1 ...6 7 8 10 11 12 ...17 En este propicio contexto, y frente a una actividad tan lucrativa, no es extraño que los comerciantes nacionales se hubieran decidido, además de su venta, por la fabricación de telas y por las confecciones. En calidad de importadores, los Mejía, los Navarro y los Echavarría conocían muy bien este mercado: calidad y tipos de telas, fabricantes, agentes proveedores y casas matrices, trámites aduaneros, riesgos y seguros, transporte transatlántico, preferencias de sus clientes, medios de propaganda y hasta arrieros y caminos. Como en principio no abandonaron el comercio de importación, se colige que, al incursionar como fabricantes, estaban efectuando en sus empresas lo que se denomina una “integración” o “encadenamiento hacia atrás”. Ello significa que pretendieron controlar los negocios ubicados en la dirección contraria al cliente, al reemplazar a sus propios proveedores. Al hacerlo, los comerciantes sustituyeron la oferta de textiles extranjeros por la producción nacional y así lideraron la llamada “industrialización por substitución de importaciones”, que transformó el modelo económico del país. 24En sus inicios este proceso fue espontáneo, pero a partir de la década de 1930 fue implantado de modo deliberado por el Estado colombiano como proyecto de nación moderna.
Toma del agua de la quebrada El Hato para la Planta Fabricato en Bello, 1927.
Archivo Fabricato
Eran evidentes las dificultades que suponía abrir una fábrica en un entorno profundamente pueblerino y rural, cuyos consumidores estaban acostumbrados a las telas extranjeras, y en una urbe arrinconada por la agreste geografía andina. Sin embargo, los estrechos vínculos parentales y de amistad entre la burguesía antioqueña permitieron a los fundadores de Fabricato conocer las prometedoras perspectivas de las empresas creadas por sus familiares y convecinos antes que ellos. Entre estas: Compañía Antioqueña de Tejidos (1902), Fábrica de Hilados y Tejidos de Bello (1903), Compañía de Tejidos de Medellín (1905), Fábrica de Tejidos Cortés y Duque (1906), Compañía Colombiana de Tejidos (Coltejer, 1907), Claudino y Carlos Arango (1909), Fábrica El Perro Negro (1909), Fábrica de Tejidos Hernández Montoya (1910), Compañía de Tejidos Rosellón (1911/15), Fábrica de Tejidos Montoya Hermanos (1914), Fábrica de Tejidos La Constancia (1914), Fábrica de Tejidos de Jacinto Arango y Cía. (1914), Fábrica de Tejidos del Banco de Sucre (1916), Compañía Unida de Tejidos y Encauchados (1918) y Tejidos Unión (1919). No sobra aclarar que la Compañía Antioqueña de Tejidos, que fue fundada en 1902, no funcionó. En 1903 los mismos socios crearon la Fábrica de Hilados y Tejidos de Bello, que tampoco funcionó. En 1905 retomaron la idea con el nombre de Compañía de Tejidos de Medellín, la misma que en 1933 pasó a llamarse Fábrica de Tejidos de Bello, que fue comprada por Fabricato en 1939. 25
[Detalle] Telar Draper. Acción de 10 pesos No. 0120 de la Fábrica de Hilados y Tejidos del Hato. Suiza, A Trüb & Cie. Aarau, 1930. Archivo Fabricato
Barranquilla, ciudad en la que la industria textil inició con mayor empuje y más temprano que en Medellín, contaba con quince empresas fundadas entre 1895 y 1925, mientras que Cartagena tenía tres para el mismo período y Cali dos. 26Las grandes y medianas empresas textiles de la sabana de Bogotá, fundadas entre 1907 y 1919, sumaban cinco, pero las existentes sobrepasaban esta cifra. 27No hay que olvidar la Fábrica de Tejidos Samacá, localizada en Boyacá y fundada en 1889, y la Empresa de Hilados y Tejidos de San José de Suaita, ubicada en Santander, cuya creación data de 1907. 28
Este entable industrial respondió a la demanda de textiles nacionales, de modo que, hacia 1942, el porcentaje de las telas de algodón importadas en todo el país había descendido al 5,7%, 29como resultado de los factores citados y al abandono del mercado nacional por las manufacturas extranjeras con la crisis económica mundial de 1929. A lo anterior se agregaban la innegable mejora de la calidad del producto nativo y una mayor labor publicitaria y de ventas de las agencias comerciales a lo largo de la geografía colombiana, temas que serán tratados en los siguientes capítulos. Para la época, empresas como Fabricato habían conquistado el mercado del país, con tintes de ideas nacionalistas, pues la industrialización era todo un ideal de progreso nacional. En este contexto se comprende que “lo extranjero” fuera el blanco del combate elegido por Fabricato y la industria textil colombiana para posicionar sus productos en el mercado nacional.
Los primeros años: entre la fundación y la inauguración de la fábrica, 1920-1923
La fundación
El capital con que se fundó Fabricato fue de 800 pesos oro colombiano amonedado, pero días más tarde se incrementó a 800.000 pesos, 30que era una cantidad relativamente alta si se tiene en cuenta que las empresas más grandes del momento habían iniciado o tenían un capital cercano al millón de pesos y que una pequeña semimanufactura o taller se podía montar con 100.000 pesos. 31Con objeto de estimar de mejor manera estas cifras y su significado económico y social hace 100 años, valga decir que un mercado para una familia pudiente de 10 personas podía costar 13 pesos al mes, 32mientras que el jornal promedio de las obreras de establecimientos fabriles de Medellín hacia 1925 podía ascender a 0,53 pesos diarios y el de un campesino cafetero oscilaba entre 0,25 y 0,30 pesos por jornal. 33
Vista de Fabricato desde la Estación Bello del Ferrocarril de Antioquia, 1928, fotógrafo: Francisco Mejía. Almanaque Fabricato . Suiza, A Trüb & Cie. Aarau, 1928
Estas y otras inversiones manifiestan un proceso mayor: la industrialización nacional se financió “exclusivamente con ahorro interno colombiano”, distintivo del país en comparación con otros de América Latina, como Argentina, México y Brasil. 34El objeto de la empresa consistía en “la elaboración de hilados y tejidos de algodón y de lana, de tejidos de punto, plantas de tintorería, etc”. Aunque el domicilio se fijó en Medellín, se tenía pensado establecer sucursales y agencias de venta de sus productos en cualquier ciudad del país o del exterior. 35Durante el mismo año uno de los terrenos en los que se levantaría la fábrica en Bello y el derecho al uso de las aguas que por allí pasaban costaron más de 5.000 pesos oro. 36
Si bien Carlos Mejía y Antonio Navarro tenían experiencia en la venta de telas, consideraron importante la participación de personas avezadas en el mundo de la producción textil. Debido a ello invitaron a la familia Echavarría Echavarría a integrarse como socia en enero de 1920. 37Según Enrique Echavarría Echavarría, su familia dudó sobre la conveniencia de participar en este negocio y estaban “perezosos y renuentes” de entrar en él, pues les parecía un motivo de deslealtad con Coltejer. Pero al fin se resolvieron y tomaron 16 de las 80 acciones en que estaba dividida Fabricato, cada una por un valor de 10 pesos oro. Sus colegas tomaron 32 cada uno. El aumento del capital en 800.000 pesos no afectó la proporción que las casas comerciales tenían en la sociedad. 38
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