Reservados todos los derechos
© Pontificia Universidad Javeriana
Vicerrectoría del Medio Universitario
© Roberto Vela Mantilla, compilador
Primera edición:
Bogotá, D. C., abril de 2019
Hecho en Colombia
ISBN: 978-958-781-371-5
Editorial Pontificia
Universidad Javeriana
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Teléfono: 3208320 ext. 4752
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Bogotá, D. C.
Coordinación colección Clásicos Ignacianos:
Luis Alfonso
Castellanos, S. J.
Coordinación editorial:
Carmen Villegas
Diseño:
Manuel Botía
Cuidado de texto:
Paula Quintero
Diagramación y montaje de portada:
Carmen Villegas
Conversión ePub:
Lápiz Blanco S.A.S.
Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.
Pontificia Universidad Javeriana | Vigilada Mineducación.
Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento de personería jurídica: Resolución 73 del 12 de diciembre de 1933 del Ministerio de Gobierno
RETRATO DE PEDRO ARRUPE, S. J.
ÓLEO SOBRE LIENZO 80 X 60 CM
NICOLÁS URIBE BENNINGHOFF, 2011
Contenido
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
UNA ESPIRITUALIDAD PARA EL MUNDO DE HOY
1. Jesucristo, inspiración del jesuita
2. Una espiritualidad en clave de éxodo
3. Una espiritualidad inspirada en el amor de Cristo
4. La Trinidad como centro de su espiritualidad
CAPÍTULO II
ARRUPE, TESTIGO DE LA BOMBA ATÓMICA
1. Un fogonazo rasgó el azul del cielo
CAPÍTULO III
UNA MIRADA OPTIMISTA DEL MUNDO
1. La Iglesia, portadora de esperanza
2. Dimensiones de la inculturación
CAPÍTULO IV
EL AMOR EN OBRAS
1. La Iglesia, manifestación del modo de servir de Jesús
2. El servicio a los demás transforma a quien presta el servicio
3. La relación entre fe y justicia
4. Responsabilidad de los cristianos
5. La Compañía ante los refugiados
CAPÍTULO V
LA SOLIDARIDAD CON LOS POBRES
1. La solidaridad con los pobres
2. Sobre el análisis marxista
CAPÍTULO VI
EL PADRE ARRUPE EN COLOMBIA
1. Adaptarse al mundo y conservar la razón de ser de la Compañía (a los novicios)
2. El papel de los laicos en los colegios
3. El papel de los antiguos alumnos
CAPÍTULO VII
HOMBRES Y MUJERES PARA LOS DEMÁS
1. La justicia en el mundo
2. Hombres y mujeres para los demás: justificación y sentido
CAPÍTULO VIII
PEDRO ARRUPE: MÍSTICO
1. Mi catedral
2. Invocación a Cristo modelo
3. A la Trinidad
4. Homilía del P. Arrupe en La Storta
GLOSARIO
NADA ES MÁS PRÁCTICO
Nada es más práctico
que encontrar a Dios;
que amarlo de un modo absoluto,
y hasta el final.
Aquello de lo que estés enamorado,
y arrebate tu imaginación,
lo afectará todo.
Determinará
lo que te haga levantar por la mañana
y lo que hagas con tus atardeceres;
cómo pases los fines de semana,
lo que leas y a quien conozcas;
lo que te rompa el corazón
y lo que te llene de asombro
con alegría y agradecimiento.
Enamórate, permanece enamorado,
y eso lo decidirá todo.
Pedro Arrupe, S. J.
Introducción
Roberto Vela Mantilla
Esta selección de textos tiene como finalidad ofrecer a la comunidad javeriana y al público en general una pequeña, pero muy significativa, muestra de los escritos del padre Pedro Arrupe, publicados en diferentes ocasiones, durante y después de sus dieciocho años como superior general de la Compañía de Jesús, cargo que ejerció de 1965 a 1983.
Acceder a estos textos es una maravillosa oportunidad para conocer y reflexionar sobre aspectos de su vida y su pensamiento que, por su profundidad y actualidad, siguen teniendo vigencia para nosotros. Sin duda, nos ayudarán a ganar nuevos horizontes para comprender las problemáticas y afrontar los desafíos que nos trae el siglo XXI.
El padre Arrupe fue testigo excepcional y actor principal de nuevos e importantes cambios en la sociedad y en la Iglesia del siglo XX. Muchas de sus reflexiones y acciones fueron poco comprendidas en su momento y solo hasta ahora, gracias a la perspectiva más serena que nos ofrece el paso de los años, cobran su verdadero alcance y significado.
Arrupe fue un hombre de espíritu y acción, testigo y profeta de la renovación de la Iglesia Católica y de la Compañía de Jesús en los turbulentos años posteriores al Concilio Vaticano II. Él representa la conciencia de un nuevo hombre que fundado en una profunda espiritualidad evangélica quiere dar una respuesta eficaz a los desafíos de un mundo que se construye sobre las promesas del materialismo y el capitalismo.
El padre Arturo Sosa, actual superior general de la Compañía de Jesús, al anunciar recientemente la apertura de la causa de beatificación del padre Arrupe, lo presentó como “un hombre de verdad, enraizado en Cristo y dedicado a la misión”; una “figura de gran importancia”; “una persona que ha vivido la santidad de una manera profunda y original en toda su vida: en su juventud, como jesuita, como maestro de novicios, como superior provincial del Japón y como superior general de la Compañía de Jesús”. Para el padre Sosa “La apertura de la causa de beatificación del padre Arrupe no solo refleja su gobierno, sino a la persona entera, que fue capaz de identificarse con el Señor durante toda su vida” 1
Pedro Arrupe nació en Bilbao, España, el 14 de noviembre de 1907, en una familia católica de clase media. Estudió en el colegio de los Escolapios, perdió a su madre cuando tenía nueve años y muy joven ingresó a la Congregación Mariana, en donde conoció por primera vez a los jesuitas. A los dieciséis años ingresó a la Facultad de Medicina en la Universidad Central de Madrid, allí se destacó como un estudiante brillante. Su trato con los enfermos y su visita al santuario de Lourdes en 1926 le permitieron tener una experiencia muy cercana del dolor y el sufrimiento humano, lo que lo llevó a descubrir su vocación de servicio.
En el verano de 1926 hizo los ejercicios espirituales de San Ignacio, y el 15 de enero de 1927 abandonó sus estudios de medicina para ingresar al noviciado de la Compañía de Jesús en Loyola. Luego de realizar sus estudios de humanidades en Bilbao tuvo que emigrar a Bélgica por la expulsión de los jesuitas de España en 1932. En Marneffe (Bélgica) terminó sus estudios de Filosofía y posteriormente se trasladó a Valkenburg, en Holanda, para iniciar sus estudios de Teología, allí fue ordenado sacerdote el 30 de julio de 1936.
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