Joanne Harris - Chocolat

Здесь есть возможность читать онлайн «Joanne Harris - Chocolat» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Chocolat: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Chocolat»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El chocolate es algo más que un placer para los sentidos. Por eso para el párroco la llegada al pueblo de Vianne Rocher, una singular mujer que decide montar una chocolatería, no puede ser sino el primer paso para caer en la tentación y en el pecado. Y frente a él, la joven Vianne solo puede apelar a la alegría de vivir de las gentes.

Chocolat — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Chocolat», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Armande se vuelve hacia mí, el rostro arrebolado por el triunfo. Por espacio de un segundo su rostro se inunda con un enorme sentimiento de amor, de esperanza, de orgullo. Pero después recupera esa reserva que comparte con su nieto, una actitud de naturalidad impuesta, una sombra de rudeza en la voz cuando dice:

– Me ha gustado, Vianne. Quizá vuelva otra vez -después de lo cual me dirige una de sus miradas francas y tiende una mano para tocarme el brazo-. Gracias a usted he podido ver a mi nieto. Yo no habría sabido cómo conseguirlo.

Me encojo de hombros.

– Tarde o temprano tenía que ocurrir -le digo-. Luc ya no es un niño. Tiene que aprender a hacer las cosas por decisión propia.

Armande movió negativamente la cabeza.

– No, ha sido usted -se empeña en insistir. La tenía tan cerca que olí el perfume a lirios que llevaba-. Desde que usted está aquí el viento ha cambiado. Todavía lo noto. Lo nota todo el mundo. Es como si de pronto se hubiera puesto todo en marcha. ¡Yupi! -y ha soltado una especie de graznido con el que quiere manifestar su felicidad.

– ¡Pero si yo no hago nada! -protesté riéndome con ella-. Me limito a ocuparme de mis asuntos, a llevar la tienda, a ser yo misma.

Pese a que río, me siento insegura.

– ¡Y eso qué importa! -me replica Armande-. Quien lo hace todo es usted. Fíjese en todos los cambios que ha habido: yo, Luc, Caro, la gente del río… -hace un gesto brusco de la cabeza en dirección a Les Marauds-, incluso aquel que vive en su torre de marfil al otro lado de la plaza. Todos hemos cambiado, todos nos hemos acelerado. Como un reloj viejo al que acabaran de dar cuerda después de años de estar parado.

Había dicho algo que estaba demasiado cerca de lo que yo misma pensaba la semana anterior. Negué solemnemente con la cabeza.

– No soy yo -protesto-. Es él. Es Reynaud, no yo.

De pronto ha surgido una imagen en el fondo de mis pensamientos, como si acabara de dar la vuelta a una carta. El Hombre Negro metido en el campanario moviendo los mecanismos del reloj para hacer que funcionase cada vez más aprisa, precipitando los cambios, haciendo sonar la alarma, ahuyentándonos de la ciudad… Y junto a tan perturbadora imagen surge otra: un viejo tendido en una cama, tubos en la nariz y en los brazos, el Hombre Negro de pie a su lado en actitud de pesar o de triunfo, mientras a su espalda crepitan las llamas…

– ¿Es su padre? -dije las primeras palabras que me vinieron a las mientes-. Me refiero al… viejo al que visita en el hospital. ¿Quién es?

– ¿Y usted cómo sabe eso?

– A veces tengo… sensaciones… en relación con las personas.

Por alguna razón soy reacia a admitir que lo había visto en el chocolate, me resisto a emplear aquella terminología con la que mi madre me había familiarizado.

– ¿Sensaciones?

Armande me mira llena de curiosidad, pero no me hace más preguntas.

– ¿O sea que hay un viejo?

No pude evitarlo; sentí que acababa de tropezar con algo importante. Tal vez un arma que podría esgrimir en mi guerra secreta contra Reynaud.

– ¿Quién es? -insisto.

Armande encogió de hombros.

– Otro cura -dijo con profundo desdén, sin añadir nada más.

16

Jueves, 26 de febrero

Esta mañana, cuando abrí la puerta, me encontré a Roux esperando. Llevaba un mono de dril y el cabello recogido hacia atrás con un cordel. Me dio la impresión de que hacía un rato que esperaba, porque tenía los cabellos y los hombros perlados de rocío. No era propiamente una sonrisa lo que me dedicó, pero dejó vagar la mirada por el interior de la tienda, donde Anouk estaba jugando.

– ¡Hola, niña desconocida! -dijo a Anouk, aunque esta vez en su rostro apareció una sonrisa de verdad, que lo iluminó durante un breve instante.

– Pase -le invité acompañando la palabra con un ademán-. ¿Por qué no ha llamado? No me había fijado en que había una persona esperando.

Roux murmuró unas palabras incomprensibles con su fuerte acento marsellés y cruzó el umbral no sin cierta timidez. Se movía de una manera que era una extraña mezcla de gracia y torpeza, como si no se sintiera a gusto en un local cerrado.

Le serví un vaso grande de chocolate negro rociado con kahlua.

– ¿Cómo ha venido sin sus compañeros? -le pregunté con naturalidad.

Se encogió de hombros por toda respuesta. Veo que observa el entorno, movido por un profundo interés no exento de desconfianza.

– ¿Por qué no se sienta? -le pregunté indicándole los taburetes arrimados al mostrador.

Movió negativamente la cabeza.

– Gracias -dijo tomando un sorbo de chocolate-. El hecho es que he pensado que tal vez usted podría ayudarme, mejor dicho, ayudarnos -su voz sonaba cohibida y molesta a un tiempo-. No se trata de dinero -se apresuró a añadir, como si temiera que yo fuera a impedir que siguiera-. Pensamos pagar, por supuesto. Se trata simplemente de un asunto de… organización. El problema es el siguiente.

Me lanzó una mirada de resentimiento indiscriminado.

– Armande… Madame Voizin… ha dicho que usted me ayudaría -me explicó.

Mientras yo lo escuchaba atentamente y asentía de vez en cuando con la cabeza para animarlo a continuar, me expuso la situación. Comienzo a darme cuenta de que lo que yo tomaba por dificultad para expresarse no era otra cosa que la contrariedad que le producía tener que pedir ayuda. Pese a su acento peculiar, Roux se expresaba con inteligencia. Me explicó que había prometido a Armande que le repararía el tejado. Se trataba de un trabajo relativamente sencillo que sólo le llevaría un par de días. Por desgracia, el único suministrador local de madera, pintura y demás materiales para realizar el trabajo era Georges Clairmont, que se había negado de plano a suministrárselos, tanto a Armande como a él. Si su madre quería que le repararan el tejado, no tenía más que pedírselo a él, le había dicho, en lugar de recurrir a una pandilla de desarrapados. Como si no hiciera años que él le estuviera pidiendo… rogando incluso por favor, que le dejara hacer la reparación y, encima, de balde. Como dejara entrar a los gitanos en su casa, sólo Dios sabía qué podía pasar. Entrarían a saco con todo lo valioso que tuviera en ella, le robarían el dinero… No sería la primera vez que apaleaban o hasta mataban a una vieja para robarle lo poco que tuviera. No. El plan era absurdo y, hablando con toda franqueza, él no podía…

– ¡Ese santurrón hijo de puta! -ha dicho Roux hecho una furia-. ¡No sabe nada de nosotros, nada! Según dice, somos todos unos ladrones y unos asesinos. Yo siempre he pagado, nunca he mendigado nada a nadie, me he pasado la vida trabajando.

– Tome un poco más de chocolate -le dije con voz suave sirviéndole otro vaso-. No todo el mundo piensa como Georges y Caroline Clairmont.

– Ya lo sé -estaba a la defensiva, había cruzado los brazos sobre el pecho.

– Clairmont se encargó de hacerme las reparaciones de la casa -proseguí-. Le diré que necesito hacer otros trabajos y, si me da una lista del material que necesita, yo me encargaré de pedírselo.

– Pienso pagarlo todo -volvió a decir Roux, como si la cuestión del dinero fuese algo en lo que nunca insistiría bastante-, el dinero no es problema.

– Ya me lo figuro.

Me pareció que se tranquilizaba un poco y vi que bebía otro sorbo de chocolate. Por primera vez demostró que le gustaba y me dedicó una inesperada sonrisa de satisfacción.

– Armande se ha portado muy bien con nosotros -dijo-. Nos ha encargado comida, ha comprado medicamentos para el pequeño de Zézette. Y ha salido en nuestra defensa cuando ese cura amigo suyo que tiene cara de palo asoma por la zona.

– Ese cura no tiene nada que ver conmigo -me apresuro a decirle-. Para él, yo soy tan intrusa como usted -Roux me mira con sorpresa-. Le aseguro que me tiene por una influencia corruptora -añadí-. Se figura que todas las noches organizo orgías a base de chocolate. ¡Excesos carnales a la hora en que, si fuera una persona de bien, estaría descansando, sola, en la cama!

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Chocolat»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Chocolat» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Joanne Harris - Blackberry Wine
Joanne Harris
Joanne Harris - W Tańcu
Joanne Harris
Joanne Harris - Runas
Joanne Harris
Joanne Harris - Zapatos de caramelo
Joanne Harris
Joanne Harris - Jeżynowe Wino
Joanne Harris
Joanne Harris - Czekolada
Joanne Harris
Joanne Harris - Runemarks
Joanne Harris
Joanne Harris - Holy Fools
Joanne Harris
Joanne Harris - Sleep, Pale Sister
Joanne Harris
Joanne Sefton - Joanne Sefton Book 2
Joanne Sefton
Отзывы о книге «Chocolat»

Обсуждение, отзывы о книге «Chocolat» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x