Javier López Menacho - El Profeta

Здесь есть возможность читать онлайн «Javier López Menacho - El Profeta» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Profeta: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Profeta»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El Profeta- Tercera década del siglo XXI. Internet ha caído, pero nadie sabe por qué. Mientras los gobiernos tratan de resituarse ante el nuevo paradigma, conteniendo la revuelta social y reformulando su orden económico, la ciudadanía resiste como puede los efectos de una nueva crisis mundial. El Gran Apagón ha llevado al paro a millones de personas cuyos trabajos dependían de Internet. Entre ellos, Isaías (El Profeta), un influencer con cientos de miles de suscriptores para quien sus redes sociales lo eran todo. Ahora, intenta superar la abstinencia grabándose con la vieja cámara de su padre. La escasa vida social del otrora exitoso youtuber se ve sacudida cuando descubre que Nada, una joven activista con tendencias suicidas, le espía desde el edificio contiguo.

El Profeta — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Profeta», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Se limita a ir a las manifestaciones, pasear entre la multitud y regresar a casa con la satisfacción del deber cumplido. Entiende su presencia como un gesto, una manera de engrosar la disconformidad general. Pero hasta en eso es aseado, comprensivo con las fuerzas de seguridad del Estado —o, mejor dicho, con las personas que las forman— y empático con quienes deciden no intervenir en la vida pública. Tiene una relación ejemplar con el vecindario, llama regularmente a sus amistades y me deja tanto espacio que a veces parece un ente que pudiera atravesarse sin más, hecho de aire, un fantasma que divaga entre la cocina, el salón y su propia habitación.

Podría ser mucho más hostil, pues sus esperanzas de futuro han ido derrumbándose con una insolente facilidad. Su pensión se fue reduciendo durante la última década al tiempo que nuestros derechos colectivos. Él creía que me serviría de soporte como hacían los jubilados con los precarios la década pasada, pero ha visto cómo se invertían las tornas. Primero gracias al «bocado por la patria» del gobierno, luego, cuando mamá murió —ella había trabajado en casa los últimos diez años de su vida—, se redujo el porcentaje de dependencia, y, por si fuera poco, que yo decidiera volver al redil ha jugado en su contra, pues a pesar de que cuento como neo-parado, el montante total de mis ahorros nos excluye de la asignación que el Estado destina a quienes tienen varios miembros de la unidad familiar sin trabajo.

Así, mi padre con una ayuda pírrica y yo tirando de las ganancias que acumulé antes del Gran Apagón, vivimos en este piso amplio y confortable, un lujo comparado con lo que puede permitirse gran parte del vecindario. Solo que a veces parece inhabitado, frío como la soledad. Tiene cuatro habitaciones, el sol nos ilumina las mañanas y podemos acceder a una porción de terraza casi en exclusividad. Es este mismo escenario en el que podéis ver nuestras grabaciones.

Veis, ¿no? Es una pasada. Esperad, que os enseño un poco más.

¿Por dónde iba? Ah, pues con nuestros más y nuestros menos, conmigo oteando los cuarenta y él encarando la última etapa de una vida feliz (fue periodista local, luego montó una productora de eventos socioculturales en forma de cooperativa y ahora emplea su tiempo en escribir novela negra) hemos logrado un plácido equilibrio. Somos una familia atípica, un reducto de otra época donde nuestra situación podía reflejar de forma fidedigna la idea de progreso de la sociedad. Luego todo se derrumbó, se quedaron las ruinas y desde entonces el único plan consiste en sobrevivir.

Este es el cuadro que ha quedado colgando sobre la pared. Dos hombres de diferentes generaciones sin el más mínimo interés por ampliar la familia y dedicados a sus hobbies como salvoconducto para no perder la cordura. Si me lo llegan a decir a mis veinte años hubiera dicho que ni de broma aceptaría una situación así, antes en el exilio o la muerte, y mi padre probablemente hubiera respondido en términos similares. Hoy, sin embargo, la asumimos con absoluta naturalidad.

Ese hombre, pese a todas las intimidades reprochables, es un sol. Muchas veces se lo comento: Padre, ojalá un día te hierva la sangre y salgas a la calle como en Un día de furia . Pero él esquiva mi provocación con una media sonrisa. Ojalá supiera afrontar las contrariedades con su entereza, y no conla mezcla de depresión y resignación que me caracteriza.

El viejo es un mástil de dignidad que ha quedado clavado en la tierra. Su generación está hecha del trabajo de mucha gente sepultado por la inabarcable vanidad de unos cuantos.

Es también lo que queda de mamá. A veces siento como si ella siguiera hablando a través de él. Le reconozco expresiones prestadas, consejos similares. Supongo que así les sucede a quienes pasan una vida juntos, que terminan mimetizándose hasta volverse una entidad común.

Dedicarle a mi padre uno de los primeros vídeos de esta nueva etapa era una tarea obligatoria. No se descompuso cuando la red se vino abajo y me vio tocar fondo. Primero me acogió en casa, luego me animó a salir de la habitación, más tarde me empujó a ir recuperando la vida social, a hacer deporte, a dedicarle tiempo de calidad a pintar miniaturas (se gastó un pastón comprando el material cromático) y finalmente me proporcionó esta cámara, desde donde grabo un archivo que explicará en el futuro lo que fue esta época gris de la humanidad. Una inversión de futuro que se verá recompensada con creces, no solo porque ahora sienta que el vínculo que mantengo con vosotros se fortalece a través de estos ensayos orales, sino después, cuando este material a modo de documental muestre a las generaciones venideras cómo fue nuestro largo y tortuoso camino hacia el desastre.

V

Madrid, 12 de octubre de 2024

Me prometí que no iba a hacerlo, pero lo voy a hacer. Voy a criticar a la muchedumbre, ese ente difuso sobre el que todo el mundo dispara y que sirve de excusa para justificar cualquier tipo de teoría. Lo haré como lo hacía antaño, modo hater . Ya veis, las reminiscencias de mi yo más perverso en la red de vez en cuando reflotan y se manifiestan a calzón quitado.

Venga, que arrancamos.

¿Os habéis fijado en que, apenas sucedió el apagón, la gente volvió al redil, como si no hubiera más que un camino de vuelta? Me recordó a esas escenas de las películas de catástrofes, cuando el gentío corre desesperada hacia atrás y una ola gigante se aproxima con el fin de engullirlo todo.

Nosotros igual, hemos corrido hacia el pasado, dejando cuanto habíamos construido al abandono. Es decir, volvimos a los diarios de antaño, al mismo tipo de programa de televisión para masas, a mirar con un respeto casi reverencial a las empresas centenarias, a entender el mundo tal y como lo conocimos. No solo es una cuestión física, también volvimos a adoptar las costumbres domésticas que se fueron evaporando con el tiempo, regresamos a lo convencional, a lo conocido, a lo añejo. Y una sociedad refugiada en el pasado es una sociedad sin futuro.

Medio siglo de evolución tecnológica para no aprender absolutamente nada en torno a la necesidad de protegernos ante la concentración de poderes.

Me pregunto por qué no hemos reinventado nuestra vida en común o, al menos, sometido a discusión cómo debíamos reorganizarnos. Nada de eso ha sucedido, nos vimos superados por el pánico, después vino la frustración y al final hemos decidido aborregarnos y volver al redil o protestar de forma fútil. La gente regresó con ansias a una zona de confort desechando cualquier alternativa y arrastrando los viejos —y malos— hábitos.

Nadie ha liderado un proceso de discusión sobre cómo construir un nuevo paradigma, sino que hemos aceptado nuestro único referente antes de Internet, el mundo de hace dos generaciones, adoptando los mismos patrones. Quienes de verdad conocieron la realidad sin rastro digital, hoy son ancianos que dejarán al mundo cargar con sus lamentaciones. Ellos ya llevaron las suyas a cuestas el tiempo suficiente.

Fijaos, porque en esto sí que nos parecemos a nuestros tiempos de «hiperconexión», los más rápidos en adaptarse al cambio se han llevado el gato al agua. Las corporaciones más ágiles han pasado a liderar cada sector económico o social, plantando su mastodóntica presencia, y ahora cualquiera los mueve. El día de mañana, si se produce una vuelta al status quo, pre-apagón, si la red vuelve a funcionar, estas empresas contarán con el factor miedo a su favor. Nadie se fiará ya de lo digital, sino que se vivirá con un colchón a modo de depósito, por si vuelve a traicionarnos la tecnología, y esa inseguridad colectiva los hará perdurar en el tiempo.

A rebufo, claro, muchas otras empresas han ido conectando con algún aspecto vintage de su existencia, o, mejor dicho, de la nuestra, y han terminado reformulándose. Lo patético es que se esfuerzan en que parezca lo más natural posible, cuando se ve a leguas que es una cuestión de supervivencia.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Profeta»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Profeta» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Profeta»

Обсуждение, отзывы о книге «El Profeta» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x