El sonido de una alarma le estalla en los oídos por llevar puestos los cascos. Se los arranca, molesta, y maldice ya que deberían haber avisado en el vídeo sobre ello; pero los recupera de inmediato al percatarse de un movimiento.
Una chica aparece en el encuadre, le dice al cantante algo que no puede entender por encima de la alarma y desaparece, dejando a Jaehee solo.
Sulli sigue la figura del chico, que se apoya en una encimera, quedando uno de los brazos fuera de la imagen, aunque su rostro continúa visible. Se muerde el labio al descubrir el cansancio de Jaehee, los ojos ligeramente hundidos y el gesto derrotado. Querría atravesar la pantalla para darle un abrazo.
Entonces el joven gira la cabeza. Traza una sonrisa y su expresión se relaja. La alarma deja de sonar, por lo que Sulli puede concentrarse en la imagen. En el encuadre, aparece la mitad del cuerpo de alguien, ella no alcanza a reconocerlo en un primer momento, aun así, no le pasa desapercibido que viste una camisa blanca. Sube el volumen para escuchar la conversación susurrada que ya ha empezado:
—¿Mejor?
Reconoce la voz grave de Taeyang e identifica los anillos en sus dedos —dos en el anular y uno en el índice, son los que siempre se pone, Sulli lo sabe porque es su preferido de St!gma— mientras estos suben hacia la mejilla de Jaehee y este asiente en respuesta.
Taeyang lleva la mano hasta la nuca y la entierra entre los mechones. Sulli aguanta la respiración al ver cómo Jaehee cierra los ojos ante el contacto. El chico da un paso hacia delante y queda fuera de plano un poco más, aunque todavía se aprecia la postura de su cuerpo. Se abrazan y ella está a punto de hiperventilar.
—La mánager nueva no puede vernos —susurra Taeyang.
Sulli da un respingo cuando oye el inconfundible sonido de un beso.
—Estoy cansado…, Tae… —Su voz se escucha entrecortada, como si respondiera con demasiada intensidad—. Solo quiero estar contigo.
La imagen de ellos desaparece en ese momento, reemplazada por una pantalla en negro en la que puede leerse: «Compártelo».
Sulli observa el reflejo de sus ojos mientras el acelerado latido de su corazón lo ocupa todo.
Viernes 7 de septiembre
11:20 p.m.
Casa St!gma — Habitación de Jaehee y Taeyang
Los dedos de Jaehee se entrelazan con los suyos y Taeyang lo siente temblar. Atrae al chico contra su cuerpo, dejando que descanse contra su torso al mismo tiempo que lo envuelve en un abrazo. Jaehee se tensa y se remueve unos segundos hasta que termina relajándose y apoyando la cabeza en su hombro, sin apartar la mirada de la televisión.
Puede que sea la quinta vez que ven esa película en lo que va de semana, pero a Taeyang no le importa repetir las veces que sean necesarias. Big Fish nunca falta en sus vidas cuando Jaehee se siente inquieto.
Se respira paz en la habitación, pese a que ninguno de los dos se olvida por completo de la locura desatada afuera. Se consuela pensando que la situación se va calmando poco a poco, por eso es importante que Taeyang siga esforzándose al máximo en el trabajo. Puede ser una simple aparición pública en un café, una sesión de fotos para Central City o una comida con Arem y dos mánager como acompañantes.
Reposa la cabeza sobre la coronilla de Jaehee cuando este se gira para darle un beso en la mejilla. Taeyang contiene el aliento. Parece mentira que lleven años juntos porque aún se le acelera el corazón con algo tan simple. Mira a su novio en la penumbra de la habitación y no le pasa desapercibido que tiene los ojos llorosos de nuevo.
Inclina la cabeza hasta que sus frentes se rozan. El chico mueve la mano para recolocarle una de las patillas de las gafas, pero los dedos permanecen más tiempo del necesario en su piel.
Ese mediodía ha sido Taeyang quien ha propiciado los besos, pero ahora es Jaehee el que ladea el rostro, haciéndole una caricia en la nariz con la propia antes de tomar sus labios con delicadeza. Empieza siendo un roce suave, su lengua le delinea la boca antes de encontrarla con un suspiro de alivio.
El temblor de la mano permanece en los dedos de Jaehee mientras los desliza por su cuello hasta llegar a la nuca, y se vuelve más dubitativo al rozar la piel bajo la suave tela del pijama.
—Tranquilo —susurra Taeyang, aún contra sus labios.
Los nota suaves, pese a estar mordidos y cortados. Le cuesta mantenerse quieto, pero espera. Jaehee suelta una risa baja e inquieta y el otro le aprieta los dedos para hacerle saber que no ocurre nada si interrumpen el beso.
—No hago más que acordarme del día en que nos conocimos —dice Taeyang con calma.
—¿Sí? —pregunta Jaehee mientras juega con el puño de la manga de su pijama.
—Cuando el mánager Cheol nos estaba presentando, no dejabas de observarme y yo no podía devolverte la mirada porque estaba demasiado nervioso. De hecho, casi vomito allí mismo el desayuno que mi madre me había obligado a tomar aquella mañana.
La risa de Jaehee se vuelve más relajada. Seguramente, recuerde al Taeyang con el pelo más corto de la cuenta y una mirada demasiado intensa que llegó desde otra compañía para terminar su formación.
—Ry me había hablado de ti y eras el último que entraba en el grupo —se excusa Jaehee.
—Lo sé, pero ¿te acuerdas de lo que me dijiste?
—¿Que no compartieras litera con Ry porque daba patadas? —pregunta el chico provocando la risa del otro.
—Aparte, aunque fue el mejor consejo que me pudiste dar. Me refiero a que no tenía que sentirme solo porque estaríais conmigo, que, pese a que fuera el nuevo, cuidaríais de mí —susurra Tae con una sonrisa.
Le acaricia el cabello cuando Jaehee baja la cabeza, avergonzado repentinamente por sus propias palabras. En otro momento, lo abrazaría con todas sus fuerzas y lo llenaría de besos por lo adorable que es, pero Taeyang tiene miedo de ponerlo nervioso.
—Sigo pensando igual —dice Jaehee a media voz.
—Yo también. —Tae le levanta la barbilla con dos dedos y se detiene para acariciarle el cuello con delicadeza, sonriéndole—. No estás solo.
La sonrisa de Jaehee se vuelve tibia y se echa hacia delante para rodearle la cintura, escondiendo su rostro en el hueco del cuello.
—Gracias —murmura contra la piel, provocándole diminutos escalofríos.
Taeyang lo acoge entre los brazos sin llegar a estrecharlo demasiado. Lo siente pequeño y vulnerable, como si fuera una hoja meciéndose a merced de un viento muy fuerte.
Viernes 7 de septiembre
11:30 p.m.
Apartamento Iseul
Después de su primer día en la casa de St!gma y en las oficinas de Nowadays Entertainment, tiene la sensación de haberse quedado sola. Esos chicos consiguen llenar el espacio y hacerse con todo sin darse cuenta. Suerte que su madre al teléfono ocupa su atención mientras ella entra en casa.
Hace malabarismos para mantener el móvil contra el oído y el par de bolsas que ha comprado en el súper más cercano a su casa. El cajero de siempre se ha reído cuando le ha contestado a su madre que no había comprado un cargamento de chocolate al tiempo que pasaba varias tabletas por el lector de productos.
—No, mamá, no voy a preparar ramen instantáneo para cenar, ya sé que me sienta pesado —asegura poniendo los ojos en blanco—. Por cierto, ¿qué tal se lo están pasando los tíos en la playa?
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