[…] cuando se le preguntó si creía que la masticación de coca era perjudicial para la salud de los pueblos indígenas de las tierras altas Fonda respondió enfáticamente que masticar las hojas a diario no sólo perjudicaba su salud ‘sino que también es la causa de la degeneración racial en muchos núcleos de población y el declive que muchos habitantes indígenas e incluso mestizos exhiben visiblemente en ciertas zonas del Perú y Bolivia’. (El Comercio, 1949, citado en Warren, 2018, p. 37).
A pesar de que la posición final de la Comisión fue muy diferente, claramente dio la impresión de que había llegado con fuertes preconcepciones sobre el problema en cuestión. Tal vez involuntariamente, la Comisión terminó convirtiéndose en un actor activo en el debate nacional sobre la coca en Perú.
El orden del día de la Comisión fue muy intenso. Tuvo contactos con las autoridades centrales de ambos países, los funcionarios de enlace designados por esos gobiernos, las autoridades locales, cívicas y militares, la profesión médica, los farmacéuticos y académicos, los productores de hoja de coca y con la SPY en Bolivia, las autoridades religiosas y misioneras, los representantes de la opinión pública interesados en el problema de la hoja de coca, la Comisión Peruana y participaron en conferencias y en un simposio internacional sobre biología de gran altitud. La Comisión viajó extensamente principalmente a regiones cultivadoras y consumidoras de coca de ambos países.
El informe es muy completo. Explica las características de los quechuas y aimaras, los principales grupos étnicos de ambos países, sus condiciones higiénicas, vivienda, educación, acceso a la atención médica, nutrición, el estado de la investigación nutricional en ambos países y el papel de la asistencia extranjera. Además, contiene un extenso trabajo sobre la coca y su masticación: métodos de consumo, cantidades de coca masticada y de cocaína absorbida diariamente, y el uso de álcalis para aumentar la extracción de cocaína. Los efectos de la masticación incluyeron la concentración de cocaína en la sangre, la desintoxicación y excreción; la hoja de coca y la fatiga, el hambre y la sensibilidad; alteraciones físicas en la circulación sanguínea, alteraciones respiratorias de las membranas mucosas, piel y dientes, alteraciones físicas producidas especialmente por el abuso crónico de la masticación; degeneración de la raza, cretinismo, crecimiento, epilepsia, enfermedades hepáticas, alcoholismo y una discusión sobre si la masticación de hoja de coca era un hábito o una adicción.
Tratando de hacer frente a los debates políticos peruanos, la Comisión dedicó un capítulo a la conexión entre la masticación de hojas de coca y la vida a grandes altitudes que abarcaba la investigación médico-biológica, las condiciones fisiológicas generales del hombre andino residente en zonas altas en comparación con el hombre blanco aclimatado. Los temas estudiados abarcaron la fertilidad, el cambio de excitabilidad farmacológica, la adaptación del hombre andino a gran altitud y el papel de la coca en esa adaptación.
La Comisión examinó la relación entre la masticación de coca y las condiciones de vida de los mineros y los trabajadores agrícolas. Exploró las condiciones laborales, algunas de las creencias prevalecientes como la negativa de los trabajadores a trabajar a menos que se les diera coca, las costumbres de los indígenas con respecto al uso de la coca en las celebraciones navideñas, las muertes, las tareas agrícolas, las enfermedades y las prácticas mágicas.
La Comisión también trató de analizar los aspectos sociales y económicos de la masticación y se sorprendió por las terribles condiciones de vida de los nativos, identificó los efectos sociales nocivos de la masticación de coca y puso de relieve algunos aspectos económicos, como el aumento a corto plazo de la capacidad de trabajo, pero significativamente menor productividad a largo plazo generada por la falta de concentración y el aumento de los accidentes de trabajo.
También indagó cómo eran los sistemas utilizados para cultivar la coca, las leyes laborales pertinentes, el valor de la producción de coca, la posibilidad de encontrar cultivos sustitutivos y estableció algunos principios sobre los que podrían basarse la limitación de la producción de hoja de coca y el control de su distribución. La Comisión obtuvo varias conclusiones importantes:
En primer lugar, reconoció la complejidad del tema de la masticación de coca que debía considerarse no como un fenómeno aislado, sino como consecuencia de las condiciones sociales y económicas en las que vivían grandes sectores de la población de Perú y Bolivia. En segundo lugar, señaló que la cocaína hace que la masticación de coca sea riesgosa, pero “en la actualidad no parece que la masticación de la hoja de coca pueda considerarse una adicción a las drogas en el sentido médico” (ONU, 1950, p. 93). Esta conclusión se basó en la definición de adicción del Comité de Expertos de la OMS sobre Drogas Susceptibles de Producir Adicciones:
Definición de adicción a las drogas.
Habiendo examinado la solicitud de la Comisión de Estupefacientes, el Comité redactó la siguiente definición de ‘adicción a las drogas’:
La adicción a las drogas es un estado de intoxicación periódica o crónica perjudicial para el individuo y para la sociedad, producida por el consumo repetido de una droga (natural o sintética). Sus características incluyen:
1) Un deseo o necesidad abrumadora (compulsión) para seguir tomando el medicamento y obtenerlo por cualquier medio;
2) Tendencia a aumentar la dosis;
3) Una dependencia psíquica (psicológica) y a veces física de los efectos de la droga. (OMS, 1950).
En tercer lugar, siguiendo la definición, la Comisión observó que “la masticación de la hoja de coca no es una adicción (toxicomanía), sino un hábito. Sin embargo, puede convertirse en una adicción, pero generalmente puede superarse” (ONU, 1950, p. 93).
En cuarto lugar, encontró efectos nocivos de la masticación de coca:
1) Inhibe la sensación de hambre y por lo tanto mantiene, por un círculo vicioso, un estado constante de desnutrición.
2) Induce cambios indeseables de carácter intelectual y moral en los individuos. Esto es especialmente claro en casos excepcionales, y se discute mucho hasta qué punto esto es general. Ciertamente dificulta las posibilidades del masticador de obtener un estándar social más alto.
3) Reduce el rendimiento económico del trabajo productivo y, por lo tanto, mantiene un bajo nivel de vida económico (Ibídem).
En quito lugar, identificó que la coca tiene vitaminas, pero:
[…] de ninguna manera sería aconsejable suministrar estas vitaminas por medio de la masticación de hojas de coca, es decir, junto con la sustancia tóxica, la cocaína. Por lo tanto, la masticación de hojas de coca no puede considerarse en modo alguno como un sustituto de una dieta adecuada. (Ibídem, p. 94).
En sexto lugar, descartó la necesidad de masticar coca a gran altitud tanto para los no nativos como para los amerindios, negando que hubiera evidencia de que formaran un fenotipo humano diferente. Argumentó que
[…] la solución del problema implica dos aspectos fundamentales y paralelos: en primer lugar, la necesidad de mejorar las condiciones de vida de las poblaciones entre las que masticar coca es un hábito generalizado; y en segundo lugar, la necesidad de iniciar simultáneamente una política gubernamental para limitar la producción de hoja de coca, a fin de controlar su distribución y erradicar la práctica de masticarla. (Ibídem).
En séptimo lugar, señaló que la masticación de coca podía ser erradicada si las condiciones en las que se originó el hábito se modificaban adecuadamente, pero
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