Vanessa Torres Ortiz - Crimen dormido

Здесь есть возможность читать онлайн «Vanessa Torres Ortiz - Crimen dormido» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Crimen dormido: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Crimen dormido»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cintia es una joven periodista del periódico local de Campero. Se interesa por las noticias relacionadas con desapariciones y asesinatos. Precisamente es ahí donde se entrega en cuerpo y alma, para resolver un antiguo crimen que le toca muy de cerca: su hermano, quien, al parecer, perdió la vida en un accidente de moto; sin embargo, ella no está tan segura de que fuese un accidente.

Crimen dormido — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Crimen dormido», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Por supuesto, capitán.

Más tarde se encontraba trabajando o, por lo menos, eso intentaba, frente al ordenador de la redacción. Por una parte, se encontraba satisfecha por la colaboración que había recibido del capitán, pero por otra… había algo que no le gustaba. Cuando preguntó sobre si ya había conseguido las pruebas forenses de la autopsia, el capitán contestó que no, pero entonces, si no tenía tal información, ¿cómo sabía tan exactamente cómo fueron cometidos los crímenes y cómo actuó el asesino? Sentía que el capitán, por alguna razón, no le quiso decir toda la verdad, que le quiso ocultar que sí tenían las pruebas… Era extraño, sí, pero, pensándolo fríamente, ella había conseguido la información que quería y con eso tenía suficiente por ahora. De todas formas, pensó en volver al día siguiente para preguntar por ello y para saber cuándo darían sepultura a los cuerpos.

Juanra llevaba un rato fijándose en ella, en su amor secreto. Desde que ocurrió la tragedia, la veía muy desmejorada tanto anímica como físicamente; sentía la necesidad de intentar por lo menos ayudarla, no quería verla de esa forma. Ahí la contemplaba, sentada en su mesa con los ojos sumidos en el ordenador, ¿qué estaría pasando por su mente? ¿Qué estaría escribiendo? Al mismo tiempo, sentía piedad por ella después de haber tenido una infancia poco afortunada: la muerte de un hermano, la emigración de sus propios padres a otro lugar distanciados de ella, de no saber nada de la vida de su hermana y sus sobrinos… Pobre Cintia, llevar una vida así no tendría que ser nada fácil. Recordó que la otra noche en su casa, cuando le confesó su historia con su hermana, pudo casi leerle en los ojos que era una persona triste, falta de amor por todos lados, y él era la persona perfecta para darle amor, de eso se sentía completamente seguro y así lo iba al menos a intentar. Fue rodando con su silla giratoria hasta la mesa de su compañera; ella parecía no haberse dado cuenta de la presencia de su amigo, casi pegado a su brazo izquierdo.

—Cintia…

—¡Ah! ¡Por Dios, Juanra, qué susto me has dado! No te esperaba aquí a mi lado, casi se me sale el corazón…

—Perdona, Cintia, no era mi intención, es solo que te veo tan ensimismada con tu artículo que me ha parecido buena idea acercarme para proponerte algo.

—¿Ah, sí? —preguntó ella dejándose caer con su silla hacia atrás y cruzando los brazos con intención de escuchar su proposición—. Cuéntame.

—Bueno, lo cierto es que, ya que llevas unos días que no lo estás pasando muy bien, he pensado que, aprovechando que es viernes, podríamos salir al pub que tanto te gustaba frecuentar antes, al Dinamita. ¿Te acuerdas? Ponían muy buena música; ¿qué te parece? De esta forma desconectas un poco, te vendrá bien.

—Vaya, el Dinamita… Es cierto, hace una década que no vamos. Está bien, quedemos. No es que me apetezca demasiado, pero tienes razón, debo levantar un poco la cabeza. —Cintia se levantó y se inclinó hacia el oído de Juanra—. Ahora, si me permites, necesito ir urgentemente al servicio.

Juanra sonrió mientras volvía a su mesa conduciendo su silla: «Parece que esto promete». Para dirigirse al cuarto de baño, no le quedaba más remedio que pasar justo al lado de su compañero Daniel, el mismo Daniel que le había arrebatado su tan ansiado artículo sobre el asesinato de Jenny, la novia de su hermano. Estos días, con todo el revuelo, no había reparado en tal elemento que se encontraba trabajando sobre algo que ella sentía plenamente que le pertenecía. Solo con verlo allí escribiendo como un loco en su ordenador, aporreando a tres mil pulsaciones por minuto al teclado, ¡sintió deseos de estrangularlo allí mismo! Inmediatamente pensó que algo tenía que hacer al respecto y matarlo no era la solución, pero intentar embaucarlo para enterarse de lo que estaba escribiendo sí.

El escritorio de Daniel se encontraba repleto de papeles: no cabía un alfiler. El ordenador parecía que iba a explotar de un momento a otro a causa de la rapidez con la que el muchacho escribía en él. Él era un joven de la misma edad que Cintia, de estatura media, delgado, bien uniformado con pantalón chino, camisa y mocasines, y siempre se dejaba ver muy bien peinado, con demasiada gomina tal vez. Sus ojos castaños eran grandes pero cautelosos y su imagen era de antipático, arrogante y tremendamente creído; era de esas personas que no suele tener muchos amigos posiblemente debido a su carácter. Le gustaba caminar siempre al lado del jefe para ver que podía «pillar». En resumidas cuentas, era una persona difícil de llevar y al que Cintia no podía ni ver, más aún sabiendo en qué se encontraba trabajando. Cintia tenía que hacer algo de provecho con él y, aunque no se sentía con ganas de establecer conversación con dicho personaje, cierto era que estaba dispuesta a todo con tal de poder sacar algún tipo de información sobre el caso de su hermano. Se aproximó todo lo que pudo hasta llegar a sentir la dura madera del escritorio en su vientre. Se agachó ligeramente hasta permanecer delante de su rostro y entonces, con una linda sonrisa picarona, le habló:

—Hola, Daniel.

El joven levantó la mirada fulminantemente, pues se encontraba tan ensimismado aporreando el teclado de su ordenador que no se había percatado de la presencia de ella.

—Hola, ¿deseas algo? —preguntó algo extrañado por la visita de la joven.

—Pues ya que lo preguntas… Sí, me interesa saber cómo llevas el artículo. ¿Has conseguido información sobre el asesinato de esa chica?

—¿Qué? ¡Bah! —Soltó una pequeña carcajada mientras miraba a Cintia a los ojos—. ¿Que estás interesada en mi artículo? —Continuaba, y se agarró la barriga como consecuencia de la risa.

Los ojos de Cintia parecían llenarse de sangre además de un odio profundo hacia la persona que tenía delante. Sentía verdaderas náuseas por las carcajadas de su compañero, pero eso no se iba a quedar así; se acercó todavía más a su cara casi pudiendo tocar su delgada nariz con la suya y entonces masculló entre dientes:

—Verás, Daniel, estás trabajando en un artículo que realmente me pertenecía a mí. Esta noticia me toca muy de cerca, mucho más de lo que te puedas imaginar, así que te pediría, por favor, que contaras conmigo para mantenerme informada sobre lo que estés escribiendo e investigando. ¿Te ha quedado claro, guapo?

Se echó hacia atrás verdaderamente sorprendido por las formas y las palabras que estaba recibiendo por parte de su compañera de trabajo, pero todavía no era capaz de comprender por qué debía él proporcionarle a ella tal información sobre su artículo.

—Cintia, espera un momento, ¿de verdad crees que te voy a contar sobre lo que estoy escribiendo? ¡Estás loca!

Ella se sentó a su lado y volviéndose a acercar a su rostro le dijo:

—Daniel, te lo pido como un favor personal. Verás, como te he dicho, este tema me toca muy de cerca: Jenny, la chica asesinada sobre la que estás investigando, era la novia de mi hermano, ¿comprendes? ¿Comprendes mis ganas de saber?

Daniel se quedó impresionado con la nueva información que le estaba proporcionando Cintia así, gratuitamente, pero no pudo decirle que no, más bien todo lo contrario: le prometió que la mantendría informada. Por ahora no había escrito nada nuevo que ella no conociese ya, pero se lo prometió, eso sí, solo a ella; no estaba dispuesto a que nadie le arrebatara su artículo.

Cintia continuó su trayecto hasta el cuarto de baño, pues se encontraba satisfecha por la sangre fría y el temperamento con el que había acorralado a ese cretino; sonreía bien contenta: tenía que enterarse lo antes posible de lo que le ocurrió a Jenny y así poder averiguar si sus sospechas sobre la muerte de su hermano eran ciertas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Crimen dormido»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Crimen dormido» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Crimen dormido»

Обсуждение, отзывы о книге «Crimen dormido» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x