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Colección Sendero de Cuentos
« Aventuras y desventuras de un viejo soldado II» Cuentos chilenos, 132 páginas Primera edición: agosto 2020 Edita y Distribuye Editorial Santa Inés Santa Inés 2430, La Campiña de Nos, San Bernardo, Chile (+56 9) 42745447 Facebook: Editorial Santa Inéslibrosdelaeditorial@gmail.com www.editorialsantaines.clRegistro de Propiedad Intelectual N° 2020-A-3880 ISBN: 9789568675912 eISBN: 9789568675943 Edición Gráfica y Literaria: Patricia González Ilustración de Portada: Andrés Cotrina Edición de Estilo y Ortografía: Tania Guzmán Edición Electrónica: Sergio Cruz Impreso en Chile / Printed in Chile Derechos Reservados
«Un líder no debe perseguir solo el éxito personal; quien guía a otras personas hacia un objetivo, debe tener claro que ese objetivo beneficia a todos, sé una persona íntegra; lograr desarrollar un sentido de integridad moral es una exigencia inapelable para todo aquel que aspire a ser un líder con éxito».
Sun Tzu
«Cuando asumimos ser soldados, no dejamos de ser ciudadanos».
George Washington
«Para amar a Chile, no es necesario ser militar, pero no se puede ser militar sin amar profundamente a Chile».
Parada Militar 2016
En forma especial, a mi distinguido Comandante de Escuadra SG2º, don Alejandro Machuca Contreras, quien me enseñó a dar mis primeros pasos en esta institución llamada «Ejército de Chile».
A quienes, alguna fría mañana en el terreno, abrasaron, con sus manos, el jarro de la cantimplora para sentir el calor del café.
A quienes aprendieron a armar la mochila para soportar la carga durante largas jornadas de marchas y ajustaron sus botas para que las ampollas sean menos molestas.
A quienes sintieron el verdadero orgullo de recibir y bautizar el uniforme de la Patria frente a sus familias.
A quienes se les puso la piel de gallina cuando gritaron con orgullo «Sí, juro».
A quienes, al mirarse al espejo, disfrutaron ese momento donde podían observar que su uniforme de trabajo no era de «trabajo», sino de un estilo de vida.
A quienes, al enmascararse y pintarse la cara, sintieron la mística de algún ritual guerrero.
A quienes se les hincha el pecho escuchando el Himno Nacional y viendo nuestro pabellón subir a lo alto de un mástil.
A quienes, la distancia del hogar, el frío, calor, hambre, sueño, cansancio; les enseñó a valorar y disfrutar las cosas simples de la vida.
A quienes que de todo esto aprendieron y reforzaron conceptos como el respeto, integridad, sacrificio, valor, disciplina y tantas virtudes más para poder considerarse hombre de bien y un digno hijo de la Patria.
A quienes sintieron como un «hermano» al camarada que pasó por lo mismo, estando a su lado.
A los que se fueron, pero estuvieron ahí con nosotros en los mejores y peores momentos.
A todos mis camaradas... de ayer, de hoy y de siempre.
Juan Sergio Saavedra RojasEl autor
En este presente trabajo literario, es preciso determinar, fundamentalmente, la necesidad de exponer la veteranía y experiencia de la actividad cotidiana habitual y frecuente de un grupo de hombres relacionados en torno de la profesión de las armas, a través de un lapso indeterminado de años de convivencia.
Entrega que se realiza sutilmente con la información de anécdotas, sucesos y acontecimientos que reflejan el deseo de ofrecer a otros, lo que se ha vivido y aprendido. Las personas sienten la necesidad de compartir sus memorias y recuerdos, para lo cual hay que estar dispuesto, siempre, a escuchar con paciencia e interés, aunque a veces puedan parecer muy minúsculos o con exceso de pormenores.
Nuestra existencia, constantemente, sufre cambios; no hay espacio para la cotidianeidad, momento a momento hay que enfrentarse con la realidad. Cómo no mencionar el eslogan que manifiesta «Todo tiempo pasado fue mejor», aunque no lo sea, no pasa de ser un truco melancólico de la mente, sin embargo, escribir sobre esas remembranzas es un trabajo sin tregua debido a lo que se escribe hoy, mañana ya es historia.
Esta reunión de crónicas, cuentos y relatos ha sido un despertar y una intromisión al añejo pasado, pidiendo generosidad al intelecto y a la imaginación, sobre aquellos abriles dispersos. Algunos tristes y pesarosos; otros alegres, divertidos y graciosos como la vida misma y que perduran en nuestros corazones, arraigados y ocultos como un misterioso secreto, que se despiertan por un simple saludo de un amigo, como la lenta perorata de una composición poética.
La vida es un caminar de aprendizajes en forma permanente y constante; solo hay que tener el cuidado de no opinar acerca de lo que se ignora, y no temer al decir «No lo sé, pero lo averiguaré e investigaré». Siempre existirán hechos y sucesos de los cuales escribir un par de letras, (simples pelotudeces de antaño, en forma coloquial, opinarán y calificarán algunos) la diferencia está en realizar el cometido con dedicación, cariño, respeto y gratitud para con aquellos que el Supremo instala en tu camino.
«Antes de gritar, habla. Antes de hablar, susurra. Antes de susurrar, calla. Pues el silencio de palabras conduce al silencio de la mente. Y en este estado, se puede, por fin, escuchar el mensaje que llega de lo alto. Por eso suele ser parco en palabras».
Segmento de una oración tradicional tibetana Juan Sergio Saavedra RojasEl autor
Se reivindica la memoria como un ejercicio para rescatar del pasado reciente aquellas experiencias que se mantienen válidas en el presente, como por ejemplo, el estilo de vida de un militar y su trayectoria en las filas del Ejército de Chile.
« Aventuras y desventuras de un viejo soldado II» no solo es la continuidad de la primera parte, sino que es –sin ambigüedades– un homenaje a la vida en el ejército, escrito por un militar en retiro, Juan Sergio Saavedra Rojas, quien, valiéndose del derecho a sus recuerdos, de investigaciones bibliográficas y de conversaciones con sus excamaradas, logra articular un conjunto de relatos en los que se rescata el valor de aprovechar cada día «aunque el viento sople en contra», gracias a la convicción de ser protagonistas de la propia historia. «No dejes que termine (el día) sin haber crecido un poco, / sin haber sido feliz, sin haber alimentado tus sueños. / No te dejes vencer por el desaliento».
Aunque el viento sople en contra como la muerte del conscripto Edgard Terrazas Borja producto de un derrame cerebral, la vida en situación de calle del exsoldado Luis Almendra, la arrogancia del instructor Caicedo, el accidente que casi le cuesta la vida al cabo Artes, las medidas disciplinarias que cambian si los involucrados son oficiales o clases, el desmayo de un clase ante el izamiento erróneo de la bandera en pleno acto cívico y el abandono de la ciudad de Calama que tantas riquezas le genera al país; a la vuelta de página, encontramos la esperanza de no dejarse vencer por el desaliento.
Ahí está la honradez de aquel soldado conscripto que ya en viaje hacia su pueblo, regresa al regimiento para informar a su superior que había entendido mal el mensaje, que su padre estaba vivo; el coraje de ese otro soldado, quien sin dinero para el pasaje debió pedir que lo llevara gratis el chofer y así cumplir con su llegada al regimiento; el reconocimiento a los héroes de 1978; la hazaña aún sin superar del capitán Alberto Larraguibel Morales como jinete del caballo Huaso; y, como la vida continúa en las nuevas generaciones, el viejo soldado juega con su nieto con soldaditos de plástico.
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