El mapa de las Políticas de Estado contiene gran abundancia de transacciones civiles, que no podrían ponerse al descubierto más que en este maravilloso país y a través de su prodigioso invento. En primer lugar, este permite observar a un eminente prelado endeudando a todo el mundo para aliviar al Pobre y hacer pasar el Robo de Dios por Sacrificio: es la puerta de entrada al destino de las naciones. Observamos que el Duque de S---y ha sido comprado tres veces y que sus súbditos han sido vendidos en cada una de las ocasiones; a Portugal comprado dos veces y ninguna de provecho; a España comprada una vez, pero poco dispuesta a inclinarse por el oferente; Venecia quiere ser comprada, si hubiera ofertantes; Bavaria fue adquirida, pero huyó con la plata; el Emperador fue comprado y vendido, pero eludió el mercader; los franceses compraron reinados que no pueden mantener, los holandeses se quedan con reinos que no pueden comprar y los desembolsan su dinero y no compran nada.
En lo que a asuntos civiles se refiere, pudimos observar religiones sin territorio y mucho territorio sin religión, muchos conflictos sobre la paz y ausencia de paz en las intenciones; había saqueos sin violencia, violencia sin persecución, conciencia exenta de buena obras y buenas obras sin caridad; había facciones que se cortaban la garganta unas a otras por amor a Dios, derribando iglesias de propaganda fide ,(59) y produciendo divisiones por medio de la asociación. Por ahí, tenemos Paz y Unión alcanzadas para pasar por el camino más corto ;(60) exterminio y destrucción se jactan de ser la vía para conseguir abundancia y placer. Podrán verse todas las naciones sabias, diría un autor erudito, de haberlas encontrado, pues serán las que tengan leyes exclusivas para la seguridad general y la satisfacción de sus súbditos. Estatutos ocasionales(61) pueden tener aquí una descripción específica, categorial e histórica: que hablen por sí mismos.
Ahí tienen ustedes el Ascenso, lo Original, la Legalidad, la Utilidad y la necesidad de la Obediencia pasiva, representados bellamente como Sistema de la Divinidad, y claramente demostrado por una descripción geográfica. Todo esto excede la comprensión por nuestros medios y puede discernirse con la ayuda del telescopio, de modo que resulte coherente la resistencia, el tomar armas, el acudir a la ayuda de fuerzas extranjeras, y así sucesivamente… Se despliegan, entonces, claramente las políticas de la Iglesia de Inglaterra, y un mapa de las lealtades: queda bien a la vista, de manera tan patente como la nariz en la cara de un hombre (que prueba que tiene una sola), que una persona puede abdicar, pegar media vuelta y destronar a su príncipe y, sin embargo, considerarse libre de culpa, por completo inocente, respecto al quiebre, al incumplimiento, a la usurpación, o al afianzamiento de la doctrina de la resistencia pasiva:(62) puede dispararle a su príncipe y sin la intención de matarlo, pelear contra él sin provocar una rebelión, tomar las armas sin instar a una guerra contra el príncipe. Algo más allá persiguen a los disidentes, sin deseos de que presten conformidad a esa Iglesia que estarían dispuestos a derrocar; que rueguen por el príncipe que no se atreven a nombrar, y nombren al príncipe que no está en sus oraciones.
Con la ayuda del telescopio se abren extrañas perspectivas en el vasto, oscuro y misterioso mundo de la política de estado. Sin embargo, lo que es aún más extraño y requeriría de grandes volúmenes para entrar en detalle, aportar ingentes diagramas, tortas, gráficos, y miles de otros graciosos elementos para su demostración es que con este enorme e inteligente descubrimiento resultan llanas no solo las cosas que lo son, sino que todas las grandes contradicciones se vuelven racionales, reconciliadas con la práctica y reducidas a la demostración. El autómata alemán, el movimiento perpetuo, el Primer Motor de nuestro mundo miope resultan bagatelas para estas agradabilísimas disquisiciones.
Se nos presenta claro y lógico el motivo por el cual un parlamentario paga 5000 libras(63) para ser elegido, ya que no puede ganarse honestamente ni un penique al sentarse en su escaño: es fácil entenderlo, ya que lo que debería reclamar en la corte lo recibe más rápidamente estando ahí. Para decirlo más llanamente, las grandes propiedades provienen de sitios pequeños, y las que las doblan en tamaño, de ninguno. Es fácil ser hallado honesto y confiable aprovisionando las naves francesas lejos de los almacenes ingleses, cuando es nuestra flota quien lo necesita; una mirada más amplia y la perspectiva lunar harán que estas cosas sean no solo claras, sino también lógicas y comprensibles para todos. No cabe duda que todo esto puede parecerle extraño a cualquiera que no haya estado en esa región clarividente, y comprender que aquellos que en Inglaterra llamamos “arribistas” son los verdaderos amigos de los disidentes y han sido más diligentes y leales respecto de sus intereses que cualquier persona en toda la nación; así es, señores, y todo el cuerpo social debería agradecerles.
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Las extrañas máquinas lunares
No puedo dejar de mencionar una obra de arte muy extraña y extraordinaria de la que me habló el anciano caballero y que es un artefacto al que el hombre tiene que atornillarse. Es probable que nuestra gente tenga cierta dificultad para entender estas cosas a causa de mi tosca descripción, por mi parte no puedo más que recomendarles que emprendan un viaje a la Luna en mi máquina.
El artefacto del que hablo contiene una infinidad de extraños resortes y tornillos y un hombre que se introduce en él es llevado de manera imperceptible a realizar hondas especulaciones, reflexiones y debates consigo mismo: en esas regiones le han puesto un nombre muy difícil de reproducir, pero, si tuviese que traducirlo a nuestro idioma lo llamaría máquina de pensar o silla de la reflexión.
En un primer momento la persona que se sienta en ese artefacto siente algo de dolor por el paso de algunos muelles en reversa que se atornillan para dejar afuera todo pensamiento perturbador que pretenda penetrar. Es esta la mejor forma para prepararse para la operación que seguirá y no cabe duda que el modo es muy efectivo por cuanto el hombre está completamente excluido de toda otra forma de pensar que no sea la propia, podrá pensar lo más intensamente posible sobre el objeto que se presente ante él.
Una vez que se obtiene el aislamiento, hay algunos tornillos que sostienen rectamente unos hilos desde cada lugar del aparato hasta el cerebro del hombre y, de igual modo, otros hilos apuntan a sus ojos mientras en el extremo opuesto se vinculan a lentes que transmiten o reflejan los objetos sobre los cuales la persona desea dirigir su pensamiento. Acto seguido, las ruedas principales comienzan a girar y se enroscan de acuerdo con diferentes funciones: esta activa la memoria, aquélla el entendimiento, una tercera la voluntad, una cuarta la facultad de pensar; todas adquieren un movimiento regular y, a través de los hilos tirantes apuntan a los objetos adecuados de manera perfecta e ininterrumpida, aunque pretendan intervenir Capricho, Quimera y un millar de demonios que revolotean y que se generan en la Fantasía. Todos ellos serían eficazmente bloqueados como se ha dicho anteriormente, se prestarán mutua asistencia para recibir nociones correctas y formar ideas justas de las cosas a las que se dirigen, lo que permitirá al hombre llegar a conclusiones correctas, y pensar y actuar por sí mismo, de acuerdo con las sublimes cualidades del alma con las que fue bendecido en el origen.
No hay hombre que haya entrado en una de estas máquinas para pensar que no haya salido más sabio de lo que era y estoy persuadido de que sería una cura más efectiva contra el deísmo, el ateísmo, el escepticismo y todo otro “ismo” de lo que fue esa máquina italiana que se proponía curar la gota cortando los dedos del pie.
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