Joanne Harris - Chocolat

Здесь есть возможность читать онлайн «Joanne Harris - Chocolat» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Chocolat: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Chocolat»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El chocolate es algo más que un placer para los sentidos. Por eso para el párroco la llegada al pueblo de Vianne Rocher, una singular mujer que decide montar una chocolatería, no puede ser sino el primer paso para caer en la tentación y en el pecado. Y frente a él, la joven Vianne solo puede apelar a la alegría de vivir de las gentes.

Chocolat — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Chocolat», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Sí, soy vanidosa, ¿verdad? -oigo un breve sollozo, ahogado delicadamente con la esquina de un pañuelo de batista-. No soy más que una mujer estúpida y vanidosa.

– Acuérdese de Nuestro Señor, de su sacrificio, de su humildad.

Encerrado en la reclusión de la oscuridad capto su perfume, un aroma de flores demasiado intenso. Me pregunto si la tentación será esto. Si lo es, yo soy de piedra.

– Cuatro aves.

Es realmente desesperante. Me desasosiega el alma, me la va erosionando poco a poco de la misma manera que, con los años, el polvo y los granos de arena que vuelan en el aire acaban por arrasar una catedral. Así se va minando mi resolución, mi alegría, mi fe. Lo que a mí me gustaría sería guiarlos a través de la tribulación, a través de ese erial. Y en cambio, esto. Esa larga procesión de embusteros, tramposos y glotones, que se engañan lamentablemente a sí mismos. La batalla del bien y el mal queda reducida al drama de una mujer gorda encandilada delante de unas golosinas de chocolate expuestas en el escaparate de una pastelería mientras va diciendo para sus adentros, lamentablemente indecisa: «Me lo como, no me lo como». El demonio es cobarde, no da la cara. Carece de consistencia, se desmigaja en un millón de partículas que van minando la sangre a través de tortuosos caminos y metiéndose en el alma. Tanto usted como yo nacimos demasiado tarde, mon père. El mundo recto y estricto del Antiguo Testamento me llama. En aquel entonces ya sabíamos dónde estábamos. Satanás se paseaba entre nosotros en carne y hueso, tomábamos decisiones difíciles, sacrificábamos a nuestros hijos en nombre del Señor. Amábamos a Dios, pero sobre todo lo temíamos.

No vaya a figurarse que censuro a Vianne Rocher. Casi ni pienso en ella. No es más que una de esas influencias contra las que tengo que luchar todos los días. Pero sólo pensar en aquella tienda, con su toldo carnavalesco, ese guiño contra la negación de uno mismo, contra la fe… Al volverme en la puerta para acoger a la congregación capto un impulso que me sale de dentro. «Pruébame. Saboréame. Cátame.» En un intervalo de silencio entre los versos de un himno oigo el claxon de la furgoneta de reparto que se ha parado delante. Y durante el sermón -¡durante el sermón, mon père!-, me paro a media frase porque estoy seguro de que he oído el crujido de unos envoltorios de caramelos…

Esta mañana he predicado con más severidad que de costumbre pese a que la congregación de fieles era reducida. Mañana lo pagarán. Mañana, domingo, cuando estén cerradas las tiendas.

6

Sábado, 15 de febrero

Hoy la escuela ha terminado pronto. A las doce del mediodía la calle estaba desbordante de vaqueros y de indios con sus anoraks chillones y sus pantalones de sarga, todos llevando a rastras sus carteras de colegio, mientras los mayores daban furtivas caladas a ilícitos cigarrillos y al pasar miraban el escaparate, como indiferentes y de soslayo. Observo a un chico que pasa solo, muy correcto con su abrigo gris y su gorra, y con el cartable de la escuela perfectamente encajado entre sus hombros estrechos. Se queda un rato contemplando el escaparate de La Céleste Praline, pero la luz relumbra en el cristal de manera que no me permite ver la expresión de su rostro. Después se para un grupo de cuatro niños de la edad de Anouk y el chico sigue su camino. Dos naricillas se restriegan un momento en el cristal del escaparate, los niños vuelven a agruparse y veo que los cuatro se hurgan los bolsillos y que juntan los recursos de que disponen. Se produce un momento de vacilación antes de decidir quién entrará. Hago como que estoy ocupada en algo detrás del mostrador.

– ¿Madame?

Una carita tiznada levanta con cierta desconfianza los ojos hacia mí. Reconozco al Lobo de la cabalgata del Mardi Gras.

– ¡Vaya, pareces un hombrecito de guirlache! -procuro poner cara seria, ya que la compra de golosinas es siempre un asunto muy serio-. Mira, esto está bien de precio, vale para repartirlo, no se derrite en el bolsillo y lo puedes… -separando los brazos le indico la cosa en cuestión-… comprar por cinco francos… ¿Me equivoco?

No sonríe al responder; se limita a asentir con la cabeza, somos negociantes que cierran un trato. Las monedas están calientes y también un poco pegajosas. Coge el paquete con grandes miramientos.

– Lo que a mí me gusta es la casa de jengibre -dice con aire grave-. La del escaparate.

Junto a la entrada los otros tres compañeros asienten con la cabeza en actitud tímida, apretujándose como para infundirse ánimo mutuamente.

– ¡Es fabulosa! -pronunció la palabra con aire de desafío, el solo hecho de pronunciarla es como el humo del cigarrillo fumado a escondidas. Sonrío.

– ¡Sí, fabulosa de verdad! -admití-. Si quieres, tú y tus amigos estáis invitados cuando la retire del escaparate y así me ayudáis a comerla.

Me miró con ojos como platos.

– ¡Fabuloso!

– ¡Superfabuloso!

– ¿Cuándo?

Me encojo de hombros.

– Diré a Anouk que os avise -les digo-. Anouk es mi hija.

– Ya lo sabemos. La hemos visto. No va a la escuela -ha pronunciado la frase con envidia.

– El lunes empieza. Lástima que todavía no tenga amigos porque podría decirles que vinieran a casa y así me echarían una mano en el escaparate.

Se oyen pies que se arrastran, hay manos pringosas que empujan y pugnan por ser las primeras.

– Nosotros podemos…

– Yo puedo.

– Yo soy Jeannot.

– Claudine.

– Lucie.

Los despido dándoles un ratoncito de azúcar a cada uno y los veo alejarse por la plaza y dispersarse como semillas de diente de león a merced del viento. Un jirón de sol se posa en sus espaldas por orden sucesivo -rojo, naranja, verde, azul- hasta que desaparecen de pronto. Veo al cura, Francis Reynaud, en la sombra del arco de Saint-Jérôme, observándolos con curiosidad y, me parece, con aire de desaprobación. Siento una momentánea sorpresa. ¿A qué viene la desaprobación? Desde la visita de cortesía que nos hizo el primer día no ha vuelto por casa, aunque a menudo he oído hablar de él a otras personas. Guillaume habla de él con respeto, Narcisse con irritación, Caroline con esa picardía que he notado en sus palabras siempre que se refiere a un hombre de menos de cincuenta años. Hablan de él con poca simpatía. No es de aquí, deduzco. Vino del seminario de París, es uno de esos que lo ha aprendido todo en los libros… no conoce esta tierra, ni sus necesidades, ni sus apetencias. Esto lo dijo Narcisse, que tiene un enfrentamiento con el cura que viene de lejos, desde que en la época de la siega se negó a asistir a misa. Con una chispa de humor que veo brillar detrás de sus gafas redondas, Guillaume dice que es un hombre que no aguanta a los tontos, y eso es para referirse a muchos de nosotros, con nuestras costumbres estúpidas y esas rutinas que no hay quien las cambie. Lo dice dando unos golpecitos cariñosos a la cabeza de Charly, que le responde con un único y solemne ladrido.

– Piensa que eso de querer a un perro es una tontería -dice Guillaume con tristeza-. Lo piensa pero no lo dice, por educación. Cree que no está bien en un hombre de mi edad.

Antes de que se jubilara, Guillaume era maestro de la escuela local. Ahora hay dos maestros para ocuparse de un número menor de alumnos, aunque muchas de las personas mayores siguen refiriéndose a Guillaume con el nombre de le maître d’école. Lo observo rascar suavemente a Charly detrás de las orejas y percibo en él aquella tristeza que ya le descubrí el día de carnaval, una mirada furtiva como de remordimiento.

– Un hombre, cualquiera que sea su edad, puede escoger a sus amigos donde le apetezca -lo interrumpo no sin cierta efusión-. A lo mejor Monsieur le Curé podría aprender algunas cosas de Charly.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Chocolat»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Chocolat» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Joanne Harris - Blackberry Wine
Joanne Harris
Joanne Harris - W Tańcu
Joanne Harris
Joanne Harris - Runas
Joanne Harris
Joanne Harris - Zapatos de caramelo
Joanne Harris
Joanne Harris - Jeżynowe Wino
Joanne Harris
Joanne Harris - Czekolada
Joanne Harris
Joanne Harris - Runemarks
Joanne Harris
Joanne Harris - Holy Fools
Joanne Harris
Joanne Harris - Sleep, Pale Sister
Joanne Harris
Joanne Sefton - Joanne Sefton Book 2
Joanne Sefton
Отзывы о книге «Chocolat»

Обсуждение, отзывы о книге «Chocolat» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x