5. L. Gregory Jones y Célestin Musekura, Forgiving as We Have Been Forgiven: Community Practices for Making Peace (Downers Grove, IL: InterVarsity, 2010).
6. Stanton L. Jones, Psychology: A Student’s Guide (Wheaton: Crossway, 2014). Capítulo 1. Sabiduría.
CAPÍTULO 1
LA SABIDURÍA
Ayer, antes de comenzar este capítulo, jugué al flag football1 con algunos de mis alumnos de doctorado. Aunque tengo treinta años más que ellos, hice un esfuerzo por estar a la altura durante tres horas muy divertidas. Hoy, mis doloridos músculos gritan cada vez que intento moverme. Mi esposa, Lisa, me dice que me están reprendiendo por mi insensatez. Escribir en el teclado es casi el único movimiento que no me duele. Parece a la vez adecuado y paradójico comenzar a escribir acerca de la sabiduría al día siguiente de castigar mi cuerpo con la excusa de pasar un buen rato. Espero no haber echado abajo mi credibilidad sobre el tema.
Esto del fútbol es un pequeño ejemplo, pero ¿acaso no necesitamos bastante sabiduría para comprender bien y vivir la vida de hoy en día? Imagina unos círculos concéntricos, comenzando con nuestras decisiones personales y extendiéndonos hacia afuera a nuestras membresías y responsabilidades cívicas. En cada uno de los círculos anhelamos ser sabios. Cada uno de nosotros se pregunta continuamente cómo emplear mejor nuestro tiempo en una época en la que el consumismo y la diversión reclaman permanentemente nuestra atención. Tomamos decisiones acerca de la educación, la formación profesional, la elección de una carrera, o de cómo cambiar de una a otra, y la jubilación. ¿Cómo hemos de ganar, gastar y ofrendar nuestro dinero? Si nuestras ocupaciones son muchas, como seguramente lo son ¿cómo haremos para dormir, disfrutar de momentos de ocio, trabajar y ocuparnos de las tareas domésticas de manera equilibrada? ¿Y por qué seguimos extraviando nuestros teléfonos y llaves en los momentos más inoportunos? ¿Qué haremos para perder unos cuantos kilos y por qué importa que los perdamos? ¿Se trata solo de una tercera copa de vino o es que tengo un problema con la bebida? ¿Estoy leyendo un correo electrónico genuino o se trata de otra estafa más? ¿Debo abrir el archivo adjunto?, y si lo hago ¿estaré instalando un virus en mi ordenador?
Al avanzar hacia el exterior de estos círculos concéntricos muchos de nosotros vivimos en unidades familiares que requieren otro nivel de sabiduría. Honrar a los padres, amar como es debido al cónyuge, proporcionar seguridad a los niños en un mundo complejo y violento, al mismo tiempo que los criamos para que sean amables y compasivos, siendo a la vez cercanos sin agobiarlos, sabiendo cuándo y cuántas reglas establecer con los hijos adolescentes. ¿Quién compra y quién prepara la comida? ¿Cómo llegar a fin de mes cuando a veces escasean las finanzas?
Muchos viven en comunidades pequeñas, con amigos y vecinos que pueden caernos bien o mal, o ambas cosas a la vez. ¿Cuándo hemos de poner límites y cuándo somos egoístas? ¿Acudimos a nuestros amigos y vecinos cuando los necesitamos, o nos las arreglamos solos? ¿Qué hacemos cuando otros nos necesitan? Algunos de nosotros somos miembros de iglesias en las que tenemos que decidir si las diferencias ideológicas y doctrinales afectan a la unidad en Cristo. Debido a que muchas iglesias están perdiendo membresía en estos días, nos planteamos muchas preguntas acerca de cómo mantenernos relevantes en un mundo posmoderno y cuándo los esfuerzos por ser relevantes colisionan con el compromiso moral.
Retrocediendo un poco para ver los círculos concéntricos más grandes, vemos que pertenecemos a grupos cívicos, ya sea el municipio, la región o estado, la nación o el mundo. No es tarea fácil entender nuestros derechos y responsabilidades en cuanto al voto y saber cómo priorizar los puntos de vista de los candidatos en cuanto a moralidad personal, seguridad nacional, economía y justicia social. ¿A quién vamos a dar nuestras aportaciones económicas siendo nuestros recursos limitados y pareciendo las necesidades locales y globales infinitas? A dondequiera que nos volvamos, cada día que vivimos, somos gente que anhela ser sabia en medio de un mundo complicado.
Los expertos en ciencias sociales han estado estudiando la sabiduría, que para algunos es algo bueno, y para otros irrelevante y, tal vez, para los científicos escépticos malas noticias. Habiendo pasado toda mi carrera valorando las contribuciones de la ciencia, mi objetivo es fomentar una relación entre lo que la ciencia nos ayuda a descubrir y lo que la fe nos dice acerca de la sabiduría. Al poner la ciencia y la fe juntas, y dejar que se influyan mutuamente, podemos construir sabiduría para la vida diaria.
LA PSICOLOGÍA DE LA SABIDURÍA
Paul McLaughlin, uno de los que jugaban conmigo al flag football ayer, entró en mi oficina hace tres años y me dijo que quería dar una conferencia acerca de la sabiduría. “Es un gran tema”, dije, “pero en realidad los psicólogos no estudian la sabiduría”. Paul fue a la biblioteca y me demostró que estaba equivocado. Resulta que los psicólogos llevan estudiando la sabiduría durante treinta años como mínimo. Buena parte del trabajo ha salido de la Universidad de Chicago y del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Berlín. He leído mucho acerca de la sabiduría en los últimos tres años, Paul y yo publicamos un artículo sobre el tema y él completó su conferencia sobre la sabiduría. 2
A veces envidio a los químicos e imagino que las sustancias que estudian están claramente definidas según el número de moléculas de carbono y los tipos de enlaces que comparten. Lo más seguro es que me equivoque sobre la simplicidad de la química, pero aun así no puedo pensar en algo más difícil de definir que la sabiduría. Si les pidiéramos a cien personas que definieran lo que es la sabiduría, seguramente obtendríamos una amplia gama de respuestas, desde hábiles consejos financieros hasta prácticas espirituales o cómo decidir con quién hemos de casarnos (o con quién no hay que casarse nunca).
Paul Baltes, experto en psicología evolutiva reconocido mundialmente y fundador del Berlin Wisdom Project (Proyecto Sabiduría de Berlín), consideró que la sabiduría es “el conocimiento experto en la práctica fundamental de la vida”. 3Ten en cuenta que la sabiduría implica conocimiento, pero no es lo mismo. Puedes saber mucho acerca de cómo vivir saludablemente, pero si descuidas las prácticas fundamentales de cómo comer bien, hacer ejercicio, dormir y disfrutar del momento presente, tu conocimiento no te beneficiará mucho. La sabiduría va más allá del conocimiento al aplicar el conocimiento a la práctica de una vida adecuada.
El psicólogo de Yale Robert Sternberg argumenta de modo parecido diciendo que el conocimiento ha de aplicarse para que se manifieste la sabiduría, pero nos recuerda que no se trata solo del propio interés: “Hay sabiduría cuando la inteligencia práctica se aplica para maximizar no solo el interés propio o el de otra persona, sino más bien cuando se equilibran varios intereses personales (intra-personales) con los intereses de los demás (inter-personales) y otros aspectos del contexto vital (extra-personales), como la ciudad, el país o el medio ambiente, incluso Dios”. 4
El conocimiento solo no basta. Seguramente todos conocemos a expertos en relaciones sociales que tienen problemas con sus propias relaciones personales. Puede que sean pastores, consejeros o psicólogos que saben mucho sobre cómo debemos relacionarnos con los demás, pero tienen problemas a la hora de aplicar en forma práctica sus conocimientos sobre cómo mantener relaciones cercanas y duraderas. La sabiduría requiere tanto el conocimiento como la aplicación práctica de ese conocimiento, y va más allá de nosotros mismos hasta entrar en el ámbito de la preocupación por los demás.
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