Luego se investiga el caso de Chile. Los resultados empíricos demuestran que sería altamente inequitativo crear o ampliar planes de reparto en el Chile de 2014, pues hacerlo transferiría recursos desde los trabajadores activos (que son marginalmente más pobres) hacia la tercera edad (marginalmente menos pobre). Es decir, no hay base justa para redistribuir contra la actual generación joven en Chile.
Por supuesto, Chile no está libre de que en el futuro alguna generación en tercera edad se empobrezca en comparación con las generaciones más jóvenes (ello no ocurre hoy en Chile). De darse ese evento, este estudio recomienda elevar las pensiones no contributivas, tal como lo hicieron Holanda y Dinamarca después de la Segunda Guerra Mundial.
Referencias
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3 Esta distinción entre estas dos dimensiones de la solidaridad intergeneracional (por fase de la vida versus de vida completa) está exagerada en el texto con el fin de clarificar conceptos. Cuando estos apoyos se analizan en conjunto, como parte como un intercambio bidireccional de favores, entonces estas dos dimensiones se conectan y pasan a estar integradas (Cigno, 2000).
4 Existe el mito de que la participación laboral femenina sube inexorablemente en el tiempo. La evidencia muestra que, por el contrario, la participación laboral de las mujeres chilenas fue 50% en 1854-1884, y que durante el desarrollo económico de fines del siglo XIX disminuyó, bajando a solo 25% para 1930. Si bien la participación laboral femenina volvió a subir mucho después, desde 1970, en el año 2000 todavía era solamente 40%, un valor bastante inferior al de 1854 (Cox, 2009, Gráfico 5 en p. 58). También debe tomarse en cuenta que las tasas de participación laboral femenina actuales en los países ricos de la OCDE son notoriamente diferentes entre sí. Los países que muestran una tasa de participación femenina similar a la chilena incluyen a Italia, Hungría, Bélgica y Corea del Sur.
5 Otras políticas dirigidas a la vejez cubren campos como salud (prestaciones directas, seguros y préstamos para financiar gastos en salud), programas de recreación, programas de transporte y movilidad, programas de vivienda, pensiones monetarias y otros.
6 En algunos países las autoridades suman objetivos adicionales, como promover el crecimiento económico y el mercado de capitales privado, o la redistribución del ingreso. Si bien son objetivos respetables, pueden ser impulsados por otras políticas, distintas de las políticas de pensiones. Lo mismo ocurre respecto al objetivo de igualar el ingreso: los impuestos personales son más efectivos para igualar ingresos (nivelando hacia abajo los ingresos altos). Con todo, siempre es necesario atender a los efectos colaterales de las políticas de pensiones sobre otros objetivos.
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