Google: 2 690 000 resultados de “bien mal”; 2 150 000 de “bien buena”; 1 270 000 de “bien bueno”; 483 000 de “bien buenas”; 287 000 de “bien buenos”; 152 000 de “bien mala”; 85 400 de “bien malo”; 52 200 de “bien malas”; 46 200 de “bien malos”. 
32. biografía, ¿biografía de la vida?, ¿biografía de una vida?, ¿biopic?
¿Hay biografías que no sean de la vida? Algunas personas creen que sí, pero que la gente diga o escriba que un libro trata de las “cosas biográficas de la vida” es un disparate sin más, pues el sustantivo femenino “biografía” (del griego bizantino biographía) posee tres acepciones en el DRAE: “Historia de la vida de una persona”, “narración de una biografía” y “género literario al que pertenecen las biografías”. Ejemplo: Stefan Zweig escribió célebres biografías de Fouché y María Antonieta. De ahí el adjetivo y sustantivo “biografiado”: “persona cuya vida es el objeto de una biografía” (DRAE). Ejemplo: El biografiado en La novela de una vida es Balzac. De ahí el verbo transitivo “biografiar”: “escribir la biografía de alguien”. Ejemplo: Al momento de su suicidio, Zweig biografiaba a Montaigne. Cuando la biografía la escribe el mismo biografiado se llama “autobiografía”: relato de la vida de una persona escrito por ella misma, y no, como dice el DRAE, con solecismo, “vida de una persona escrita por ella misma”, pues no es la vida lo que se escribe, sino el relato de la vida. Por todo lo anterior, decir y escribir “biografía de la vida” es una redundancia, pues “biografía” es palabra compuesta: de bio-, elemento que significa “vida”, y -grafía, elemento compositivo que significa “descripción”, “tratado”, “escritura”, “representación gráfica”. Es incorrecto decir y escribir Biografía de la vida de Gandhi; lo correcto es Biografía de Gandhi, no porque él la haya escrito, sino porque él es el biografiado, aunque también Gandhi sea autor de una Autobiografía. Esto en cuanto a la escritura; por lo que respecta a otro lenguaje narrativo e imaginativo, el cine, en los últimos años el anglicismo biopic ha invadido la lengua española, pero lo correcto, en nuestro idioma, es su traducción literal “película biográfica”, pues la voz inglesa biopic es palabra compuesta: de bio-, elemento compositivo que significa “vida”, y pic, forma apocopada de picture, “película” o “filme” en inglés: literalmente, película biográfica. Con retorcida y redundante sintaxis, la Wikipedia ofrece la siguiente información: “Película biográfica o biopic es un género cinematográfico que consiste en la dramatización cinematográfica de la biografía de una persona o grupo de personas reales”. Ya sufrimos el exceso del anglicismo como para echar más agua al cántaro: digamos y escribamos, en buen español, “película biográfica”, ¡y mandemos lejos el “biopic”!, y habría que hacer lo mismo con la patochada “biopeli”, que ya se abre paso como adaptación ñoña de biopic.
Estos disparates son propios del periodismo y, especialmente, del periodismo del ámbito de los espectáculos. En internet leemos acerca del libro:
“Breve biografía de la vida de Fátima”.
En buen español, sin redundancia, debe ser
Breve biografía de Fátima.
He aquí otros ejemplos de estos disparates, ya sea por redundancia o por torpe anglicismo: “Abelardo, biografía de una vida brillante y atormentada”, “biografía de una vida entre dragones”, “apuntes para la biografía de una vida de hoy”, “breve biografía de una vida a la deriva”, “la biografía de la vida”, “biografía de la vida hogareña de Juan y Carlos Wesley”, “una biografía de la vida cotidiana de la escritora y su época”, “biografía de la vida de Sor Juana”, “biografía de la vida de Ana de San Bartolomé”, “el primer tráiler de la biopic de Tolkien”, “la biopic de Elton John estrenó su tráiler oficial”, “liberan afiche de Stardust, la biopic de David Bowie”, “ahora será Céline Dion la que tenga una biopic”, “los elementos que definen una biopic”, “realizarán una biopic de los Sex Pistols” y, como siempre hay cosas peores, “introducción a la autobiografía de mi vida” y “cómo hacer una autobiografía de mi vida”.
Google: 9 300 000 resultados de “biografía de la vida”; 1 800 000 de “biografía de una vida”; 152 000 de “la biopic”; 138 000 de “autobiografía de mi vida”; 67 400 de “una biopic”; 610 de “biopeli”. 
33. bofetada, ¿bofetada en el rostro?, ¿bofetada en la cara?, bofetón, ¿bofetón en el rostro?, ¿bofetón en la cara?, cachetada, ¿cachetada en el rostro?, ¿cachetada en la cara?
Una típica redundancia española, que se ha extendido a varios países de Hispanoamérica, es “bofetada en la cara”, con sus variantes “bofetada en el rostro”, “bofetón en el rostro”, “bofetón en la cara”, “cachetada en el rostro” y “cachetada en la cara”. Esto prueba que son muchas las personas que ignoran dónde tienen las “mejillas”, “cachetes” o “carrillos” y, aún peor, dónde tienen el “rostro”, la “cara”. En el tomo primero del Diccionario de Autoridades (1726), leemos que el sustantivo femenino “bofetada” es “el golpe que se dá en el carrillo con la mano abierta, que aunque duela poco es grande injúria quando la da un hombre à otro. Tomó el nombre del ruido, ò sonido que hace a modo de Bof”. En su última edición (2014), el DRAE afirma que el término tiene origen incierto, pero repite, en su primera acepción, la definición textual de hace ya casi tres siglos: “golpe que se da en el carrillo con la mano abierta”. Ejemplo: Por atrevido recibió una bofetada. De ahí que el sustantivo masculino “bofetón” (aumentativo de “bofetada”) sea una “bofetada dada con fuerza” (DRAE). Ejemplo: Recibió el bofetón que merecía su atrevimiento. En 1726 el Diccionario de Autoridades incluía también el sentido figurado que registra el DRAE, en su tercera acepción, para “bofetada”: “desaire, desprecio u ofensa”. Ejemplo que ya es frase hecha: Le dio una bofetada con guante blanco. Decir y escribir que la “bofetada”, el “bofetón” y la “cachetada” se dan en el rostro o la cara es cometer bruta redundancia, pues si una “nalgada” es un golpe en la nalga o en las nalgas, una “bofetada” o un “bofetón” siempre serán golpes, con mano abierta, en los “carrillos” o “mejillas”, que también se llaman “cachetes”. De ahí el sinónimo “cachetada”. ¿Y en dónde tenemos los “carrillos”, “mejillas” o “cachetes”? ¡En la cara, obviamente! No hay otro lugar, sino el “rostro” o “cara” (“parte anterior de la cabeza humana”) en el que tengamos las “mejillas” o los “cachetes” o “carrillos” (“partes carnosas de la cara, desde los pómulos hasta lo bajo de la quijada”, DRAE), para colocar “bofetadas”, “bofetones” o “cachetadas”. Y, sin embargo, hasta escritores hay que no lo saben; no se diga periodistas y otros profesionales cuya materia prima es el idioma. Las expresiones “bofetada en la mejilla”, “bofetón en la mejilla” y “cachetada en la mejilla” son también expresiones redundantes en tanto no posean un complemento de precisión. Por ejemplo, es redundancia decir, simplemente, Le dio una bofetada en la mejilla, pero no lo es si se precisa o acota: Le dio una bofetada en la mejilla izquierda o Le dio un bofetón en la mejilla derecha.
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