El gráfico superior muestra la capacidad de ver la complejidad subyacente en las situaciones de la vida. El gráfico inferior muestra la capacidad de reconocer que múltiples “lógicas” diferentes pueden ser aplicables en un problema complejo. Ambos se midieron con el Cuestionario de Pensamiento Complejo Post-formal . El grupo de sabiduría informó incrementos frente a la disminución en el grupo comparativo. Ver Kelly B. Cartwright y otros, “Reliability and Validity of the Complex Postformal Thought Questionnaire: Assessing Adults’ Cognitive Development,” Journal of Adult Development 16 (2009): 183–89.
Figura 1.4Pensamiento post-formal
Como experto en ciencias sociales, este estudio me ha alentado de muchas maneras y me anima a estudiar más sobre la sabiduría en los próximos años. Como creyente, me ha bendecido profundamente. El mentoring de sabiduría en la iglesia funciona y podemos mostrar al menos algunos de sus efectos a través de la investigación científica. Esta cooperación entre la psicología y la iglesia es exactamente la clase de trabajo que promueve un diálogo significativo sobre la virtud en la sociedad actual.
REDIMIR LA SABIDURÍA
Como se explica en la introducción, el propósito de este libro es redimir la virtud de cuatro maneras: ayudando a los creyentes a entender lo que es la psicología positiva, entendiendo cómo el pensamiento cristiano puede mejorar la psicología positiva, animando a la iglesia a servirse de la psicología positiva como ciencia, e implicándola en la consejería cristiana. Veamos cada uno de estos puntos.
Aprender de la psicología positiva
Me encanta la psicología de la sabiduría, y espero que este capítulo también genere curiosidad en los demás. Una de las razones por las que me parece interesante como educador es que la labor educativa ha cambiado radicalmente a lo largo de mi carrera. Acostumbrábamos a resaltar el conocimiento, y ahora enseñamos sabiduría. O al menos lo intentamos.
Cuando hice mi doctorado en la Universidad Vanderbilt, en la década de 1980, pasé cientos de horas en la biblioteca de la universidad, leyendo y memorizando información para poder aprobar mis clases de psicología y bioquímica (cursé estudios de bioquímica en la facultad de medicina mientras completaba el doctorado en el departamento de psicología). Pasé mucho tiempo introduciendo información de memoria en mi córtex, repitiendo y estudiando para los exámenes. Una versión más actual de esa misma información está ahora a disposición de los estudiantes en diez segundos si mueven sus pulgares con la suficiente rapidez tecleando en sus iPhones . Para pasar el rato, calculé la cantidad de información existente en la biblioteca Vanderbilt cuando estudiaba allí, y descubrí que toda la información de una impresionante biblioteca universitaria de investigación cabe ahora en un disco duro que puedes comprar por 99 dólares en Amazon.com.
Hace poco comencé a dar una charla sobre sabiduría en la capilla de la Universidad de Le Tourneau, mostrándoles a los estudiantes una imagen de verticilosis, un problema que Lisa y yo tuvimos hace unos años en nuestro parterre de tomates. Los reté a sacar sus teléfonos y ver cuánto tardarían en descubrir si la verticilosis está causada por bacterias, hongos, insectos o por falta de agua. Para hacer una investigación así en la década de 1980, había que tomar una fotografía, pasar el rollo de película al laboratorio local para revelarla, ir a por las fotografías unos días más tarde y después pasar el día en la biblioteca buscando en libros de consulta sobre enfermedades de las plantas. Con suerte encontraríamos la imagen y diagnosticaríamos la enfermedad, pudiendo encontrar otros libros donde descubrir qué tipo de problema es y la mejor manera de tratarlo. Por supuesto, los alumnos de Le Tourneau son listos, y muchos de ellos estudian ingeniería, en treinta y dos segundos diagnosticaron correctamente la verticilosis como un hongo, enviaron sus respuestas a un sitio de votación en línea y vieron sus respuestas en la pantalla de la capilla. Hoy en día, el objetivo de la educación no es introducir mucha información en el cerebro, como en mis tiempos, sino discernir adecuadamente qué información es buena y valiosa y cuál no. Hoy se nos bombardea con información, pero, unas afirmaciones son más creíbles que otras. ¿Cómo sabemos la diferencia? Hoy se educa más en sabiduría y menos en conocimiento. Pero la sabiduría es tan antigua como la historia humana. Es fascinante sentarse donde se cruza lo muy viejo y lo muy nuevo y ver qué podemos aprender.
Como psicólogo, también la sabiduría me resulta fascinante, quizá porque la psicología me halaga. En varios estudios procedentes de Alemania el nivel de sabiduría de los psicólogos parece ser bastante alto. Los investigadores piensan que puede deberse a que son los psicólogos quienes hacen los estudios y de alguna manera condicionan la forma de evaluar la sabiduría. Pero con un grupo que no era de psicólogos, propuestos por otros como ejemplos de sabiduría, los psicólogos seguían mostrando más sabiduría. 15No estoy seguro de por qué es así —tal vez por sentarse año tras año con personas que viven las más complejas situaciones vitales—, pero por alguna razón, la gente de mi profesión parece ser bastante sabia. Me ataca la curiosidad. ¿Por qué sucede esto? ¿Y en qué medida estamos aprovechando la sabiduría de los consejeros y psicólogos en nuestras congregaciones?
¿Qué puede aportar el pensamiento cristiano al estudio de la sabiduría?
Además de encontrar interesante la psicología de la sabiduría, también me resulta frustrante. Cuando los psicólogos positivos comenzaron a estudiar las virtudes hace un par de decenios, fueron a la literatura religiosa y espiritual para saber de las virtudes y las potencias del carácter y, sin embargo, la mayoría de los científicos sociales simplemente han ignorado lo que las principales religiones del mundo tienen que enseñarnos acerca de esas mismas virtudes.
El trabajo científico sobre la sabiduría es útil y fascinante, pero la idea más revolucionaria que he encontrado sobre la sabiduría es la diferenciación teológica entre la sabiduría convencional y la crítica. Esta diferenciación vino a ser el núcleo de nuestro programa de mentoring de sabiduría para la iglesia. Más exactamente, Jesús, el mayor ejemplo de sabiduría crítica de la historia, vino a ser el centro de atención de estos grupos. En Jesús vemos a alguien que muestra una increíble amabilidad y amor hacia los desfavorecidos, incluso cuando expresa su indignación por las injusticias de la religión institucionalizada. En el que puede ser el versículo fundamental de la Biblia, Juan describe a Jesús como lleno de gracia y de verdad (Jn 1:14). Es increíblemente amoroso, perdonador y misericordioso, y se mantiene firme ante la injusticia, la traición, la codicia y la opresión. Ser como Jesús, encarnando la sabiduría crítica, es nuestro telos .
La psicología de la sabiduría puede beneficiar a la iglesia
Quizás, lo más emocionante de la conferencia de Paul es que fue útil para la iglesia. Los jóvenes adultos aprendieron de los mentores de sabiduría, y se parecieron más a Jesús en el proceso. La iglesia también dio forma a un tipo de diálogo enriquecedor con la psicología que hace que las congregaciones sean relevantes en una época en la que se venera a la ciencia quizás en demasía.
En la reunión final con nuestros mentores de sabiduría, una de las preguntas que más me bendijo fue la que nos hizo un líder de un grupo de edad, que también era pastor administrador: ¿podían seguir usando el programa —preguntó el líder— una vez concluido el estudio? Qué bendición fue ver esta cooperación abierta entre la psicología y la iglesia, capaz de producir artículos académicos y libros a la vez que contribuye a la salud de los jóvenes cristianos. Todos ganan. Todos se esfuerzan por ser cada vez más entendidos.
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