MANUAL DE ESCRITURA
© Andrés Hoyos Restrepo
© Libros Malpensante, 2015
Séptima impresión, marzo de 2020
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio sin la autorización del editor.
Diseño de cubierta
George Anderson Lozano y Ángel Unfried
Ilustración de cubierta
© Neil Webb
Diagramación
Vicky Mora
Apoyo en investigación
María José Montoya
Apoyo en edición
Adriana Gómez
Asistencia editorial
Daniela Espitia y Karim Ganem Maloof
Producción libro electrónico
eLibros Editorial
Impreso en Bogotá por Delfín S.A.S.
ISBN 978-958-58942-1-1 (impreso)
ISBN 978-958-53861-1-2 (epub)
LIBROS MALPENSANTE
Fundadores
Andrés Hoyos Restrepo y Rocio Arias Hofman
Dirección editorial
Andrés Hoyos
Editor
Karim Ganem Maloof
Dirección ejecutiva
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Tel. +51 (1) 320 0120
Calle 35 N. 14-27
Bogotá, Colombia
www.elmalpensante.com
INTRODUCCIÓN
PREÁMBULO: EL ESPAÑOL, UN IDIOMA INTERNACIONAL
EL PURISMO O LA HIPERCORRECCIÓN
LA CORRECCIÓN POLÍTICA
LA ÉTICA DE LA ESCRITURA
I. REGLAS BÁSICAS
1. Las oraciones simples van así: sujeto, verbo, predicado, punto, en ese orden
2. El verbo es el eje de la oración
3. En una enumeración use comas después de cada elemento, salvo antes del último
4. Ponga los incisos entre comas
5. Otras comas obligatorias
6. Las oraciones compuestas tienen reglas de puntuación cuya lógica conviene dominar
7. Use el punto y coma para unir oraciones independientes
8. En materia de puntuación, tanto el defecto como el exceso son perniciosos
9. Las reglas de la concordancia son flexibles, pero hay límites
10. Use tantos pronombres como pueda y tantos nombres como necesite
11. La ortografía
Recapitulación
II. LA ORACIÓN Y EL PÁRRAFO
12. Evite la monotonía
13. Evite la confusión
14. Los conectores son necesarios, pero se prestan a confusiones y abuso
15. Refuerce la unidad interna de su escritura
16. Aprenda a separar los párrafos
17. Un párrafo debe poder vivir aislado
18. Suprima usted mismo lo superfluo
19. El párrafo promedio: longitud, variedad, orden y condimentación
20. Unidad dentro de la diversidad: los párrafos han de conformar un equipo
21. El lead y la coda: lo que bien comienza, bien termina
III. LA SEMILLA, LA FORMA Y LA TÉCNICA
LA SEMILLA
LA FORMA Y LA TÉCNICA
22. La voz activa es preferible a la voz pasiva
23. La afirmación es preferible a la negación retórica
24. La precisión es preferible a la vaguedad
25. Use oraciones subordinadas para potenciar su escrito
26. No excluya al lector
27. Aproveche los guiones, los paréntesis, las cursivas y las comillas
28. Evite las repeticiones innecesarias y las preguntas retóricas
29. Escriba, en lo posible, al derecho
30. Simplifique los verbos y no confunda los tiempos
31. Aprenda a meter y sacar material de un escrito
Expresiones comunes y sus alternativas
Inventario mínimo
IV. APROXIMACIÓN AL ESTILO
LA ESCRITURA COMO SEDUCCIÓN
32. Procure ser claro, simple y breve
33. Privilegie los sustantivos
34. Evite las nominalizaciones y demás transposiciones verbales
35. Pastoree sus adjetivos
36. Economice los adverbios terminados en mente y otros adverbios
37. No abuse de los pronombres
38. No abuse de los posesivos
39. Edite las expresiones superfluas y evite los rodeos innecesarios
40. Recurra a un vocabulario variado y preciso, pero no rebuscado o pretencioso
EL IDIOMA POMPOSO
EL IDIOMA PRETENCIOSO
41. De clichés, muletillas, metáforas, alegorías y demás tropos del lenguaje
42. Evite las palabras feas
43. Use el argot con cuidado
44. No haga ruido innecesario, afirme solo lo que pueda afirmar y sea parco en los énfasis
45. Muestre, no enuncie
46. Mantenga el tono, distinga entre niveles de formalidad y no violente los contextos
47. Aproveche los detalles, las anécdotas y los ejemplos
48. Editorializar, pros y contras
49. Huya de las jergas y los tics
50. No sobrecargue los diálogos
Recapitulación
V. EXPRESIONES, USOS Y PALABRAS CONTENCIOSAS
ERRORES COMUNES
OTROS ERRORES PUNTUALES
HIPERCORRECCIÓN
LA PELEA CONTRA LOS NEOLOGISMOS Y LOS EXTRANJERISMOS
VI. EDICIÓN, CORRECCIÓN Y VERSIÓN FINAL
EL LECTOR
LA EDICIÓN Y LA CORRECCIÓN
VII. CODA
SOBRE EL AUTOR
Escribir es un acto de fe, no un ejercicio gramatical”.
E. B. WHITE
P ARA QUIEN NO TIENE LA HABILIDAD, escribir puede ser doloroso y frustrante; quien aprende a hacerlo lo hallará estimulante y divertido.
La escritura ha dado lugar a mil clichés: que es un don divino, que no hay modo de enseñarla, que el escritor nace y no se hace. Pues bien, debemos darle al lector que empieza a acompañarnos en estas páginas una noticia buena y una mala. La mala es que las probabilidades de que llegue a escribir con la potencia y la calidad que se requieren para volverse famoso, sin hablar de ganarse el Premio Nobel de Literatura, son estadísticamente muy bajas, como lo son para que un joven aficionado al fútbol llegue a integrar la selección nacional de su país. El futuro autor de mérito y el futuro crack del balón necesitarán todo el talento que recibieron en la cuna, toda la dedicación que les aporte una recia personalidad y todas las enseñanzas y consejos que vayan acumulando a lo largo de los años, y aun así corren el riesgo de quedarse cortos.
La buena noticia es que sin alcanzar la cumbre se puede vivir a plenitud, ir a muchas partes y pasarla bien. Aparte de que hay dignidad en el intento de escalar una montaña sin coronarla, aprender a escribir es en extremo útil para una gran cantidad de empeños en la vida. Está demostrado, además, que la escritura es enseñable, pese a que no todo el mundo aprende igual ni tiene las mismas necesidades. De hecho, hubo un tiempo en que el futuro Premio Nobel de Literatura no sabía redactar y otro en que el futuro goleador de la Copa Mundial no había pateado el primer balón. También es seguro que alguien los inició a ambos en los rudimentos de la actividad que después los llenaría de gloria. Los tiempos de Tarzán, el autodidacta absoluto de la ficción de Edgar Rice Burroughs, pasaron hace mucho.
Existen dos prerrequisitos a la hora de sentarse a escribir: hay que apreciar la lectura adquiriendo en ella habilidades por lo menos medianas y hay que tener ganas. El resto corre por cuenta de un modelo pedagógico adecuado y de un buen manual de acompañamiento, como ojalá lo sea este.
A veces es preciso aclarar desde el principio lo que uno no quiere hacer, para evitar engaños. La idea de este libro no es ayudarle a usted a convertirse en un escritor frío y correcto. Escribir bien y escribir “correctamente” son dos cosas distintas. Si lo que desea es esquivar los errores que los ubicuos cazadores de gazapos persiguen con fruición cruel, este libro tal vez podrá aportarle detalles y guiarlo en cuestiones mecánicas, aunque habrá fracasado en su propósito básico: abrirle las puertas a una relación afectuosa, incluso sentimental, con la escritura. Cuando alguien escribe, el lado racional de la mente participa y tiene que participar, pero si el corazón no se involucra, la comunicación obtenida será limitada.
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