José Luis Domínguez - Las llaves de Lucy

Здесь есть возможность читать онлайн «José Luis Domínguez - Las llaves de Lucy» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Las llaves de Lucy: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Las llaves de Lucy»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Todo comienza con la desaparición de la joven Evelyn en el campo de su familia. Sin sospecharlo, su padre descubre que su propio hogar se ha convertido en la escena de un hecho escalofriante: una terrible tragedia que no cabe en la mente de nadie, y menos en la suya.A muchos kilómetros de allí, Charly pretende burlar el inexpugnable Palacio Lecumberri, el presidio federal de máxima seguridad del estado de México, con más de mil presos como compañeros, custodiados por cámaras y francotiradores.Casi sin transición, el autor nos traslada a España donde, años más tarde, otras dos jóvenes vivirán diferentes experiencias: Lucy comienza una nueva relación con Jordi, pero los fantasmas del pasado siguen rondando a ambos; mientras que Daisy está entregada a una relación violenta que casi la lleva a la muerte.Las llaves de Lucy es una novela donde confluyen historias que se desarrollan en el pasado y en el presente y se entrecruzan en un fascinante puzle que el lector deberá ir resolviendo. Sin embargo, el identikit de un homicida que aparece en la portada de los diarios será una pieza clave que desencadenará una búsqueda desenfrenada por develar la identidad del psicópata sexual.En este libro nada es lo que parece, todos ocultan secretos, y tal vez sean necesarias las llaves de Lucy para desentrañar lo que cada uno esconde.Una novela con todos los condimentos —violencia, misterio, humor, romance, sexo…– que el lector disfrutará sin pausa, pero sin prisa.

Las llaves de Lucy — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Las llaves de Lucy», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Un sudor frío comenzó a invadir todo mi cuerpo. Mis fuerzas se iban desvaneciendo. Mis brazos y mis piernas perdían sensibilidad. Me sentí cansada de luchar. Me faltaba el aire cada vez más y noté que mis párpados se cerraban, como si alguien me hubiera inyectado anestesia. Pero él no llevaba ningún objeto para hacerme eso. Eran sus manos que me estaban ahorcando, que me cortaban la respiración. Me vaciaban la vida.

Y entonces me dormí. Creo que me desvanecí. La oscuridad me inundó totalmente. Me sentí caer por un tubo gigante, como un tobogán en tirabuzón al infinito, un agujero sin fondo, dando vueltas y vueltas, hacia la nada, a una negrura sin límites. Desesperadamente, procuraba agarrarme de un borde, frenarme con mis pies o mis manos, pero todo era tan liso y tan pulido, que iba resbalando a una velocidad inimaginable. No había forma de detenerse por ese tubo. Mientras me seguía hundiendo en las profundidades, por un instante pude abrir los ojos. Pero todo era igual de lóbrego y perpetuaba mi caída, sin ruido y sin luz, a mil kilómetros por hora.

De pronto todo fue sosiego, y me dejé arrastrar por él. Dejé que mi resistencia se desvaneciera. Ya no habría más miedo. Ya no habría más lucha. Solo un silencio infinito y mucha paz.

Ese fue el final.

CAPÍTULO 14

ESPANTAPÁJAROS

Campo “La Preciosa”.

Viernes 20 de mayo de 2011, al amanecer…

Luego de dos horas de caminar, Hernán se había distanciado del tambo, por el camino interno de acceso al campo. Llegó hasta la ruta IE 176. A partir de allí, transitó un buen rato, alejándose por la calle colectora que la bordea.

En el horizonte asomaba el amanecer. A esa hora de la mañana tan temprano, se veían los primeros reflejos del sol. Por la carretera, casi no había tráfico, salvo un par de camiones cargados de cereal y algún que otro tractor que salía de algún campo. A ambos lados, el paisaje era el mismo: plantaciones de maíz, kilómetros de campos sembrados a todo lo largo del recorrido por la IE 176.

A lo lejos, vio el cártel encendido de una estación de servicio de Oxxogas, entonces apresuró su paso. Entró por un costado del área de estacionamiento de camiones, deseando que no lo viera nadie. Fue al baño, se lavó, se refrescó y aseó lo mejor que pudo. Salió de nuevo al playón de la estación, tratando de localizar un teléfono público y por suerte lo encontró.

—Hola, pequeña, ¿cómo estás?

—Hola… qué suerte escucharte de nuevo, hermanito. ¿Cómo estás?

—Mal. Muy mal. Y no digas mi nombre ni nada. Anota el número que voy a pasarte. Llama a Pancho urgente y dile que me devuelva el llamado ahora mismo. Estoy desesperado.

—¿Qué te ha pasado?

—Me he quedado sin combustible. Ya te contaré en otro momento. Apúrate por favor y… ¡gracias, hermanita!

Minutos después, sonó el teléfono público de la estación de servicio.

—¿Sí?

—¿Conoces a “Charito, la de ojos negros”?

—Sí, la conozco. No digas mi nombre ni nada que me identifique —le anticipó Charly.

—Hablemos sin nombrarnos y punto.

—Ok.

—¿Recibiste la nota anoche?

—Sí.

—Pues debemos adelantar los planes. Esto es urgente. Tenemos que hacerlo ya. Todo lo que escribí ahí. ¡Ya mismo! Estoy en un grave problema.

—Pero, güey, ¿qué mierda te pasó, que debo llamarte yo, y encima tú con tantas exigencias?, ¿te atraparon los caníbales y te estaban haciendo al horno con papas?

»Segundo, no es mi problema que adelantes tus malditos planes y me llames tan temprano en la mañana. Dormía panza arriba como un león. ¿Qué bicho te picó que me mandaste a despertar?

—No ha sido culpa mía. Luego te explicaré. Serás bien compensado. Te convoco, porque se ha roto el tanque de combustible de esta chatarra y me ha dejado tirado en el medio de la nada. Por favor, vente con el auxilio para remolcar mi auto. ¿Interpretas?

—¿Y desde cuándo estás tirado en el camino?

—Llevo como dos horas.

—Dime en qué lugar estás, con precisión.

—No conozco la zona y, además, no puedo decírtelo por teléfono. Nos pueden estar escuchando y grabando.

—Y qué mierda me importa. ¿Cómo coño crees que te recogeré con el auxilio, si no sé dónde estás? Dame un indicio, chavo. Una cosa rara o distinta que veas en la carretera, una referencia u otra pista.

—No se me antoja nada en este instante. Hay campos sembrados por todo el jodido pueblo. No hay ningún cartel de referencia. Ah… ¡Qué lo parió! ¡Mi mente está en blanco! —le respondió Charly enfurecido—. No me apures.

—Busca en la naturaleza. Déjame en la ruta algún rastro o huella como para encontrarte —le exigió Pancho.

—¿Una huella? No sé. Espera, a ver… espera. Me diste una idea. Creo que lo tengo. ¿Tienes para anotar?

—Un segundo. Listo. Dame las coordenadas… Sí, perfecto, estoy tomando nota. Buena idea.

—¿Y tú manejas la camioneta de siempre?

—No. Tengo un modelo más moderno. Una...

—Silencio, primo… No digas nada. Cuando estés por aquí frente y “veas mi carro”, estaciona la camioneta y ponte a silbar la canción de la serie de TV que veíamos en casa de la abuela, cuando éramos niños. ¿Te acuerdas?

—Sí, chavo. No se me olvidó jamás.

—¿Y la canción?

—También. La tengo.

—Listo, entonces. ¿Cuánto crees que tardarás?

—Treinta minutos aproximadamente.

—¡Súper! ¡Eso era lo que necesitaba escuchar, primo!

—Eso solo de viaje. Súmale más o menos dos horas más, por todo lo demás que me pides y debo coordinar.

—¡Híjole, pendejo! ¡Eso es mucho tiempo! —respondió gritando Charly.

—¿Qué te crees, que soy el Chapulín Colorado y que puedo concederte tus caprichos de manera instantánea? No me jodas, güey. No gozas de otra alternativa. Es lo más rápido que puedo hacer. Y soy el único que puede rescatarte de ahí. Aguanta y no sudes.

—¡Qué lo parió! Porfa, no te olvides nada de lo que te pedí en el sobre.

—Y tú cuídate. Nos vemos.

Casi dos eternas horas después del llamado, Charly y Pancho avanzaban por la carretera, conduciendo un auxilio-remolque de automóviles, con un auto ficticio plantado atrás de la plataforma, disimulando toda la escena del rescate.

—¿Cuéntame que hiciste cabrón? Que me has hecho venir como los bomberos. Casi me accidento en la interprovincial, haciendo eslalon con las barreras del ferrocarril. Pasé raspando la locomotora de un tren de cargas. Figúrate como venía, güey.

—¿Y no te siguió ninguna moto o patrullero de la policía de tránsito, por exceso de velocidad?

—No, pendejo. No te sulfures, que conozco el trayecto y los carteles de velocidad, y sé cómo evitar a los polis del camino.

—Menos mal. Gracias. Bueno repasemos los planes y luego te contaré lo que pasó.

—Ok. Anoche coordiné una cita con una empresa de por aquí —le detalló Pancho— que es dueña de un par de avionetas para fumigar campos. Son propiedad de unos chavos amigos míos. Con uno de ellos, programaremos la continuidad de tu fuga a otro lado.

»Luego papeles y vestuario. Mejor, al revés: vestuario primero e inmediatamente papeles, tres o cuatro juegos de documentos, pasaportes, certificados y todo lo demás. Te convertiremos en un sueco de dos metros, tez blanca, cabello rubio y ojos verdes.

»Después te alquilo un cohete con pasaje solo de ida a la Luna. De ahí en más, te las arreglas tú solito. Desde la N.A.S.A., te manejarán a control remoto cuando te encuentres dentro del módulo de alunizaje de la “Apolo 13”, y ahí serás feliz el resto de tus días ¿Entendido, güey?

—Ok, ok. ¡No exageres, Pancho! Te pagaré hasta el último centavo por tu gran aporte y los imprevistos que estamos teniendo. Veremos cómo se extiende esto. Gracias de alma primo, por el auxilio que me das.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Las llaves de Lucy»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Las llaves de Lucy» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Las llaves de Lucy»

Обсуждение, отзывы о книге «Las llaves de Lucy» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x