Para los comunistas, la decisión de aliarse con Batista calzó en el giro internacional del comunismo del VII Congreso del Comintern confirmado por su secretario general Blas Roca (Francisco Calderío). A pesar de la apertura que significó abrazar la estrategia del frentepopulismo, ni Roca ni el PC cubano mantuvieron contactos fluidos con otros grupos de izquierda ni con el nacionalismo “auténtico” de Grau (tildado por Roca tiempo atrás de “socialfascista”). En ese contexto, la única alianza viable para los comunistas era con Batista. 88En septiembre de 1938, el militar cubano legalizó el partido Comunista con el argumento del “respeto a la representación popular”. De esta forma, permitió que 1.500 delegados comunistas fueran a la conferencia inaugural de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) y que, en octubre del mismo año, asistieran otros tantos delegados a una invitación efectuada por Lázaro Cárdenas. Esto hizo creer a los comunistas en el progresismo de Batista y confiar en su giro hacia la izquierda. 89
Sin embargo, la oligarquía cubana no estaba de acuerdo con este nuevo lenguaje frentepopulista. Batista habló abiertamente de nacionalizar la industria azucarera cubana, apoyó la república española y la formación de un gran frente amplio antifascista. Consciente del rechazo que esto generaría, Batista trató de asegurar a la oligarquía que su reformismo era una apariencia para atraer al capital extranjero. En varias oportunidades señaló que su objetivo era crear una armonía entre capital y trabajo, a través de una gran fuerza política llamada Pueblo de Cuba. Finalmente, en las elecciones de noviembre de 1939 se enfrentaron dos fuerzas: el Partido Revolucionario Cubano Auténtico, o simplemente “Auténtico” y la alianza en torno a Batista formada por grupos como el Partido Liberal, la Unión Nacionalista, el Partido Realista y el Partido Comunista. Ambas alternativas apelaron a las masas y al “pueblo cubano”, por lo que el apoyo comunista hacia Batista fue crucial. Con él en el poder, los comunistas lograron que dos militantes, Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez, llegaran a ser ministros, logrando además diez diputados y algunos alcaldes en ciudades de provincia. Posteriormente, los comunistas apoyaron al candidato continuista de Batista, Carlos Saladrigas, en nombre de la Coalición Socialista Democrática que perdió ante Ramón Grau San Martín en las elecciones de 1944.
Al igual que en Cuba, los primeros años de la década de 1930 trasformaron el sistema político en Brasil. El fin de la República Velha (1889-1930) y la política del “café con leche” –en la que el poder se alternó entre Sao Paulo y Minas Gerais– tuvo como consecuencia directa la llegada al poder de una junta militar que, en noviembre de 1930, nombró como Jefe del Gobierno Provisorio al político de Río Grande do Sul, Getulio Vargas. Contaba con el apoyo de amplios sectores populares, medios y del tenentismo , cuyo prestigio creció a raíz de la fracasada experiencia de la Columna Prestes, pero que lo catapultó como líder de masas. 90
El tenentismo nació durante los años ‘20 de la joven oficialidad de la armada, proveniente de la clase media emergente post primera guerra mundial. Este grupo sintonizó con las demandas reformistas de sectores como los obreros industriales, en contraposición a las políticas oligárquicas de la República Velha o República Vieja. El descontento quedó plasmado en una serie de huelgas urbanas ocurridas entre 1919 y 1922, y en la revuelta de oficiales en Copacabana en 1922, que derivó en la llamada “Columna de Prestes” en 1924. Este movimiento (llamado así en honor a uno de sus cabecillas, el militar Luis Carlos Prestes), recorrió durante tres años la mayoría de los estados de Brasil tratando, sin éxito, de incitar a la población en contra del régimen de la República Vieja. A pesar de no lograr apoyos populares, Prestes pudo crear una mística en torno a sí mismo, y se transformó, gracias a la literatura de Jorge Amado, en el “caballero de la esperanza”, ganando el respeto y lealtad de la población civil, especialmente en las áreas rurales.
Ante el fracaso de la “columna Prestes”, su cabecilla emigró en 1928 a Buenos Aires. Allí tomó contacto con dirigentes del Partido Comunista Argentino y con los líderes del Secretariado Latinoamericano del Comintern instalado en Montevideo. A comienzos de 1931 Prestes se declaró comunista y partió a Moscú invitado por el Comintern, interesado por la experiencia de los tenentes . Luego del VII Congreso del Comintern, el militar brasileño vuelve a su país junto a su esposa, la destacada comunista alemana Olga Benario, con el objetivo explícito de levantar la estrategia del Frente Popular en Brasil. El envío de Prestes y otros emisarios de la Internacional Comunista a América Latina mostraba el carácter internacionalista del comunismo mundial, aun cuando los líderes de Moscú desconocían la realidad política de Latinoamérica y de los demás países semi-coloniales. Por ello,con bastante voluntarismo e ingenuidad,el Comintern interpretó que Brasil reunía las condiciones para implantar el frentepopulismo. La cuestión que posiblemente incitó al Comintern en este sentido fueron las simpatías que la clase media políticamente emergente mantuvo con grupos fascistas. Esto hizo que los soviéticos vieran el símil de su análisis estratégico para la formación de frentes populares. 91
El movimiento fascista que más impresionó al Comintern fue el Integralismo, fundado en 1932 por Plinio Salgado. Sus ideas tuvieron éxito principalmente entre las nuevas clases profesionales. Para 1934 era uno de los movimientos políticos más importantes de la clase media: los principios corporativistas, la exaltación del cristianismo y un repudio visceral hacia los comunistas. Este ideario fue muy exitoso en los principales núcleos urbanos de Sao Paulo, aun cuando durante la década de 1920 los comunistas y otros sectores de izquierda no tuvieron demasiada figuración.
A comienzos de 1930 el Partido Comunista Brasileño (PCB) se encontraba en una situación complicada, en directa disputa con los anarquistas de los sindicatos de trabajadores. A partir del año siguiente el PCB cambió a varios de sus dirigentes y tomó el control de algunos de los sindicatos más poderosos de Brasil, como el de los ferroviarios de Río de Janeiro y del noreste. A pesar de estos logros, el PCB aún no tenía el poder suficiente como para llevar a cabo las políticas del Tercer Período del Comintern. La creación de la Aliança Libertadora Nacional (ALN) en 1935, resultó para los comunistas el espacio perfecto donde poder expandirse entre no comunistas. La mayoría de sus miembros habían sido tenentistas y héroes militares de las revueltas de los años 20, izquierdistas no comunistas, intelectuales aglutinados en torno al antifascismo ejemplificado en el Integralismo y en las sucesivas conductas represivas del Gobierno de Vargas. 92
El objetivo de la ALN era formar una alianza lo más amplia posible entre grupos que recién se articulaban. En ese contexto, el Partido Comunista tenía la ventaja de estar mejor organizado. Además,los comunistas contaban con el apoyo de otros enviados del Comintern, como el norteameri-cano,Alan Barron, el alemán, Harry Berger, el argentino Rodolfo Ghioldi y el belga León Vallée. El programa político de la ANL se estructuró en torno a una reforma agraria, la unión del movimiento sindical, el apoyo a las luchas obreras y campesinas, y el fin de la influencia de corporaciones extranjeras “imperialistas” en Brasil. En julio de 1935 la ANL llamó abiertamente al derrocamiento violento de Vargas, convocatoria a la que no adhirieron sus propias autoridades no comunistas. Esto planteó el primer conflicto al interior del conglomerado, dada la excesiva hegemonía comunista y la sobrestimación de la figura de Prestes.
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