El icbf busca que los centros de protección adscritos al cdi presten un servicio más profesional que los antiguos hogares comunitarios y, en el caso de la primera infancia, que sean establecimientos amplios, con capacidad para contener de 180 a 200 niños, como mínimo en cada centro. Una institución que atiende esa cantidad de niños y niñas de 2 a 5 años, se enfrenta a una serie de problemas que exigen atención inmediata como: el control de esfínteres, la nutrición, la agresividad, la atención de los niños que vienen con signos de maltrato, la elaboración de informes y el estrés de las educadoras. Esto lleva a que el tema de la formación axiológica y en competencias ciudadanas pierda importancia ante las demandas urgentes u permanentes de los niños en estas edades.
Figura 2. La ciudadanía en primera infancia un problema intersectorial.
Fuente: elaboración propia.
Pregunta de investigación
¿Cómo el Estado, la familia y la sociedad forman en ciudadanía a los niños y niñas de primera infancia, en situación de vulnerabilidad social, en concordancia con las representaciones sociales que tienen los actores que participan en dicha formación?
Justificación
Las directrices del icbf para la formación ciudadana son un compromiso para los profesionales en psicología, pues dentro de su labor se contempla su participación en el fortalecimiento del compromiso de todos los demás actores sociales con la importancia que tiene este componente educativo para la formación integral de la niñez temprana y, por extensión, del tejido social en general.
Conocer las distintas maneras de entender el concepto de ciudadanía, en la formación de los niños y las niñas de 2 a 5 años, permite asumir una posición crítica propositiva ante los proyectos gubernamentales. Se resalta la importancia que tiene para los individuos este período del ciclo vital, por lo que el psicólogo podrá proponer actividades tendientes a la resignificación de la corresponsabilidad ciudadana. Esto con el fin de posibilitar la generación de un espacio de desarrollo cívico desde el entorno más cercano al individuo, que le permita la construcción de un proyecto de vida coherente y realista, y, también, desde el ámbito comunitario, para abordar la problemática social de la exclusión, la inequidad de género y los conflictos, a través de una propuesta clara desde el modelo de formación ciudadana tanto de la niñez como de cada uno de los miembros de la familia.
El problema de la pobreza y la desigualdad social en que se enmarcan las características señaladas para los niños beneficiarios del proyecto cdi y de la Asociación Sol´Enfance, exige el fortalecimiento de las capacidades humanas que ayuden a generar un pensamiento reflexivo y crítico que lleven al individuo a cuestionar su realidad, y a su vez, buscar soluciones por medio de la convivencia, la potenciación de facultades comunicativas como la escucha empática, el razonamiento para llegar a acuerdos y al mejoramiento de las relaciones sociales, suscitando procesos democráticos y la transformación de las condiciones de vida con miras al cambio social.
Es así como, investigar desde la psicología la coherencia entre el programa cdi, las representaciones sociales y las prácticas frente al ejercicio de la formación ciudadana en la primera infancia, permite abrir caminos de trabajo para la efectividad del programa al integrar a todos los actores sociales incluidos, minimizando así la brecha entre el discurso y la realidad.
Horizonte teórico
¿Qué es ciudadanía?
El término ciudadanía ha cambiado varias veces a lo largo de la historia y solo recientemente se ha relacionado con una serie de modelos cuyo sentido y efectividad dependen de la virtud democrática, la moralidad social y el sentido de cooperación entre los integrantes de un colectivo. Actualmente la categoría de ciudadano es común a todos los miembros de una nación, independientemente de sus creencias, filiación política, condiciones económicas o aspectos étnicos.
En el artículo 15 de la Constitución Política de Colombia (1991), el término ciudadano es una condición político-jurídica que se aplica a toda persona que, como mayor de edad, tiene deberes para con sus compañeros ciudadanos, así como también derechos. La noción de ciudadano implica la convivencia en comunidad con otros ciudadanos, los cuales en conjunto conforman un determinado tipo de sociedad que, para organizarse, debe estar ordenada jurídica y políticamente (rae, 2009). En este sentido, el concepto de ciudadanía se limita al individuo adulto sin reconocer que el proceso de socialización primaria del ser humano, desde sus primeros años, se encamina a la formación ciudadana otorgándole una condición de alteridad, dignidad y sociabilidad.
La ciudadanía puede considerarse como una extensión de las personas en el sentido de la responsabilidad, la participación y el compromiso. Igualmente se entiende como una demarcación, ya que supone establecer límites para sí mismo en favor del respeto hacia los demás. La ciudadanía es un constructo de la educación y va ligada a los principios de civismo, tolerancia, razonabilidad, sentido de equidad, capacidad reflexiva y construcción de identidad (Rubio, Rosales & Toscano, 2009).
Desde la psicología, el concepto de ciudadanía lo expone Maritza Montero (2004), cuando afirma que los aspectos epistemológicos y ontológicos de la psicología comunitaria plantean una relación entre sujeto cognoscente y objeto cognoscible, que cambia la aproximación al objeto de estudio planteada por la postura positivista de la ciencia. Por lo que, al hablar de construcción de ciudadanía y derechos humanos, no es posible hablar de una relación sujeto-objeto, considerando como segundo término del binomio a los sujetos sociales miembros de las comunidades, puesto que ellos son igualmente sujetos cognoscentes, participantes de derecho y, de hecho. Es necesario plantear entonces una relación sujeto-sujeto/objeto, pues hay un doble sujeto cognoscente. Por esto, la psicología plantea una relación dialógica, horizontal, de unión de conocimiento científico y conocimiento popular, ya que todos los actores sociales construyen sus saberes a partir de sus experiencias, su saber cotidiano y su sentido común. Por tal razón, la construcción de ciudadanía no se limita a un programa gubernamental, sino que este es modificado por las representaciones sociales que construyen las personas desde su cotidianidad.
El tema de la ciudadanía ha entrado a formar parte de la disciplina psicológica al ser entendida como un vínculo político entre la persona y su entorno social, en virtud de lo cual dicha persona es integrante de la comunidad con plenos derechos. La relación política conlleva el establecimiento de vínculos sociales con los integrantes del colectivo, que son indispensables en la formación de identidad.
El sentimiento de compartir unas tradiciones y una cultura lleva a la solidaridad, que es la fuerza emocional que liga el grupo a una identidad común, en sentido amplio, porque se comprometen a una actividad común. El ciudadano se sabe perteneciente a una ciudad, a una comunidad política. El reconocimiento de la sociedad hacia sus miembros y consecuente adhesión por parte de éstos a los proyectos comunes, son dos caras de una misma moneda que componen el concepto de ciudadanía. (Ghislaine & Milián, 2007, p. 86)
Figura 3. Concepto de ciudadanía.
Fuente: elaboración propia.
Modelos de ciudadanía
Como se dijo anteriormente, el concepto de ciudadanía no es el mismo desde que se inició el interés en el tema en la antigua Grecia hasta la actualidad. Se han elaborado diferentes paradigmas que se han modificado hasta llegar a los que resume Horrach (2009) en su estudio titulado “Sobre el concepto de ciudadanía: historia y modelos”, del cual se extraen los modelos planteados a continuación.
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