Silenciosamente, el Escriba volvió a colocar los papeles sobre la mesa. Nos miramos con una sonrisa cómplice y nos quedamos degustando en silencio el Misterio de ese Primer Átomo cuya multiplicación explica todo lo que existe.
EL PEREGRINO Y EL ESCRIBA
La Aparición del Otro
Pasaron varios minutos sin que intercambiáramos palabra alguna. La tardanza de mis compañeros me obligó a salir de mi mutismo y dije:
—Escriba: ¿pensabas que mi peregrinar era una andanza solitaria, un accionar de ermitaño o una epopeya del Individuo? Debo informarte que estás equivocado. Nacer y morir son hechos individuales, absolutamente intransferibles, y en esas instancias los terceros son solo testigos imposibilitados de coprotagonizar. Pero el peregrinaje es una epopeya comunitaria y universal. El hombre no camina solo, es el Universo mismo el que respira, expandiendo sus dimensiones y pugnando hacia adelante. La Materia toda no deja de andar ni un instante, menos aún en aquellos momentos en que disimula su vorágine bajo el disfraz de una calma aparente. Y cada especie camina esforzándose en sobrevivir como género ya que el individuo tiene certeza de su mortalidad. De entre las especies que pueblan el Universo, el Hombre merece ser destacado. No se conforma con andar. Aspiraciones de semidiós lo impulsan a crear y destruir asolando a su paso todo lo creado. El Hombre pasa y deja para bien o para mal su huella imborrable.
Bebo un sorbo de agua y prosigo sin pausas mi perorata que el Escriba está condenado a escuchar sin quejas.
“Creo haberte comentado que el hombre es una especie indefensa al nacer, condenado a inanición y muerte precoz de no mediar el auxilio de sus congéneres cercanos. A la fuerza se transforma en un ser gregario. Gregario es sinónimo de Rebaño, el hombre poca cosa es sin su rebaño, su grey, su andar comunitario. Sólo, apenas podría mover alguna roca pesada que le obstruye su camino. La asociación cooperativa de la especie le ha permitido dinamitar montañas, levantar edificios y domesticar su entorno como ningún otro animal conocido haya podido lograrlo.
Esta vocación imperativa que nos hace andar juntos, a pesar de odios y diferencias, ha sido el impulso esencial que garantizó nuestra supervivencia y nos obligó a establecer un forzoso código de relacionamiento con nuestros semejantes que sufrió drásticas modificaciones a lo largo de nuestra historia. Nos relacionamos desde siempre, pero las formas y los modos cambian y seguirán cambiando a toda velocidad...”
Mi padre no volvió a aparecer, o más bien lo hizo en la lectura de estos papeles, documentos que un día serán polvo de los caminos.
Entonces, le dije al Escriba, antes que suceda eso aprovechemos al menos a leerlos:
LA APARICIÓN DEL OTRO
Un mediodía de abril mi padre y yo retornábamos juntos a casa, él de su trabajo, yo de mi escuela. El día era espléndido y el camino a casa propicio para el diálogo, ni muy corto como para abortarlo de raíz ni muy largo como para hacerlo insoportable. Yo tenía once años y habíamos adquirido la costumbre de aprovechar esos trayectos para desarrollar el hábito de la conversación paterno-filial. A la sazón estaba yo narrándole las peripecias de mi escuela. Éramos cuarenta niños en un aula de dimensiones regulares y recibíamos algo llamado “Educación”, que consistía en dotarnos de herramientas culturales que se suponía habrían de prepararnos para la lucha por nuestro sustento. Le pregunté a papá para qué íbamos a la escuela.
—Muy buena pregunta —dijo— aunque la respuesta es difícil. Es complejo responderte, pero yo te voy a dar lo que a mi entender es un enfoque original basado en un viejo autor francés obsesionado por la Náusea.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.