Tras un breve debate en grupo, había un tiempo de meditación y reflexión. Se consultaban otras Escrituras, sentados en silencio, escuchaban respetuosamente a Dios y los unos a los otros, sin apresurarse a encontrar la solución al problema. Después, los participantes hablaban de lo que habían aprendido acerca de la sabiduría al considerar esa difícil situación vital con las Escrituras y la discusión en grupo. La pregunta final de cada semana era más o menos: “¿Cómo puede serte útil el debate de hoy respecto de otras situaciones vitales a las que te enfrentas?” Después se asignaron varias prácticas de sabiduría que había que realizar antes de la siguiente reunión de grupo.
Una de las partes más importantes fue la selección de mentores experimentados. Gregg se encargó de esta tarea, y lo hizo excelentemente. Las mujeres y los hombres que seleccionó como mentores experimentados eran seguidores de Jesús amables, espirituales y apacibles. Paul y yo tuvimos con ellos varias reuniones de capacitación, de planificación y para compartir información, y siempre me sentí enriquecido con su participación.
Hasta aquí esto suena a ministerio, pero recuerda que el objetivo era emparejar la psicología y el ministerio, así que hicimos lo que hacen los científicos sociales: formamos un grupo comparativo, seleccionamos una serie de medidas a administrar antes y después del programa de mentoring de sabiduría, y luego, unas semanas después de la conclusión de los grupos, entrevistamos a los participantes para que nos aportaran sus impresiones.
Nuestro grupo comparativo estaba compuesto por estudiantes de pregrado de aproximadamente la misma edad, que vivían en la misma comunidad donde realizamos el mentoring de sabiduría. Funcionó bastante bien porque la mayoría de los miembros del grupo de sabiduría eran también estudiantes universitarios. Hicimos una serie de encuestas al principio y al final del estudio y también pedimos a los mentores un informe sobre cada uno de los miembros del grupo.
El programa de mentoring duró doce semanas, con seis reuniones en semanas alternas. Lo ideal habría sido tener más tiempo para el mentoring , cuesta imaginar que en seis reuniones se produzca un gran aumento de la sabiduría. Aun así, encontramos algunas diferencias interesantes entre el grupo de sabiduría y el grupo comparativo.
Observamos un aumento general en la satisfacción con la vida en el grupo de sabiduría, pero no en el grupo comparativo (ver figura 1.1). 11Esto puede significar que el mentoring de sabiduría aumenta la satisfacción con la vida, o también que cualquier tipo de reunión en grupos pequeños de más de doce semanas puede que aumente el nivel de satisfacción con la vida. Pero aun así, hay algo particular sobre el grupo que promovió sabiduría. Ten en cuenta que la puntuación de la sabiduría del Cuestionario de la escala secundaria de Sabiduría práctica del pensamiento actuación inteligente aumentaba con el tiempo para el grupo de mentoring de sabiduría, pero no para el grupo comparativo (figura 1.2). 12
La satisfacción con la vida se midió con el Nivel de Satisfacción con la Vida : 5. La gráfica muestra un efecto de interacción significativo, con participantes en el grupo de sabiduría que aumentan más que los del grupo comparativo. Ver Ed Diener y otros, “The Satisfaction with Life Scale”, Journal of Personality Assessment 49 (1985): 71–75.
Figura 1.1Satisfacción con la vida
La sabiduría práctica se midió con el Cuestionario de Sub-escala de Sabiduría Práctica del Pensamiento y Actuación Inteligente . La gráfica muestra un efecto de interacción significativo, con participantes del grupo de sabiduría que aumentan más que los del grupo comparativo. Para más detalles ver Katherine J. Bangen, Thomas W. Meeks, y Dilip V. Jeste, “Defining and Assessing Wisdom: A Review of the Literature,” American Journal of Geriatric Psychiatry 21 (2013): 1254–66.
Figura 1.2Sabiduría práctica
Los del grupo de sabiduría tenían más conciencia espiritual diaria que los del grupo comparativo, tanto antes como después del mentoring de sabiduría (figura 1.3). 13Además, en cuanto a experiencias espirituales diarias, el grupo de sabiduría mostró una mayor tendencia estadística creciente que el grupo comparativo.
Quizás el descubrimiento más importante tiene que ver con lo que se llama “pensamiento post-formal”, que es la capacidad de pensar temas complejos de manera flexible. En lugar de llegar a conclusiones simples y limitadas por las reglas, el pensamiento post-formal exige matizar y entender la complejidad de las situaciones. La sabiduría crítica de Jesús, de la que hablamos anteriormente, es un excelente ejemplo de pensamiento post-formal. Del mismo modo, el ejemplo de una niña de catorce años que quiere casarse (ver el cuadro 1.1) requiere un pensamiento post-formal complejo en vez de reaccionar con un “No” inmediato.
Las experiencias espirituales diarias se midieron con el Nivel de Experiencias Espirituales Diarias . Las puntuaciones más bajas reflejan una mayor conciencia en experiencias espirituales. El grupo de sabiduría informó de más experiencias espirituales que el grupo comparativo antes y después de los grupos de edad de sabiduría, y el grupo de sabiduría también mostró una tendencia a tener más experiencias espirituales que el grupo comparativo. Ver Lynn G. Underwood y Jeanne A. Teresi, “The Daily Spiritual Experience Scale: Development, Theoretical Description, Reliability, Exploratory Factor Analysis, and Preliminary Construct Validity Using Health-Related Data,” Annals of Behavioral Medicine 24 (2002): 22–33.
Figura 1.3Experiencias espirituales diarias
Dos de las tres escalas secundarias en nuestra medida de pensamiento post-formal mostraron cambios significativos en el curso del mentorin g de sabiduría (ver figura 1.4). 14Estos jóvenes adultos aprendieron a pensar de manera más compleja y matizada.
También entrevistamos a los participantes varias semanas después de la conclusión del mentoring de sabiduría. Muchos participantes hablaron de cómo habían aprendido a afrontar la complejidad de las situaciones de la vida a medida que crecían en sabiduría. Resaltaron las oportunidades que habían tenido de ver la sabiduría en sus mentores y practicarla en sus grupos. Una joven se expresó así:
Lo que realmente me gusta de nuestro estudio sobre la sabiduría es que no nos limitamos a sentarnos intentando debatir: “la sabiduría es tal o cual cosa”. Es más bien […] experimentarla […] ser parte del grupo es experimentarla, porque creo que una cosa que he aprendido sobre la sabiduría es que es algo que se adquiere estudiando de verdad la Palabra de Dios y también escuchando a los demás […] Por eso creo que es una combinación de lo que la Palabra de Dios enseña y lo que el Espíritu Santo hace y cómo puede obrar en otros creyentes. Creo que eso fue algo de lo que saqué, me sentí realmente animada escuchando […] lo que otras personas pensaban, dándome cuenta que la sabiduría […] no tiene que ser algo abrumador […] Ha sido más bien tener la oportunidad de sentarme y contemplar, teniendo unas buenas charlas que realmente creo me han ayudado a entender más.
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