La historia de la industria textil colombiana ha dejado una profunda impronta en la vida de los colombianos y de los antioqueños, no solo porque ha sido común tener algún familiar o allegado que trabajase en una empresa textil, como Fabricato, sino porque sus telas y confecciones han estado presentes en su diario vivir mediante el vestuario, los enseres domésticos, la moda y la publicidad con sus representaciones modernas acerca del cuerpo, las formas de presentarse ante los demás y han alimentado los imaginarios de nación y progreso.
Este libro no restringe su objeto al negocio de las telas y las confecciones. Como lo narran sus autores, la presencia de Fabricato en la vida social de los habitantes de Bello y de Antioquia ha trascendido durante sus 100 años de vida a un sinfín de campos como el desarrollo urbano (lo que, en especial, compromete a los bellanitas), sus iniciativas institucionales con los municipios del valle de Aburrá, su accionar cívico por medio de diversas instituciones filantrópicas y sociales, sus políticas de apoyo a la educación y variadas obras de orden cultural por medio de sus revistas, programas de radio, apoyo al deporte, las artes plásticas, la arquitectura, los desarrollos del diseño y la publicidad, expresiones folklóricas y concursos musicales. La historia de Fabricato nos revela facetas de nuestra historia casi olvidadas, pero omnipresentes en la vida regional y nacional.
Estas consideraciones son compartidas por los directivos de Fabricato y por los investigadores del Grupo de Historia Empresarial de la Universidad EAFIT, quienes nos hemos dado a la tarea de indagar la historia de esta emblemática empresa de Antioquia y Colombia. Con tal objeto, se ha hecho una amplia pesquisa en los archivos institucionales (en particular en las actas de la junta directiva y las publicaciones periódicas institucionales), se hicieron algunas entrevistas y se acopió un sustancioso y rico material gráfico que enriquece e integra la obra.
Tradicionalmente los libros de historia empresarial se han confeccionado de forma cronológica, de modo que sus capítulos se ordenan según la evolución y el desarrollo de la compañía a través del tiempo. El libro que se presenta a los lectores difiere de esta estructura y se ordena a partir de siete capítulos temáticos, en los que se exponen las materias más relevantes que dan cuenta de la centenaria historia de Fabricato y que definen su identidad organizacional y la forma como ha contribuido a la construcción del país en diversos ámbitos de la vida nacional, no solo en el negocio de las telas. A continuación, se describe el contenido de cada capítulo.
El primero trata la fundación y los primeros años de vida de la empresa. La constitución de la Fábrica de Hilados y Tejidos del Hato tuvo lugar el 26 de febrero de 1920, por parte de las casas comerciales de las familias Mejía, Navarro y Echavarría, cuyos capitales provenían del comercio de importación de telas, la trilla y exportación del café, la minería y haciendas agrícolas. Estas sociedades de negocios se establecieron entre allegados y familiares de la burguesía antioqueña para garantizar el control de las inversiones, de forma que los fundadores de Fabricato, sus familiares o allegados participaron en la fundación y el desarrollo de otras icónicas empresas textiles que hicieron de la ciudad de Medellín la capital industrial de Colombia durante el siglo XX.
Debido a la crisis económica que marcó la década de 1920 y frustró tantos negocios, solo tres años después de constituida se dio comienzo en el municipio de Bello a la producción de telas de algodón teñidas, satinadas y blanqueadas. Para entonces, el grueso de los consumidores nacionales estaba acostumbrado a las telas y géneros importados de Europa, en especial de Inglaterra, de allí que empresas textiles como Fabricato tuvieran que luchar por la conquista de mercado nacional y para ello la calidad y la novedad de sus telas se asoció con las formas de vida moderna y con el progreso de la industria nacional y del país entero.
Las telas de Fabricato fueron vendidas en las principales plazas de comercio de Colombia, en las que ya eran conocidos diversos tejidos de la emergente industria nacional. En las primeras dos décadas, bajo las directrices de los comerciantes que habían dado impulso a la empresa, esta fue equipada con maquinaria moderna y generó en la planta hidroeléctrica de Potrerito, de su propiedad, parte de la energía que consumía. También se lograron levantar y ampliar los salones de hilados, telares y tintorería que conformaban, entre otros, un primer bloque de edificios fabriles. En una sociedad predominantemente católica y con fuerte arraigo agrario, los obreros y empleados de Fabricato constituyeron una preocupación para directores y gerentes, quienes implementaron desde temprano acciones de bienestar y control social en una sociedad aldeana sometida a las profundas transformaciones del crecimiento industrial, la urbanización y la agitación sindical.
Los numerosos ensanches de la planta principal (Fabri-1) se conjugaron con la compra de la Fábrica de Tejidos de Bello (Fabri-2) en 1939, hecho que expresó la estabilización económica de la empresa en un contexto de irrefrenable desarrollo industrial. Fabricato realizó una de las más ambiciosas operaciones en asocio con Burlington Mills Corporation y constituyó en 1944 Textiles Panamericanos S. A., Pantex, en terrenos próximos a la planta principal en Bello. Un año más tarde, con la creación de Confecciones Fabricato Ltda. en 1945, dio respuesta a los nuevos gustos en el consumo y a las cambiantes demandas de un mercado en crecimiento, y confeccionó camisas, pantalones, vestidos, ropa interior y de hogar, con lo que promovió hábitos de consumo moderno entre las nuevas clases medias de profesionales y obreros, y aun en sectores populares.
El segundo capítulo se orienta hacia el negocio de la producción de telas, para lo cual fue constituida la empresa, y hacia los procesos relacionados como la adquisición de la materia prima, el algodón, y la distribución de sus productos, llevada a cabo en especial a través de agencias. El capítulo se divide en siete períodos en los que, además de los procesos internos, se describe el desarrollo de la empresa a través de fusiones y creación de otras, tanto de textiles como de negocios conexos, y aspectos relativos a las orientaciones administrativas de la compañía.
Desde la segunda mitad del siglo XX, Fabricato creó otras plantas, como la de Santa Ana (Fabri-3), en 1963, dedicada a la producción de no tejidos, o adquirió otras compañías, en Medellín: Tejidos Santa Fe y Compañía Colombiana de Hilados, y en Bogotá: Sedalana, de la que nació Textiles La Esmeralda, Texmeralda. Estableció la planta de Textiles del Río, Riotex, en Rionegro, Antioquia, y en 1973, en asocio con el IFI y la Corporación Financiera del Tolima, creó Texpinal. Su expansión ha sido mucho más que nacional, pues desde 1960 llegó a Panamá y República Dominicana y en Nicaragua instaló Textiles Fabricato de Nicaragua, Fabritex. En la actualidad, como consecuencia de los ajustes que hizo la empresa en las dos primeras décadas del siglo XXI, su producción se concentró en el negocio inicial, la fabricación de telas, que se hace en la planta principal, la misma en la que comenzó el negocio hace 100 años.
El primer período de este capítulo abarca los años de despegue y consolidación (1923-1941), con la puesta en marcha de la producción textil y su comercialización a través de agencias a lo largo del territorio colombiano. El segundo período comprende el análisis del negocio durante los convulsionados años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y los esfuerzos para garantizar el abastecimiento de materias primas y maquinaria, de difícil consecución durante la contienda. La posguerra (1946-1965) constituye el tercer período, cuando Fabricato ya era una empresa madura, posicionada como la segunda productora de telas de algodón de Colombia. A pesar de las dificultades políticas y económicas que experimentó el país durante aquel tiempo, Fabricato no paró de invertir en tecnología, de innovar y de producir con calidad una creciente variedad de productos textiles. El cuarto período comprende los años 1966-1987, caracterizados por trascendentales cambios en materia administrativa y de incorporación de nuevos procesos productivos. El sector textil era cada vez más competitivo, complejo y tecnificado y Fabricato daba evidentes muestras de ello. El apartado termina con la superación de una de las crisis más complejas que ha vivido la compañía en su historia, como parte de las restricciones propias del proceso de industrialización colombiano.
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