-Sí, allí aprendí lo bueno y lo malo, lo noble y lo miserable.
Entonces sí que tenía experiencia de la brava ¿Cómo era que estaba vivo? Bueno, lo soltó con grosera naturalidad, sí, pero es que la cifra de caídos había sido tan espectacular que casi era un razonamiento obligado. Habían recurrido a la humana infantería en aquel conflicto en lugar de morphos. Ist sabía perfectamente el motivo: el control de excedentes humanos. En verdad que las noticias que se habían conocido de aquel sector habían sido terribles. Millones cada día.
-La verdad es que no lo sé. Simplemente tuve suerte. Pero contemplé la muerte por doquier.
Siendo hijo de quien era, ¿no había buscado eludirlo? No, todo lo contrario, él mismo había ido de cabeza porque se había apuntado por propia voluntad ¿La familia? No había dado su brazo a torcer y ya estaba. Fantástico con el Gie, pero, ¿qué decir de sí mismo? A él le había tocado nave, nave y nave. O sea: mirar desde lo lejos. La confederación había tardado menos de tres cots en arrasar las naves enemigas, pero los planetas había que liberarlos con la Infantería, porque había rehenes –decían-. Los morphos ejecutaron brillantemente su cometido, pero ciertos concretos planetas fueron elegidos para soltar las tropas de infantes.
-Papá en un principio intentó evitarlo, pero él decidió que era libre. Quería ayudar. Con diecisiete años. Lloré como una desgraciada. No entiendo como papá lo permitió. En fin, menos mal que puedo verte.
Y lo contemplaba ahora embelesada, como quien tiene ante sí un dulce y quiere zampárselo. La adoración que siente quien te tiene en el corazón. Gie no llegaba a extremos de torpeza tan colosales como para no saber identificar el significado de aquella mirada y le besó en la frente sin disimulos. “A mi me gustan las personas así” -puntualizó Eti- con un extraño rasgo de súbita… ¿emoción? Quedaba patente que se iba a llevar requetebién con él. Seguro que sí. Y sonrió una vez más. Al fondo, por fin, se escuchó un “Eti, estoy aquí, en la sala”. Era una voz tan quebrada como igualmente cálida. La puerta se abrió de par en par y surgió la anciana figura de Teip.
-Bienvenidos amigos, no os quedéis ahí, pasad.
Coi no se temía la andanada fatal. Nada de desintegración fulminante ni cosa por el estilo. Lo suyo era más curiosidad que otra cosa. Ya sabía que las naves Uno estaban armadas con lo más mortífero y creativo de la élite científica riana. Cómo no lo iba a saber si él mismo había participado en multitud de proyectos de desarrollo bélico para asegurar la presencia de su etnia en el pódium más alto de la dominación del Universo. Nadie necesitaba explicarle que el poder destructivo da las Uno multiplicaban indefectiblemente en muchos factores a sus antecesoras. Él por supuesto tenía la suya propia y un buen ramillete más a su cargo. Pero como ocurre siempre, hay alguien -ese era Dart, cómo no- que acaba ideando y encontrando la forma de secuestrar tus doradas posesiones; por ejemplo: haciéndote embarcar en una antigua dos, tontamente, y luego... Luego…, ¿dónde estaban las Uno? Buena jugada, ¿dónde estarían? ¿Qué sería aquello que de repente las hizo desaparecer del control de su implante como por arte de magia? Ay la confianza... amigo... la confianza...
Dart, sí, culpable; mangante número uno, pero... a la vez, de todos modos... Dart. No, evidentemente no había nada que temer por su integridad física. Por otra cuestión, no estaría tan seguro, pero desde luego por esa sí pondría la mano en el plasma. Curiosidad, claro.
NAVE. Valoración: escudo insuficiente. Impacto en 2…1...
Ya estaba, a ver qué se había inventado Dart. Por lo de pronto, que Nave le revocara su autoridad. Coi reparó en que eso sí tenía sentido y torció el cuello con resignación. Ahí lo tenía, con su “qué tal, Coi...“, y un reproche: ¿qué coño le había hecho al pobre Yert, que se lo había cabreado tanto? ¿A dónde se lo iba a enviar? Y estalló en una fenomenal carcajada.
-Has perdido.
“No-no”, respondió un tranquilo Coi sin titubear y muy seguro de sí mismo. Qué raro que Dart acudiera sólo con un Morpho. Le correspondían dos por su rango. O… “lo otro”.
-Sin el trazador tienes... nada. A propósito: has conseguido interferir mi nave, yo no podía imaginarme algo así; efectividad total. En ese sentido, en el escrupulosamente técnico, te felicito.
“Claro, hombre, claro” Así de fácil. Ahora Nave estaba bajo sus órdenes.
-Reconce que ha sido un buen tiro. Estas naves son como... Son seres vivos, y sin la anulación global, siempre se expone uno a la peor sorpresa.
-No esperaste ni un estado para tele transportarte aquí, eso quiere decir que estás ansioso, eh; pero has perdido. Qué… ¿te han degradado, o qué, eh? ¿Viajas ahora acompañado de un sólo morphoide por tus malas acciones?
-Todo lo contrario, amigo.
Ex-amigo. Sólo se juntaba con gente que valiese la pena. Toma esa. Bueno, pues que le parecía muy bien, quedaba anotado y registrado para los los anales de los tiempos. Y ahora que se dejase de tonterías. Tenía una cosa que anunciarle ¿Quería saber algo? ¿No? Daba igual. La noticia era que, ahora comandaba la Nave Capitana ¡Holaaaa! ¿Era eso? Qué imaginación. Sería de risa decir que le extrañaba que el Comité le hubiera cedido el mando ¿Qué mando había tenido nunca el Comité? “Ex-Comité” -le aclaró rápidamente- En fin, se las había apañado para que le cedieran el puesto, mejor dicho: todos sus puestos. Ahora ya no había Comité. Más claramente: él era el Comité. Era la última vez que había Comité.
-¡Pero hombre, si nunca dejaron de ser meros testaferros de nuestra voluntad! ¿Te lo tengo que recordar a estas alturas, jajajá? Al final, incluso lo poco que tenían era demasiado poder. Tranquilo, están de vacaciones en el planeta Tenñi, dedicado como bien sabes...
Al sexo y al placer en general. Coño, que los iba a matar. Que eran morphos humanoides y ya tenían sus años. Bueno, tal vez, pero ya era hora que se echaran una canita al aire, se lo merecían. Era su hora para disfrutar de la vida por fin. Un par de Ets, con curas de ritri y bálsamos de écora, y como nuevos. Iban a rejuvenecer, se lo decía él. Qué bien, ya lo estaba convenciendo. Y eso le daba merecimientos para el Cielo ¿no? Pero a lo que iba, que se lo tenía que aclarar ¿Cómo había podido asaltar la Nave del Comité? Sin su permiso el mando le sería denegado automáticamente por la propia Nave, tal como habían configurado según el pacto que mantenían ¿Cómo diablos había podido? Dart encajó mal la frase ¡Era la Uno de las Unos! Que la ciencia avanza una barbaridad no es secreto alguno, pero... vaya, que él precisamente había descubierto como asaltar naves Súper Uno y saltarse así su “odiosa” configuración. Lo mismo que había hecho con la suya. Y fíjate, ese era el súper morpho del Comité. Claro, todos eran en apariencia igualitos, pero ese era, se lo podía jurar ante un zek de registros de Nave, lo más de lo más. Mmmmm, no se podía hacer una idea de qué maravilloso ejemplar era, con uno llegaba y sobraba para batir cien de máximo grado. Como que lo había creado, como bien él sabía, él mismo. Lástima de pactos. Bueno, eso y “otras cosas” ayudaba mucho cuando se quiere desbancar a alguien. “Eso”, por cierto, incluía también su tecnología anula-escudos ¿Cómo había podido haber permitido que tanta maravilla no hubiera estado mucho antes en sus manos? Ah... sí, ¿sería porque lo compartía con él? Oh, qué tiempos tan equitativos: para reunirse, “ni en tu nave ni en la mía”. Todo lo hacían en una perfecta sintonía. Qué bien y qué bonito. Pero el pasado, pasado. Bueno, entendido, pero, ¿y ahora qué iba a hacer? No tenía trazador, es decir: no tenía nada.
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