Aunque el individualismo psicológico se inspira en diversas teorías psicológicas, incluyendo tanto la motivación interna o la externa, desde nuestra perspectiva asumimos que la MI tiene un potente poder hermenéutico, ya que el locus de control de los refuerzos reside en el propio individuo, al contrario que en la ME, que el sujeto es objeto de control por el administrador de refuerzos. Por sí misma, la MI podría fundamentar, por su origen, la existencia de un individualismo psicológico sólido y potente, ya que se trata de una fuente interna de energía neurofisiológica procedente del sistema nervioso central que el sujeto controla a su criterio y que afirmaría la base psicológica, no cultural, del individualismo. Obviamente, esa energía, como se verá más adelante, es independiente y ajena a las motivaciones o necesidades fisiológicas de los individuos, a saber, hambre, sed, sueño, sexo, etc. De ahí que la cultura y otros agentes externos, que interaccionan con toda motivación humana, no sean la clave de esta motivación interna, sino que actúan como un elemento moderador que, a veces, funciona como un elemento coercitivo y, otras, como un elemento facilitador. Ir a favor o en contra de la expansión de las necesidades originadas por las motivaciones internas de los individuos, ya sean sociales o antisociales, es ir contra su individualidad.
La represión, respeto o reconducción de la MI de un individuo o colectivo será una cuestión moral, pero no desautoriza la razón de su origen, la singularidad de las necesidades individuales.
BREVE INTRODUCCIÓN A LA MI
La motivación intrínseca ha sido objeto de un largo ciclo de investigaciones hasta su concreción en un modelo sólido cuya recopilación se debe a Deci (1975 y 1985) y Ryan (1985). Woodworth (1918 y 1958) inició estos estudios bajo el concepto de conducta intrínsecamente motivada en humanos. En un principio se asoció con ciertas capacidades innatas, modificables con aprendizaje, pero conectadas a dos motivos, asertividad y constructividad, a su vez vinculables a cualquier comportamiento elegido libremente por el sujeto, por ejemplo la danza. Woodworth (1918:70) manifestó que una actividad puede ser iniciada por cualquier motivo externo, por ejemplo interés por la danza, pero «… solo cuando se actúa bajo su propio impulso […] puede desarrollarse libremente y efectivamente». A este tipo de comportamiento motivado intrínsecamente le dio otra acepción interesante, autonomía funcional (Allport, 1965). Woodworth continuaría sus trabajos sobre la MI, pero se asume que él estableció las bases de lo que hoy entendemos como motivación intrínseca.
Aunque tardarían en retomarse nuevos estudios, son dignos de mención los realizados con animales en las décadas de 1940 y 1950. Berlyne (1950) demostró que las ratas son rápidas a la hora de explorar nuevos objetos y espacios y persistir en estas conductas, como si se tratara de una conducta motivada no asociada con sus necesidades básicas. Algo similar detectaron otros autores con chimpancés y monos. Según estos experimentos, se confirma que los animales, y no solo los humanos, parecen tener conductas motivadas (intrínsecamente) para explorar nuevos estímulos. Otros autores evidenciaron que estas conductas en los animales podrían estar también asociadas con el aburrimiento o la presencia de estímulos sin cambios. Como añadidura, también se han dado estudios en humanos que conllevan la privación de estímulos. Dichos estudios evidenciaron la incapacidad de los humanos para tolerar, más de tres o cuatro días, tareas con un contexto de estímulos constantes o sin cambios, a pesar de recibir un importante refuerzo extrínseco monetario. Con carácter conclusivo se evidencia la existencia de conductas intrínsecamente motivadas en humanos y animales, cuando media la curiosidad, la autonomía, el aburrimiento o la falta de una nueva estimulación.
Los estudios continuaron en la década de 1960 hasta dar lugar a dos nuevos términos asociados de forma definitiva a la teoría y práctica de la MI, competencia y autodeterminación . Según White (1959), el término competenciase debe entender, dentro de este ámbito motivacional, como una habilidad o capacidad para relacionarse de forma efectiva con el entorno. Estas capacidades percibidas por el sujeto tienen un valor motivacional que le ayudan a explorar, manipular o seleccionar actividades asociadas de forma intrínseca para concentrarse en ellas, con persistencia, sin ser puro azar. Tanto White como Berlyne coincidían en asumir que la energía intrínsecamente motivada procede del sistema nervioso central, no de necesidades tisulares. Como consecuencia, la MI actúa sobre conductas que permiten al sujeto sentir y gozar de la eficacia de sus competencias, lo que redunda en que él se sienta intrínsecamente motivado y comprometido con conductas que le permiten sentirse competentes o eficaces. Todo ello redunda en reforzar el carácter autónomo del sujeto al relacionarse con el entorno desde sus necesidades intrínsecas.
Angyal (1941) se anticipó a White en lo relevante que era la noción de competencia en su relación con el entorno, pero además sugirió que los humanos tienden a la autodeterminación, término de relevante importancia en cuestiones de motivación. Sugirió que alguien dotado de una fuerte autodeterminación necesitará sentir la eficacia de sus comportamientos, en otras palabras, para Angyal, la tendencia hacia la autodeterminación parecería ser la esencia de la motivación intrínseca. Ambas nociones, competencia y autodeterminación , aparecerán en los trabajo de De Charms (1968:269), quien afirmó: «La primaria propensión motivacional del ser humano es ser efectivo al producir cambios en su entorno. El hombre se empeña en ser un agente causal, ser el lugar primario de causación o el origen de su conducta; él se esfuerza en ser la principal causa de sus comportamientos». En esta frase, el autor describe certeramente, de forma funcional, en qué consiste el término autodeterminación .
Como nos informa Deci (1975:57), otros autores afirman que la gente se compromete en la realización de diversas conductas con el fin de sentir dentro de sí mismos la sensación de competencia y autodeterminación y, a tal efecto, se desarrollaron numerosas investigaciones que lo confirman y se resumen en dos bloques de conductas. El primer bloqueincluye aquellas conductas que buscan resolver razonables desafíos en las personas. Si alguien está aburrido, buscará una oportunidad para usar su creatividad y su capacidad de encontrar nuevos recursos. Si alguien esta sobrecargado de actividad y por tanto asustado, buscará una nueva situación que le permita manejarla según sus capacidades. En otras palabras, este mecanismo motivacional dirige a la gente a buscar situaciones que provean de desafíos que permitan el óptimo uso de sus habilidades.
El segundo bloque, complementario con el anterior, se refiere a conductas motivadas por la necesidad de competencia y autodeterminación que intentan, específicamente, conquistar más y nuevos desafíos. En otras palabras, las personas se sienten motivadas para reducir incertidumbre, disonancia cognitiva o incongruencia cuando se encuentran con este tipo de obstáculos. Deci sugiere finalmente que, además de reducir disonancia, incertidumbre e incongruencia, la motivación interna produce dos tipo de conductas mediante la necesidad de sentirse competente y autodeterminado: las que buscan el óptimo de desafío y las que conquistan nuevos desafíos.
En la interacción entre las necesidades y refuerzos tanto extrínsecos como intrínsecos, el aplicar refuerzos extrínsecos a una conducta motivada intrínsecamente no solo no tienen un efecto acumulativo sino que o bien el refuerzo externo carecerá de eficacia o producirá una inhibición de la MI (Deci, 1975:158). Esta razón explica por un lado la existencia inequívoca de un móvil interno individual irrenunciable y, por otro, los graves errores que se pueden cometer al reforzar externamente conductas motivadas internamente, lo que además supone un atropello a la autoestima individual del sujeto. En este caso, al trasladar el locus del control desde el interior del sujeto a alguien exterior, el afectado puede vivir este cambio como una suerte de sustracción de la idea o móvil de su desempeño, y reaccionar desmotivándose o incluso frustrándose.
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