CORAZONES NOBLES
JOSÉ ANTONIO DOMÍNGUEZ PARRA
CORAZONES NOBLES
EXLIBRIC
ANTEQUERA 2018
CORAZONES NOBLES
© José Antonio Domínguez Parra
Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric
Iª edición
© ExLibric, 2018.
Editado por: ExLibric
c/ Cueva de Viera, 2, Local 3
Centro Negocios CADI
29200 Antequera (Málaga)
Teléfono: 952 70 60 04
Fax: 952 84 55 03
Correo electrónico: exlibric@exlibric.com
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su contenido está protegido por la Ley vigente que establece
penas de prisión y/o multas a quienes intencionadamente
reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria,
artística o científica
ISBN: 978-84-17334-37-6
Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.
JOSÉ ANTONIO DOMÍNGUEZ PARRA
CORAZONES NOBLES
Índice de contenido
Portada
Título CORAZONES NOBLES
Copyright CORAZONES NOBLES © José Antonio Domínguez Parra Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric Iª edición © ExLibric, 2018. Editado por: ExLibric c/ Cueva de Viera, 2, Local 3 Centro Negocios CADI 29200 Antequera (Málaga) Teléfono: 952 70 60 04 Fax: 952 84 55 03 Correo electrónico: exlibric@exlibric.com Internet: www.exlibric.com Reservados todos los derechos de publicación en cualquier idioma. Según el Código Penal vigente ninguna parte de este o cualquier otro libro puede ser reproducida, grabada en alguno de los sistemas de almacenamiento existentes o transmitida por cualquier procedimiento, ya sea electrónico, mecánico, reprográfico, magnético o cualquier otro, sin autorización previa y por escrito de EXLIBRIC; su contenido está protegido por la Ley vigente que establece penas de prisión y/o multas a quienes intencionadamente reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica ISBN: 978-84-17334-37-6 Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.
Índice Índice de contenido Portada Título CORAZONES NOBLES Copyright CORAZONES NOBLES © José Antonio Domínguez Parra Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric Iª edición © ExLibric, 2018. Editado por: ExLibric c/ Cueva de Viera, 2, Local 3 Centro Negocios CADI 29200 Antequera (Málaga) Teléfono: 952 70 60 04 Fax: 952 84 55 03 Correo electrónico: exlibric@exlibric.com Internet: www.exlibric.com Reservados todos los derechos de publicación en cualquier idioma. Según el Código Penal vigente ninguna parte de este o cualquier otro libro puede ser reproducida, grabada en alguno de los sistemas de almacenamiento existentes o transmitida por cualquier procedimiento, ya sea electrónico, mecánico, reprográfico, magnético o cualquier otro, sin autorización previa y por escrito de EXLIBRIC; su contenido está protegido por la Ley vigente que establece penas de prisión y/o multas a quienes intencionadamente reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica ISBN: 978-84-17334-37-6 Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L. Índice CAPÍTULO I CAPÍTULO II CAPÍTULO III CAPÍTULO IV CAPÍTULO V CAPÍTULO VI CAPÍTULO VII
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII
Catalina Gutiérrez se encontraba nerviosa y casi desesperada —dos gallinas de las cinco que tenía en su bonito corral, se habían escapado y campeaban por el huerto del vecino en mitad del sembrado—. Eran casi las diez de la mañana, hora en la que Cristóbal Morales el Cerrojo, apodo con el que era conocido en su ausencia, hacía acto de presencia en el huerto que decía de su propiedad.
El maldito Cerrojo, llegaba siempre con muy malos modos y continuos improperios dirigidos a las personas que malvivían en una triste casucha que se encontraba justo en una esquina del dichoso huerto y que, además, el malvado vecino no cesaba de reclamar como de su propiedad, aunque todo el pueblo sabía a ciencia cierta que todo era una mentira y que en realidad el huerto era propiedad de esas humildes personas que tenía como vecinas y a las que estaba dispuesto incluso a echar del pueblo si se diera el caso.
Catalina, lloraba amargamente mientras contemplaba cómo el temible Cerrojo mataba a garrotazos a las dos gallinas. Esos animales, eran gran parte de su capital y el desagradable vecino sonreía lleno de satisfacción y mirando en dirección a la apenada Catalina.
Poco después, cogiendo a las dos gallinas por las patas, las lanzó a un enorme zarzal con la única intención de que nadie las pudiera coger y aprovechar su carne como alimento en unos tiempos tan difíciles. Quizá los gatos, pudieran dar buena cuenta de tan sabroso manjar.
Catalina, junto a su pequeño sobrino Juan, de tan solo un año de edad, esperaba a su prima Paca que se encontraba repartiendo unas tablas de pan como cada día hacían tanto una como la otra alternándose para poder cuidar al niño —el trabajo de transportar el pan en las tablas, como se llamaba entre los vecinos del pueblo, consistía en un artilugio compuesto por cuatro o cinco tablas bien unidas y con unas dimensiones de metro y medio por cincuenta centímetros. Sobre esas tablas, una vez hecha la masa y confeccionados los panes crudos, se colocaban bien cubiertos y eran transportados sobre la cabeza y llevados al horno—.
Una vez cocido el pan, colocados en el mismo lugar, se devolvía a la casa de donde se llevaron al horno.
Ese era un trabajo denigrante para casi todo el pueblo y precisamente, Catalina y su prima Paca, eran las únicas personas que se dedicaban a realizar dicha tarea. Una vez realizado el servicio, eran retribuidas con uno de los panes y en ocasiones con unas monedas.
También, y por encargo de la propietaria del horno, marchaban al campo propiedad municipal y recogían grandes haces de leña para calentar el horno y poder así, llevar algo más de dinero a su miserable economía. Era el peor trabajo del pueblo pero al único que tenían acceso.
Corría el año de 1924 y la situación en el país para los más pobres era dramática, y justo Catalina y su prima Paca, junto con el pequeño Juan, eran los más pobres y humildes del pueblo, pero honestos y honrados como nadie.
Catalina, seguía esperando a su prima Paca con el niño dormido entre sus brazos y hecha un mar de lágrimas.
Con los ojos completamente húmedos y rojos por el llanto, se mantenía con la mirada perdida en el horizonte mientras pensaba en la cantidad de desgracias que le habían tocado vivir unas tras otras desde años atrás.
En ese momento, recordaba a su hermana María, muerta hacía ya siete meses y dejando a su cargo aquel pequeño tesoro de niño. Ella luchaba con ahínco para sacar al niño adelante, dándole todo el amor que había en su corazón, y cómo no, también el de su prima Paca, ya que ambas se las apañaban para cuidar del pequeño.
Se acordaba de aquel maldito inglés que con sus dotes, sedujo a su bella hermana, dejándola abandonada a su suerte y con una barriga de la que salió aquel precioso niño que estrechaba entre sus brazos. La criatura tenía los mismos rasgos que su hermana, pero con el pelo rubio y unos grandes ojos azules como el inglés.
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