Sebastián Hincapié Rojas - De acusados a acusadores

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La discusión sobre el delito político parece nunca haber cesado a lo largo de la historia de nuestra nación. La guerra y la paz han contribuido, de maneras diferentes, a que en todos los periodos se discuta con pasión sobre su significado.

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Comprender el delito político de esta manera tiene sus consecuencias prácticas, una de las más relevantes es que mi postura toma distancia de las tradiciones normativas que pretenden justificar la necesidad y la posibilidad de elaborar un concepto de delito político estableciendo como marco el derecho público internacional. La intención expuesta aquí es la de utilizar un concepto referenciado históricamente que permitirá comparar la legislación sobre el delito político con las ideas que militares y prisioneros políticos tenían sobre éste ¿Los detenidos eran realmente delincuentes políticos? Quizás militares y presos respondieran de manera diferente a esta pregunta. Otra de las hipótesis que guía este trabajo es que la respuesta a esta pregunta estaba altamente influenciada por la ideología de ambos bandos, pero, también estaba altamente limitada por las razones contextuales internacionales (guerra fría) y nacionales (conflicto armado). Las acciones realizadas en los cgv estaban, al menos en buena medida, orientadas por las ideas que militares y presos políticos tenían sobre el delito político, idea que no siempre coincidía con la consignada en los Códigos Penales.

Si los conceptos anteriormente mencionados, delito político y estado de excepción, nos remiten de manera general a las herramientas estatales, aún nos hace falta un concepto que nos permita establecer un puente entre las disposiciones jurídicas y las ideas de los principales actores involucrados en los cgv. Es así como el concepto de ideología emerge para indicar un elemento que ya señalaba de manera lúcida Débora D’Antonio en su artículo sobre los consejos de guerra durante la última dictadura argentina:

Como se puede observar, en un tiempo perentorio, la Junta Militar diseñó un dispositivo represivo en el que puso en funcionamiento una serie de instrumentos en donde la justicia militar ocupó un lugar cada vez más central. En esta nueva fase de la historia argentina, y en el marco de un gobierno que tenía en la mira una contraofensiva ideológica sin precedentes, la consolidación de la jurisdicción militar para el castigo del delito político y el retiro a primera vista de los jueces civiles, acarreó una reestructuración de lo legal. Esto estaba en congruencia con una nueva concepción del mundo que se pretendía tanto imponer como difundir y que no fue un mero impulso restaurador de un orden perdido sino creador de uno nuevo.25

Pero es más que evidente que el caso colombiano se diferencia en varios aspectos del caso argentino. En primer lugar, porque para el periodo analizado Colombia estuvo regida por un gobierno elegido popularmente, lo que determinó que la creación de decretos de excepción respondiera, no solo a la concepción del mundo de los militares, sino, principalmente, a la concepción del mundo que la élite política colombiana tenía sobre ese momento histórico y sobre las medidas a tomar para combatir al enemigo interno. Sin embargo, como han sugerido ya bastas investigaciones incluyendo la de Perdomo sobre la institucionalización de la jpm, las fuerzas militares fueron ganando paulatinamente una autonomía mayor en el manejo del orden público, por lo que tanto la emisión, como la aplicación de decretos de excepción se vio altamente mediada por las concepciones que los militares tenían sobre el momento político, la guerra y el enemigo. En segundo lugar, porque la contraofensiva ideológica asumida por el Estado argentino es bastante singular y difícilmente tiene paralelo. Aun con sus matices, y precisando su significado, se puede plantear que a lo que de D’Antonio se refiere con “concepción del mundo” es lo que durante esta investigación llamaré ideología, aunque ésta no se encuentra restringida solamente a los militares, sino que también hace referencia a las concepciones de los prisioneros políticos.

La ideología, a diferencia del estado de excepción, es un concepto que no cuenta con una trayectoria amplia en los estudios sobre la represión en Colombia. Recurrir a este concepto implica señalar dos dimensiones de la palabra sujeto: por un lado, los sujetos al poder estatal; por el otro, los sujetos de la historia.26 Las investigaciones centradas en los estados de excepción parecieran dirigir su atención solo a la primera dimensión del sujeto, por ello la presente investigación se apoya en un concepto como el de ideología, en tanto que considera a los protagonistas no solo como victimarios o víctimas de una serie de medidas represivas, sino como protagonistas de ese mismo proceso histórico. Sin embargo, como veremos a continuación, ello trae consigo algunas dificultades.

El concepto de ideología, tan despreciado hasta hace poco en las ciencias sociales, ha vuelto paulatinamente a adquirir una gran preeminencia. La discusión sobre las ideologías políticas ha provocado la realización de grandes proyectos de investigación y éstas han vuelto a cobrar relevancia en los escenarios académicos; seguramente el panorama que presenta la política internacional actualmente ha contribuido a retomar la discusión sobre un concepto que a finales del siglo xx parecía haber entrado en desuso. La polémica en torno a dicho concepto no había estado exenta de razones, pues la ideología se presentaba como un concepto ambivalente y polisémico, mientras que la dificultad de desarrollarlo en investigaciones empíricas lo había limitado a la discusión filosófica y a una eterna, y aún inacabada, discusión sobre su precisión conceptual. De hecho, las dificultades presentadas alrededor de una definición conceptual precisa le valieron el apelativo del vocablo que más dificultades ha provocado en las ciencias sociales.27

Tradicionalmente la ideología había sido entendida a partir de las metáforas usadas por Marx en la ideología alemana, a pesar de que esta no era la única versión del término que aparecía en su obra.28 No obstante, la idea de una cámara oscura donde la realidad aparece invertida29 dominó buena parte de las discusiones sobre el concepto, el cual estuvo asociado generalmente a discusiones epistemológicas, mientras que en los debates políticos apareció más como un epíteto descalificador y peyorativo que como un concepto capaz de dar cuenta de los aspectos sociales de las ideas.

Aun así, la discusión nunca se redujo a una definición epistemológica. Los autores del marxismo occidental se obsesionaron con el concepto y, sin duda, buena parte de las discusiones en torno a éste se las debemos a sus aportes. Pero, sin el ánimo de simplificar el debate, podemos decir que han existido dos grandes vertientes en la discusión sobre la ideología: la vertiente epistemológica y la vertiente sociológica.30 La primera se preocupa de problemas del conocimiento y le da gran importancia a la valoración y justificación de las ideas, por lo que la calificación de éstas como falsas o verdaderas constituye un núcleo importante del concepto restrictivo de ideología. La segunda entiende la ideología en un sentido amplio y neutro, una acepción tradicionalmente sociológica en tanto que entiende la ideología como un concepto definido por las relaciones sociales, así como un conjunto de ideas que motivan las acciones, más allá de si estas son falsas o verdaderas.31

La segunda vertiente, que podríamos también entender como un conjunto de creencias orientada a la acción, lo único que señala es que todo conjunto de ideas o creencias tiene unas dimensiones prácticas, es decir, todo pensamiento está socialmente determinado, más aún, una ideología debe tener la capacidad de operar a nivel práctico y político o, en palabras de Eagleton: “Debe pasar de un pensamiento elaborado a las minucias de la vida cotidiana, del tratado académico al grito en la calle”.32 Por ello, es esta segunda acepción la que asumimos en el desarrollo de esta investigación reconociendo, como lo hiciera Eagleton, que ambas acepciones son útiles y que la elección de una u otra depende de la pregunta de investigación.

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