo me había hecho repentinamente amigo de Vicente, pues también tomé parte en aquel asunto -viajando en mi silla de ruedas- para demostrar que él no podía haber hecho algo así, con esa fogosa ingenuidad de los doce años. Al final del torbellino, inesperadamente, Efrén reclamó notarialmente al híbrido. «Y sería el fin», decía don Manuel que pensó, «porque su intención era destruirlo, en vista del fracaso de su utilización como cebo. Mi madre me comunicó la novedad por la mañana y aquella misma noche me deslicé hasta la casa de León. También me había contado mi madre en qué grado de excitación habían sorprendido algunos vecinos a Perico y a Pachín, de manera que encontré lo que esperaba: ambos me detuvieron a dos metros de la tejavana y en la oscuridad creí ver sus miradas sanguinarias y la crispación con que esgrimían sendas sardas.

»- ¡Fuera! -gimió Pachín dolorosamente.

»-Un momento, un momento… -les pedí, porque las puntas de las sardas estaban a un palmo de mi estómago-. ¿Veis mi cara? Soy Manuel, el hijo de Agustina.

»Me reconocieron, supieron quién era, pero aquellas puntas seguían presionando mi jersey.

»-Sólo una persona quiere llevárselo y sabéis que no soy yo -dije-. Está claro que no tenéis un plan para salvarle. Vuestras sardas no detendrán mañana a esa persona. Puedo ayudaros.

»Me había hecho a la oscuridad y vi perfectamente sus rostros y, como clavados a ellos, sus miradas petrificadas. De pronto, también había dejado de llegarme el ronquido de la respiración arrastrándose por los endebles pulmones de Pachín Arana.

»- ¿Eh? -gimió Perico.

»-Me estoy viendo en vosotros. ¿Nunca os habéis preguntado cómo ha llegado hasta aquí? Es diferente, ningún animal de Getxo es como él.

»-Está bien aquí -dijo Pachín Arana con el primer chorro de aire que controlaban sus pulmones.

»-Gracias -pude decir.

»- ¿Eh? -gimió Perico.

»-Mataremos al que… -empezó a decir Pachín Arana, y se detuvo sin que nadie le cortara.

»- ¿Eh? -gimió Perico Orejas-. ¿Ayudarnos?

»- ¿Os ha hablado alguien de las llamas que le enviaron de América a Saturnino Altube hace mucho tiempo? Eran veintiocho magníficos animales, un rebaño dirigido por un macho. También los quisieron destruir, y lo consiguieron. Excepto al macho: hubo gente en Getxo que se preocupó de salvarle. Crist ó bal es hijo de ese macho.

»Me miraron fijamente. Bueno, fue Perico quien lo hizo, pues el otro no me miraba a mí sino a Perico, esperando su reacción para saber a qué atenerse. Soporté el interminable escrutinio, el asombro, más bien, que no acababa de desprenderse del par de ojos.

»-Es que en aquel tiempo yo también fui un chico como vosotros. Hoy me veis como lo que soy, un adulto de cuarenta años. Os pido un esfuerzo para imaginarme entonces como un chico igual que vosotros. Porque lo fui, os lo juro.

»Perico bajó las puntas de su sarda hasta el suelo y Pachín le imitó. El largo silencio que siguió sólo fue una forma de pregunta.

»-Le mostré el camino al Gorbea -dije-. Seguía vivo, engendró a Crist ó bal.

»- ¿El Gorbea? -dijo Perico.

»Creí advertir en él una repentina impaciencia. Esperé algo durante dos o tres minutos interminables, pero nada. Únicamente me llegó su impaciencia. También estuve tentado de preguntarles: "¿Por qué lo hacéis? ¿Por qué le salváis a cambio de perderlo vosotros?", pero no importaba, el caso es que lo hacían. Su mérito era mayor que el mío, pues yo dispuse del encuentro con el macho en mi huerto de lechugas, del diáfano mensaje que recogí de su mirada, y dispuse, igualmente, de la compañía de Kume Baskardo y de su hijo Gain, tan afines al macho de las llamas, tan próximos a extinguirse o ser destruidos que algún día alguien deberá llevarles al refugio del Gorbea. En cambio, Perico y Pachín sólo contaron con su instinto, con su amor.

»No dormí en toda la noche. Asomado a la ventana de mi cuarto, me los imaginé a los tres por la misma ruta que el macho y yo recorrimos aquella otra noche de 1907. Nada había cambiado desde entonces, excepto que ahora el enemigo no era sólo Efrén, pues Cándido, con sus quince años, bien pudo haber tomado el relevo y ser él, en vez de su padre, quien reclamara notarialmente a Crist ó bal. Tampoco en 1907 intervino Ella en la cacería en lugar de su hijo, o a su lado, aunque no hizo falta, como tampoco ver a Cándido solo o junto a su padre, pues cualquiera de ellos servía para recordarnos el metal abominable que circulaba por su sangre, que era su sangre. Y a tanta amenaza se sumó la angustiosa sospecha de que quizá no me correspondía ya vivir el papel que acababa de representar ante Perico y Pachín, anacrónico a mi edad, porque recuerdo que me dije en aquella ventana: "Ni por un momento les pasó por la cabeza la idea de que les acompañara, de dirigirme la más convencional invitación…".

»He podido vivir hasta hoy, Asier, en una comunidad a la que desprecio. Pero a la que quiero. El balance da un alto grado de cobardía. En cambio… ¡la admirable Elisenda Baskardo Lapaza! Fue una flor fragorosamente exótica en el Palacio Galeón. Ella sí que pudo gritar que se ahogaba, y no yo, porque huyó: sencillamente, huyó. Desnuda. Desnuda. Únicamente se llevó lo que era inequívocamente suyo: su propio cuerpo y el del hijo de siete años producto de su violación por el soldado desconocido que luego regresaría con el carro repleto de enseres domésticos y agrícolas… ¿Quién otro iba a ser? En 1937, la Guerra, la retirada del ejército vasco, un soldado que se desvía hacia la mar y viola a una muchacha en la playa y ella conserva durante años el recuerdo de aquel encuentro de dos cuerpos que le habló, al menos, de un mundo auténtico e incontaminado, lo más cercano a la libertad de lo que conoció hasta sus dieciséis años en el Galeón. Todo ocurriría sin palabras, y en este superior lenguaje quedó sellado algo intransferible: la rebelión de los sentidos revelando que era posible la libertad aun en las más adversas circunstancias de esclavitud, derrota y desesperanza, la comunión de sueños entre dos criaturas, el agradecimiento asombrado de sus carnes, la promesa de no prometerse nada… ¿Te das cuenta, Asier? Justo treinta años antes el macho me había revelado algo semejante en aquel huerto. De modo que lo supe, lo sé, y aquí sigo, sin huir. Elisenda Baskardo Lapaza lo supo cuando el soldado sin nombre, al que esperaba, llegó en su carro. No sabía su nombre, pero sabía todo de él. Le vio breves minutos -y quizá ni eso-, pero ninguno de los dos tendría necesidad de preguntar al otro: "¿Cómo se llama usted?" al reunirse en el pescante, porque en el futuro, que les esperaba incluso les habría de estorbar el viejo nombre.

Ramiro Pinilla

La tierra convulsa - фото 4
***
La tierra convulsa - фото 5
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La tierra convulsa»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La tierra convulsa» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Ramiro Pinilla - Sólo un muerto más
Ramiro Pinilla
Ramiro Castillo Mancilla - Natalia
Ramiro Castillo Mancilla
Norberto Luis Romero - Tierra de bárbaros
Norberto Luis Romero
Ciro Alfonso Duarte - Tierra amarilla
Ciro Alfonso Duarte
Ramiro Castillo Mancilla - Un monje medieval
Ramiro Castillo Mancilla
Ramiro Castillo Mancilla - Ciudad del Carmen
Ramiro Castillo Mancilla
Ramiro de Dios - Resorte
Ramiro de Dios
Ramiro Castillo Mancilla - Peones de hacienda
Ramiro Castillo Mancilla
Отзывы о книге «La tierra convulsa»

Обсуждение, отзывы о книге «La tierra convulsa» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x