Vanessa Torres Ortiz - Crimen dormido

Здесь есть возможность читать онлайн «Vanessa Torres Ortiz - Crimen dormido» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Crimen dormido: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Crimen dormido»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cintia es una joven periodista del periódico local de Campero. Se interesa por las noticias relacionadas con desapariciones y asesinatos. Precisamente es ahí donde se entrega en cuerpo y alma, para resolver un antiguo crimen que le toca muy de cerca: su hermano, quien, al parecer, perdió la vida en un accidente de moto; sin embargo, ella no está tan segura de que fuese un accidente.

Crimen dormido — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Crimen dormido», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Buenas tardes, ¿qué desean?

Él la miró a como preguntando mentalmente qué le apetecía tomar.

—Yo un café solo, gracias.

Justo pidió exactamente lo mismo que ella; la camarera se marchó sonriendo para sus adentros: había sido testigo de la tardanza de ella y pudo comprobar en la mirada de su chico que este no se encontraba nada contento.

—Lo siento mucho, Justo, he estado comiendo con Juanra y se me ha hecho tarde. Tenía que pasar por mi casa a por unas cosillas y bueno… Siento de veras mi tardanza.

—Tranquila, no pasa nada, solo es que me gusta la puntualidad, a lo mejor es una de mis manías, no sé, pero ya está, olvidémoslo. —Suspiró levemente y se limpió las manos en su propio pantalón; los nervios le hacían sudar—. Entonces, ¿Juanra y tú estáis saliendo?

—¡Oh! Sí, bueno, la verdad es que llevamos muy poco tiempo, pero sí, lo estamos intentando. —Cintia pensó si el descubrimiento de su relación con Juanra podría perjudicarle de alguna manera, pero de todas formas era la verdad, no podía ni quería negarlo.

—Cintia, te he pedido vernos fuera del trabajo porque… —Los labios parecían temblarle y sus ojos brillaban de una manera especial—. Me gustaría que todo lo que hayas averiguado sobre tu artículo y lo que sigas averiguando me lo contaras de inmediato… Me encuentro relacionado con todo esto más de lo que nadie imagina. —Se quedó asombrada, con la boca entreabierta. ¿Qué le estaba intentando decir? Lo siguió mirando impaciente a la espera de sus palabras, pero no pudo decir nada—. Verás, desde la muerte de este matrimonio lo estoy pasando realmente mal; tengo que llevar el dolor que siento guardado para mí y creo que o le cuento a alguien mis sentimientos o reviento.

—Claro, Justo, puedes confiar en mí. ¿Por qué llevas tu dolor en secreto? ¿Conocías a esta pareja?

—Sí. —Él miró al cielo como esperando que desde allí le mandaran fuerzas para continuar; en ese momento apareció la camarera con los cafés y esperaron callados hasta que se marchó—. Digamos que Mónica y yo… teníamos una relación muy cercana.

—Espera, espera —cortó Cintia tajante—, ¿me estás diciendo que Mónica y tú erais amantes?

Justo suspiró fuertemente mientras unas gotas de sudor rodaban por su cara a gran velocidad. Sí, era cierto: eran amantes.

—Nos conocimos hace un par de años: fui al hospital para realizarme unas pruebas porque llevaba un tiempo sintiéndome mal, nervioso, no podía conciliar el sueño, muy cansado sin motivo aparente y solía encontrarme siempre de muy mal humor. La doctora que llevaba mi caso era ella: me trató maravillosamente, bueno, tan bien que poco a poco fuimos intimando. Al principio solo nos veíamos allí, en consulta. Me pronosticó ansiedad y una vez que me encontraba mejor ya no debía seguir acudiendo a su consulta, pero ella… no quiso interrumpir mis citas médicas, todo lo contrario, me citaba con más frecuencia. Mi ansiedad parecía curada: las charlas que establecía con ella creo que fueron mi cura. Ella me hacía sentirme mucho mejor con tan solo encontrarme a su lado. Entonces, comencé a mirarla con otros ojos y a ella le ocurrió lo mismo conmigo. Era tan preciosa… Cuando me encontraba a su lado, parecía que el mundo se paraba: todo junto a ella era esplendor.

»Poco a poco, según continuaban nuestras citas, me iba enamorando más y ella también de mí hasta que un día que nos encontrábamos allí en su consulta nos besamos. Desde entonces fue un no parar… A continuación, comenzamos a quedar fuera del hospital: en cuanto disponía de un par de minutos libres, allí estaba yo esperando a que me telefoneara para vernos, aunque fuese solo cinco minutos. Ella me contaba las numerosas peleas que tenía con su marido, me decía que había desaparecido completamente cualquier sentimiento hacia él; ya no lo quería e incluso estaba convencida de que su marido también tenía una amante. Él no era el mismo hombre con el que se había casado y, en cuanto disponía de algo de tiempo libre, desaparecía sin saber dónde se encontraba. Decía que conmigo había vuelto a ser feliz, a tener ilusión y que quería estar a mi lado. Entonces, cuando mejor estábamos el uno con el otro… ¡Un hijo de puta me la arrebató! Teníamos planes de irnos a vivir juntos: ella le había pedido el divorcio a él; lo teníamos todo planeado, una vida maravillosa por descubrir juntos…

Comenzó a llorar tímidamente: sus lágrimas caían por sus mejillas rápidamente al igual que lo había hecho antes su sudor. Cintia se acercó a él y lo abrazó delicadamente.

—¡No sabes cuánto lo siento, Justo! Nunca hubiese imaginado una historia de amor tan bonita. —Se separó de él y lo miró fijamente a los ojos—. Debes de estar pasándolo fatal, encerrando tus sentimientos solo en ti, sin poder hablar con nadie de esto; es terrible. No te preocupes, encontraremos al responsable de todo este dolor y pagará por ello, te lo prometo. —Le acarició dulcemente la mejilla y le dio un beso.

Justo se sentía algo mejor: la idea de desahogarse con Cintia había sido certera. Desde el día que se enteró de la noticia de la muerte de su amada, su vida ya no era vida: noches sin dormir, tener que disimular tanto dolor, derramar lágrimas en soledad; solo podía pensar en ella, en sus dulces labios, en su preciosa sonrisa, su voz aterciopelada; parecía que la sintiese a todas horas. Por lo menos, ahora se sentía algo más aliviado. Ya podía compartir con alguien ese dolor tan tremendo.

—¿Hay algo que sepas que pueda ayudar a descubrir al asesino? ¿Tomaban drogas, traficaban o algo por el estilo? No solo me refiero a ella, a su marido también. —Cintia se sentía con el deber, ahora más que nunca, de resolver ese caso de asesinato.

—Que yo pueda saber, referente a trapicheos de drogas, no. Ella no tomaba nada y no creo que estuviesen relacionados con nada parecido, pero hay algo que me ronda la mente…

—Dime, ¿qué es? —inquirió acercándose hacia él.

—Todo esto me huele a mí a crimen pasional. Por mi parte no, claro está: yo no la hubiese matado jamás, menos aún ahora que nos íbamos a ir a vivir juntos, pero por la parte de él… Yo, al igual que Mónica, también pienso que Juan tenía una amante. A lo mejor ha podido ser ella en un ataque de celos quizá.

—¡Claro! Justo, ese es un buen móvil para un asesinato. Bueno, me refiero a que ha habido muchos crímenes por ese motivo —Observó la mesa de al lado; había una pareja sentada y esta no hacía más que mirarlos. Volvió a acercarse a su jefe y bajó el volumen de su voz—. Esto lo tiene que saber la policía, es un dato relevante.

—Espera, Cintia, espera un poco; todo esto lo hemos llevado en secreto durante dos años y ahora que ella ya no está no quiero sacarlo a la luz. Escucha, mañana vas a ir al entierro; imagino que habrá mucha gente, pues ellos eran muy conocidos aquí en Campero. Yo asistiré, pero de la manera más cautelosa posible, así que quiero que tengas los ojos bien abiertos con todas las personas que asistan; si Juan tenía una amante, es muy probable que también asista. ¿Comprendes hasta dónde quiero llegar?

—Sí, perfectamente, lo ideal sería que la encontrase y hablase con ella.

Se dieron un abrazo nada más salir de la cafetería. Ella subió a su nuevo coche y él quiso marcharse caminando; un poco de aire fresco le sentaría bien. De camino a casa Cintia no podía todavía creer lo ocurrido esa tarde en la cafetería. ¡Y Juanra pensando que esa cita era una excusa para flirtear el jefe con ella! «Verás cuando te lo cuente», pensaba en voz alta dirigiéndose a su chico. Sintió mucha pena por Justo: detrás de esa fachada de tipo duro, se escondía un hombre romántico y sensible; tenía que estar pasándolo realmente mal.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Crimen dormido»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Crimen dormido» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Crimen dormido»

Обсуждение, отзывы о книге «Crimen dormido» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x